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Alberto Gómez, el visionario detrás del Jardín Botánico del Quindío

Lea a continuación la historia del jurista y ambientalista que creó el Jardín Botánico del Quindío y se convirtió en referente internacional en conservación.

Alberto Gómez, fundador del Jardín Botánico de Quindío. | Foto: cortesía - Alberto Gómez

Durante más de cincuenta años, Alberto Gómez Mejía, abogado y ambientalista, ha dedicado su vida a construir uno de los espacios de conservación más emblemáticos del país: el Jardín Botánico del Quindío, hogar de un reconocido mariposario con más de 1.500 ejemplares. Su aporte ha sido tan significativo que recibió el Premio Whitley, conocido como el “Óscar de la conservación”.

Gómez, nacido en Armenia hace 77 años, creció observando insectos y plantas en el patio de su casa, sin imaginar que ese interés infantil se convertiría en su proyecto de vida. Aunque estudió Derecho y fue alcalde de Armenia, su camino regresó a la naturaleza cuando su amigo Jesús Idrobo le sugirió crear un jardín botánico. Esa idea terminó por definir su destino.

El origen del Jardín Botánico de Quindío y la resiliencia que lo sostiene

En 1979, tras superar dificultades económicas y logísticas, Gómez fundó el Jardín Botánico del Quindío en un bosque premontano con 500 especies de plantas nativas, 180 aves y, por supuesto, el mariposario de 860 metros cuadrados. Desde entonces trabajó allí 38 años sin recibir salario, entregando incluso sus bienes personales para sostener el proyecto.

Como no podría ser de otra forma, una de sus grandes pasiones es la Magnolia hernandezii, conocida como molinillo. Su madera resistente se volvió símbolo de la fuerza del equipo del jardín, especialmente durante la pandemia, cuando el cierre al público puso en riesgo la operación. Gracias a la venta de plántulas y al apoyo de donantes, lograron mantener el espacio y continuar con sus labores de conservación.

Esa crisis, lejos de apagar su impulso, le permitió terminar su libro Delincuencia ecológica y decidirse definitivamente a vivir dentro del jardín, al que él llama “paraíso quindiano”.

Su legado para la conservación en Colombia

Su impacto traspasa las fronteras del Quindío. Como jurista, Gómez impulsó la Ley 299 de 1996, que protege la flora nativa y regula los jardines botánicos. Además, recibió múltiples reconocimientos, incluido un doctorado honoris causa en Ciencias Ambientales.

Hoy continúa soñando y trabajando. Actualmente lidera la creación de un Centro de Reproducción de Mamíferos para salvar fauna regional y propone declarar la Magnolia hernandezii como árbol insignia del Quindío. Su determinación demuestra que la conservación es un trabajo de constancia, visión y amor por la tierra.

Alberto Gómez es uno de los 100 Nuevos Líderes de Colombia: