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Manuel Gaona fue asesinado dentro del Palacio de Justicia por el M-19: Mauricio Gaona en 6AM (II)

En los 40 años de la toma del Palacio de Justicia, Mauricio Gaona enfrenta a quienes tratan de tergiversar la verdad, recalca el carácter terrorista de la acción del M-19 y analiza la falta de carácter de Belisario Betancur.

No manipularán más el legado del magistrado Manuel Gaona Cruz: su hijo, Mauricio Gaona en 6AM (I)

Pablo Escobar financió la Toma del Palacio de Justicia

Está clarísimo, más allá de las piruetas verbales que se hagan, de la pirotecnia y la argumentación falaz, que el M-19 en ese momento cometió un acto terrorista y que fueron terroristas los miembros de esa organización que se tomaron el Palacio de Justicia. Pero ¿Quién los financió? ¿Lo pagó Pablo Escobar o no?

Absolutamente. Se trataron de generar dudas sobre eso, pero ya mirando todas las piezas instrumentales en Colombia y también otras que había, por parte del gobierno de Estados Unidos, que recién se hicieron públicas, se confirmaron. Existió un periodista muy valiente, que fue tal vez de los primeros que lo denunció. Porque es que una cosa es escribir un libro sobre el Palacio de Justicia veinte años después y otra cosa es escribirlo cuando Pablo Escobar estaba vivo. Este periodista, creo que está vivo, un periodista de la escuela de don Guillermo Cano, que trabajó con él, que era un periodista de El Espectador y como autor escribió un libro que se llamaba “Los jinetes de la cocaína”. Su nombre era Fabio Castillo. Él hizo una de las investigaciones más completas sobre la relación entre guerrilla y carteles de la droga y la clase política colombiana de la época. Pero ya desde esa época, él denunció que esto había sido financiado por Pablo Escobar. Pues imagínense hacer eso en la época en que el libro fue publicado, en el 87. Creo que fue el único periodista que sobrevivió a Escobar. Y después de eso, pues obviamente, los hallazgos de la Comisión de la Verdad.

Pablo Escobar

Nosotros hicimos una triangulación más completa, obviamente con el lugarteniente de Pablo Escobar (alias “Popeye”), con su declaración que también está ahí, tanto la que rindió oficialmente como la que rindió de manera virtual. Están ahí las entrevistas donde él claramente cuenta cómo se hizo y por qué la plata no se encontró. Pero igualmente en la triangulación criminal, pues porque estas cosas no se saben sino a través de las personas que reciben eso, entonces no se puede esperar que sea una persona que esté digamos en el lado legal, porque esto obviamente fue un crimen. Es un concierto para delinquir y ese concierto para delinquir hay que triangularlo a través de los participantes del concierto.

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Aparece la otra fuente, que es Carlos Castaño, quien cuenta y también confirma ese concierto para delinquir, en ese libro que escribió muy bien Mauricio Aranguren, que se llamaba “Mi confesión”. Y fíjese que estamos hablando ya de gente de Pablo Escobar con los paramilitares. Y también se triangula con Martín Lázaro, que era el líder guerrillero que no alcanzó a entrar al Palacio de Justicia, pero que rindió una declaración lo suficientemente clara, que está ahí, ustedes la pueden leer, sobre esos dineros de Pablo Escobar, confirmando la recepción de esos dineros por parte del M-19, siendo que él lideraba uno de los grupos que iba a entrar.

Y también, obviamente, hay relaciones de miembros de la guerrilla, del mismo M-19, que reconocen esa relación que hubo con Pablo Escobar. Y después aparece el mismo Pablo Escobar, en una carta que hizo con huella digital y firma. Esa carta se la dirigió al director de la Policía Judicial de Colombia en 1990, el primero de mayo. Y esa carta la publicó el periódico El Tiempo en primera plana. Ahí la pueden leer y se pueden dar una idea. Años después, el embajador de Estados Unidos en Colombia, Charles Gillespie Jr, hizo una declaración ante los archivos diplomáticos del Departamento de Estado, confirmando la relación de Pablo Escobar en la toma del Palacio de Justicia.

Imagen tomada de www.manuelgaonacruz.org

La información que ellos tenían, (…) incluso ha establecido, da unos detalles muy puntuales, antes y después de la toma, y además se refiere a la ejecución de los magistrados dentro del Palacio de Justicia. Y como si fuera poco, pues el propio vicepresidente de los Estados Unidos, George Bush, confirmó también esa relación entre narcotráfico y guerrilla. Eso fue publicado en The New York Times y en la prensa internacional. Todas esas declaraciones han sido traducidas, están disponibles en la página web y la gente puede darse una idea.

Imagen tomada de www.manuelgaonacruz.org

Y, finalmente, pues la Comisión de la Verdad, que fue establecida por la Corte Suprema de Justicia de Colombia, que dirigieron tres expresidentes de la Corte Suprema de Justicia, con una línea diferente a las que acabo yo de señalar, llegó a la misma conclusión. Entonces, las fuentes que confirman ese financiamiento son muchas. Y una muy simple, es que yo quiero que los colombianos entiendan la historia que les han tratado de vender por cuarenta años, a ver si, si tiene sentido.

Mire, el noviembre de 1985, de acuerdo con los informes del Departamento Antidrogas de los Estados Unidos, que están publicados ahí, Pablo Escobar controlaba del 75 al 85 por ciento de la cocaína que entraba a los Estados Unidos. El Cartel de Medellín, solamente. Y el 65 por ciento de la droga que entraba a Europa. Yo no le puedo dar la cifra en billones de dólares, lo que eso representa. Pero esos informes concluían, de diferentes organismos de inteligencia internacional, que Pablo Escobar, en noviembre de 1985, era el criminal más rico de la tierra y que el Cartel de Medellín era el sindicato criminal más poderoso del mundo. En ese momento.

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Segundo punto: ¿qué ocurrió el 6 de noviembre? ¿Qué era inusual el 6 de noviembre? El 6 de noviembre solo había una sala en sesión. Era la Sala Constitucional. Perfecto. Cuatro miembros de la Sala Constitucional: Manuel Gaona Cruz, Carlos Medellín Forero, Ricardo Medina Moyano y Alfonso Patiño Rosselli. ¿Qué estaban haciendo los cuatro? Decidiendo la constitucionalidad, o mejor aún, la exequibilidad de la ley que aprobaba el tratado de extradición entre Colombia y los Estados Unidos. Una vez más. Y esa ley 27 de 1980, de ese tratado que se firmó en el 79.

¿Qué está haciendo Manuel Gaona Cruz? Era el magistrado ponente. Estaba el uso de la palabra, confirmado por el secretario de la Sala Constitucional, cuando empezaron las balas. Tanto que algunas balas rozaron las sillas de donde ellos estaban sentados y tuvieron que suspender la sala y botarse al suelo.

Entonces llegó la guerrilla exactamente en el momento en que estaban decidiendo la suerte del negocio más rico del mundo

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en ese momento, y la suerte del criminal más poderoso en el mundo, porque Escobar era uno de los principales en la lista de extraditables. ¿Qué más? ¿Qué otro indicio le puedo dar? Pues que, contrario a las narrativas de que fue los militares, no:

Manuel Gaona Cruz no estaba amenazado por los militares. Manuel Gaona Cruz estaba amenazado por Pablo Escobar

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Las cartas están publicadas ahí, las cartas son muy claras. Los mensajes que nos mandaba a nosotros. Al suscrito lo grabó la gente de Escobar. A mí me grabaron de niño conversando con mis compañeros de colegio y le mandaban esos audios, y a mi hermano también, y se los mandaban a mi papá, a la Corte y le decían “¿le suenan familiares? Eso Escobar lo hacía todo el tiempo. En las cartas Escobar le dice: “usted es el cerebro de la extradición… en la extradición, usted es el más importante”. Todo lo estoy diciendo con comillas. Esas cartas fueron publicadas en la Comisión de la Verdad. Yo le entregué los originales de esas cartas a la Comisión de la Verdad. Yo entregué esas pruebas directamente a ellos. ¿y cuál es la última? “Hemos notado que usted no acepta nuestra posición. damos por enterado que usted acepta nuestra declaración de guerra”.

Imagen tomada de www.manuelgaonacruz.org

Entonces, ¿Qué es una declaración de guerra de Escobar? Pues ahí también están los crímenes que cometió para no ser extraditado.

Manuel Gaona Cruz estaba amenazado hasta los dientes. Era el magistrado más amenazado en Colombia por Pablo Escobar

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Obviamente con los miembros de la Sala Constitucional. Incluso los de la Sala Penal, porque después iba a llegar allá, pero más la Sala Constitucional, que era la que estaba decidiendo. Y Manuel Gaona Cruz, porque, además, fue el autor de la tesis intermedia.

La tesis intermedia era una elaboración de derecho constitucional comparado de mi padre, en la que también llegaron a participar los otros miembros de la Sala Constitucional, porque al final fueron todos unánimes en esa posición y la llevaron a la Sala Plena y vencieron. Esa tesis decía que, con base en el derecho internacional, que es la Convención de Viena, artículos 6 y 11, una vez se efectuaba el canje de notas diplomáticas entre el Departamento de Estado y la Cancillería colombiana (un requisito), el tratado entraba en vigencia. Y una vez el gobierno colombiano, a través del Congreso, aprobaba una ley y esa ley la firmaba el presidente, el tratado se desnacionalizaba. Era la palabra que mi padre usó en la sentencia número diecinueve del 21 de marzo de 1985 y, luego, en su salvamento de voto del 3 de junio de 1985, dos días antes que el abogado de Escobar colocara la última demanda en la secretaría de la Corte. Todo eso está ahí en la página web.

Imagen tomada de www.manuelgaonacruz.org

Esa posición hizo que en las cuatro veces que Escobar demandó eso, se declarara, y esa es la frase de mi padre: “el tratado ley es plenamente constitucional”. Pueden ver la decisión de mi padre también en esa página web. Entonces, él era el obstáculo de Pablo Escobar. Tanto que en las cartas le decía: “no aceptamos que salga a defender tesis distinta”. Pues, ¿cuál era la tesis de él? La tesis intermedia. A la de la declaratoria de inconstitucionalidad de la ley y del tratado. Entonces, lo que les han dicho a los colombianos es esto: que el día que se decidía la suerte del criminal más poderoso de la tierra, no solo de Colombia, del sindicato y del negocio más rentable del mundo, en 1985, ese día, el mismo criminal que puso la demanda, que estaba decidiendo esa sala a esa hora con el magistrado que había tumbado esa extradición varias veces, con los magistrados que se habían opuesto, después de todo lo que hizo Escobar, que nos tenía amenazados, nos hacía inteligencia... el día que él sabía que él iba a tener ese negocio, ese día él no tuvo nada que ver. Se puso a ver televisión. ¡Estos fueron otros que entraron y los guerrilleros eran víctimas! Mire, esa historia solo se la creen los niños.

Le puedo asegurar, y cualquier persona que viaje a Francia o a los Estados Unidos, se dará cuenta de que, en la memoria constitucional y diplomática de esas naciones.

El Palacio de Justicia fue tomado por el M-19 con el apoyo de Pablo Escobar. De eso no hay absolutamente ninguna duda

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Eso está en todos los archivos diplomáticos de estas naciones. Pero en Colombia, de nuevo, por la manipulación de la historia, sobre todo ahora que se está tratando de reescribir y hace que las personas olviden el nexo causal entre el M-19 y Pablo Escobar, pues es parte de esa historia, ¿no?

El vergonzoso rol del presidente Betancur

¿Cómo juzga usted a Belisario Betancur? ¿Le faltaron pantalones? ¿Le faltó carácter? ¿Qué le faltó?

A Belisario Betancur le faltó ética de Estado, carácter, humanidad y decisión

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Una cosa es no negociar el Estado, eso yo lo entiendo. Pero otra cosa es olvidarse de la vida de los civiles. Ellos eran personas inocentes. Esa es su responsabilidad, incluso bajo la constitución de 1886. Y déjeme ver, yo me acuerdo, artículo 19 y artículo 120. Esos dos artículos configuran la responsabilidad del presidente en ese caso. Uno, es responsable por la vida y honra de los colombianos. Y que yo sepa, los magistrados y las personas que estaban en ese baño y en esa Casa del Florero, eran colombianos.

La posesión de 1982, en la que asumió Belisario Betancur como presidente de la república, fue la primera que termino en el Palacio de Nariño

Dos, era también comandante o dirigía las Fuerzas Armadas de la nación. Y en una declaración que él hizo ante la Comisión de la Verdad, que está ahí publicada, claramente la respuesta que él da cuando la comisión le pregunta es que el manejo exclusivo de la institucionalidad y de los operativos estuvo a cargo exclusivamente del Ejército. Esa no es la respuesta de un jefe de Estado y un comandante en jefe. Esa es una respuesta por la cual la historia lo ha juzgado muy duro y lo seguirá juzgando muy duro. Hubo un vacío de poder constitucional.

En cuanto a la censura de prensa, pues eso sí es aún más garrafal. Una censura confirmada en la Comisión de la Verdad. Es que el informe de la Comisión de la Verdad puede ser inconveniente, le pueden faltar una que otra cosa, pero fue un informe muy importante que ya no se puede repetir, porque ellos indagaron todas las líneas; no todas las investigaciones hicieron eso. La de la Fiscalía solo se enfocó sobre las Fuerzas Armadas. La Comisión de la Verdad es el único informe que analizó la línea del narcotráfico, la línea de la guerrilla, la línea del Ejército y la línea del gobierno. Y a cada uno le atribuyó responsabilidades históricas institucionales que son innegables.

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Ya cuando salió, obviamente era inconveniente para todos y todos salieron a atacarla. Pero eso es la verdad, es que la verdad suele ser muy inconveniente. Y allí se asignaron, precisamente, las responsabilidades del gobierno: un vacío constitucional e institucional sin precedentes e imperdonable. No tanto por no pasar al teléfono (al presidente de la Corte Suprema, Reyes Echandía), sino por no hacerse cargo de los operativos para que cesara el fuego.

Cesar el fuego no significa subyugar al Estado. Cesar el fuego significa salvar la vida de los rehenes

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Fíjese usted este ejemplo que le doy. El presidente Jimmy Carter, cuando ocurrió la toma, creo que fue en la embajada de Múnich, si usted recuerda, en los Juegos Olímpicos, había cuatrocientos o algo así, no me acuerdo cuál número de americanos civiles ahí. Era un número grande, ¿no? Tal vez menor. Pasaron cientos de días, con el ejército que tiene los Estados Unidos. Hubiera podido también entrar y hacer lo que quisiera. Simplemente primó la vida de los civiles. Entonces, esa no es una forma de subyugar el Estado; es una forma de hacer respetar la ley y el derecho, sobre todo cuando está en vilo la vida de los representantes de una de las ramas del poder público. ¿Qué peor mensaje que el de dejar que simplemente nos rescaten con cañonazos y granadas? La verdad, no tiene mucho sentido común y añade a la barbarie, y ha permitido, obviamente, al otro lado, utilizar eso como para manipular la historia, porque, pues, repito, cada uno tuvo una responsabilidad indudable.

¿Hay alguien que los represente a ustedes, a las víctimas del Palacio de Justicia, a las familias? ¿Hay una persona que sea representante exclusiva?

No, pero digamos que le entiendo la pregunta. Yo entiendo que hay personas que… Todos hemos padecido la pérdida de un ser querido, y quiero ser aquí justo, porque sería incapaz de entrar a interpretar eso. Pero entiendo que hay una señora de nombre Helena Urán Bidegain, me parece. Creo que es la hija del abogado asistente del Consejo de Estado, que ustedes conocen como magistrado auxiliar. (…) Sí, ella ha tratado de tener ese rol y, con el debido respeto, pues eso termina hoy. Manuel Gaona Cruz no tiene ese representante. No creo que sea la representante de todas las víctimas. Tiene su causa y su lucha, pero ya estuvo bien de usar el nombre de Manuel Gaona Cruz para otras causas. Yo creo que Manuel Gaona Cruz tuvo sus representantes, aquí estamos.

Mi padre tenía un dicho muy típico, que la periodista Diana Saray Giraldo escribió muy bien en un artículo sobre él en Ámbito Jurídico, que se llamaba “La sencillez de la genialidad”, creo que era el título. Era este aforismo que tenía mi padre: las tres fuentes de la vida para mi padre eran sembrar un árbol para dejar raíces, escribir un libro para dejar escuela y tener un hijo para no desaparecer jamás. Aquí estamos sus hijos. Hemos guardado silencio, hemos dejado que se manipulen… incluso, tal vez uno que otro miembro de la familia se buscó para que declarara cosas en contra de mi padre. O, no sé, que manipularan parte de esa historia. Pero ya estuvo bien. Ya estuvo bien.

Nosotros hicimos este trabajo serio y le puedo asegurar que esas personas que tienen derecho a su dolor. Nosotros también tenemos derecho a nuestro dolor y nadie distinto a sus hijos representan a Manuel Gaona Cruz. El suscrito, mi hermana, etcétera, pero hasta ahí va. Entonces, esto es un documento, no para esas personas, que seguramente, lo utilizarán de otra manera una vez más, sino es un documento para las generaciones futuras. Es un mensaje, porque nosotros no vamos a estar para siempre.

La vida es un proceso menos largo de lo que parece. Yo solamente quería (hacer esto) en uso de mis facultades, mi experticia en derecho constitucional, internacional y en derechos humanos. Tal vez yo terminé estudiando esto en la vida porque fui víctima de una gran violación de derechos humanos, de muy joven, y creo que me correspondía parte de, de mi profesión entregarle eso a las generaciones futuras. Tal vez no tenga yo el poder de persuasión con columnistas o, yo no sé, a través de otros medios para que cuenten una historia que nunca existió. Pero como hijo de Manuel Gaona Cruz, creo que me corresponde decir la verdad. Es lo que mi padre hubiera hecho.

Él era un hombre de principios, era un hombre íntegro, contrario a como hoy se quiere presentar. Era un hombre valiente

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Cuando esa noche, y le cuento esto como un poco más de evidencia personal, si me lo permite... Tres días antes de la toma del Palacio de Justicia, y esto tal vez le explica a usted el carácter de Manuel Gaona Cruz, ¿qué estaba haciendo Manuel Gaona Cruz? La última carta de Pablo Escobar, mandó varias, pero la última llegó ese viernes. Es que la toma fue un miércoles. Yo no me acuerdo exactamente la fecha (de la llegada de la carta), tiene que ser como un primero de noviembre, algo así. Ese viernes en la tarde, sí recuerdo, nosotros regresábamos de la escuela y teníamos escoltas por todos lados, en el colegio, en la casa, etcétera. Y por fuera estaba el anillo de la policía. Pero llegamos y, aunque teníamos toda esa protección, llegaban los mensajes de Escobar en sobres. Él se las ideaba para (hacer) llegar eso.

Y llegó ese último sobre y venía adentro una hoja en blanco con un escapulario. Nada más, la hoja en blanco. Mi papá sintió que ese ya era el mensaje final

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Y entonces, al día siguiente, él colocó una denuncia penal contra Los Extraditables ante el juzgado, me parece, 71 de instrucción criminal. Eso era lo que estaba haciendo Manuel Gaona Cruz. Fíjese que no estaba denunciando al Ejército, ni nada de eso. No, él estaba más enfocado en Escobar, porque era el que lo estaban amenazando a él. Y ya el domingo, pues decidió llevarnos, yo tal vez le conté eso a un periodista de El Tiempo hace muchos, muchos años. Estaba muy joven. Decidió llevarnos al lugar donde creció, a la casa donde creció, al lugar donde conoció a mi mamá (donde se conocieron), al colegio donde estudió el bachillerato, pues obviamente con todos los escoltas. Y finalmente fuimos a los jardines de la Universidad Externado, donde dictaba clases.

Imagen cedida por Mauricio Gaona

Ya estaba muy melancólico. Yo creo que él ya presentía sus horas finales. Él perdió un amigo muy querido para él, que era Rodrigo Lara Bonilla, hacía meses, en relación con el Palacio de Justicia, creo que un año o algo así. Él pensaba que le iba a pasar algo similar, que era de pronto en el carro, saliendo de una oficina; siempre andaba muy nervioso por eso. Y tal vez cometió ese error estratégico: que el día del Palacio de Justicia, por pensar en nosotros, nos dejó dos escoltas en la casa que estaba mi hermanita menor, que era una bebé, y mi otro hermano menor, pues dejaba a otro, más la policía; uno que se quedaba con mi mamá y él solo se llevó dos, o sea, el conductor que tenía un arma y otro. Si se los hubiera llevado todos dos, no sé si hubiera tenido mejor chance. Además, porque había una guardia que cuidaba supuestamente el Palacio de Justicia, tal vez lo hizo también por eso. Pero a él le preocupaba que fuéramos nosotros o que fuera él, entonces esa preocupación era latente.

Pero ya al final, esa noche, ese martes, la única cosa que Manuel Gaona Cruz hizo fue trabajar como desde las seis de la tarde, recuerdo, incansablemente en su ponencia de la extradición. Él estuvo escribiendo en esa máquina Olivetti, porque yo me dormí con el sonido del traqueteo, esas máquinas hacían mucho ruido, como hasta las tres de la mañana. A mí siempre me dio mucho pesar, porque dije: durante esa toma sin sueño, etcétera; él ya iba sin sueño porque estaba trabajando en su ponencia y se fue a las ocho de la mañana.

Pero a los colombianos les digo esto: cuando con mi hermano le preguntamos a mi papá quién era Pablo Escobar, pues porque ya era una cosa evidente para nosotros, no podíamos salir de la casa o jugábamos fútbol en la sala porque es que no se podía salir.

Él nos dijo que (Pablo Escobar) era un criminal que se quería tomar el país y que eso él no lo podía permitir y que lo querían obligar a hacer algo que iba en contra de sus principios

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y que eso nunca lo iba a hacer, por ningún motivo, nos dijo. Y que algún día lo íbamos a entender. Después de esa charla, que fue muy dura, esa última mañana, el miércoles 6 de noviembre, como a las ocho y diez de la mañana, después de que nos dio las once para el colegio, él se despidió con un beso de mi madre y de nosotros. Pero esa imagen jamás se me olvidará.

Él llevaba la ponencia de extradición bajo el brazo. Eso se fue a hacer, a defender la Justicia, el Estado de Derecho. Hoy a Manuel Gaona Cruz se le quiere presentar de muchas maneras, hasta creo que hay narrativas de amigo de Almarales. Sí, hasta casi como terrorista o guerrillero. Se está atacando al magistrado de muchas maneras ahora…

La película que distorsiona el carácter de Gaona Cruz

Hay una película donde desdibujan también el carácter y la responsabilidad y la entereza de su padre. ¿Qué pensar de esa película?

No hay mucho que decir realmente, porque, pues, no sé si sea solamente eso. Creo que vienen varias cosas en ese sentido. Cada noviembre sale una narrativa diferente. Yo le llamo a esto “narrativas del olvido”. No, no vale la pena ni mencionarlo realmente. Simplemente diría que, por las personas que lo conocieron… los miles de estudiantes que él educó de muchas universidades… el país lo conoció y los magistrados que siguieron su jurisprudencia en Colombia y en otros países, porque llegó a ser doctrina constitucional en otros países de América Latina, pues saben quién fue él. Pero la forma de medir el carácter de un hombre es por sus actos. Y en eso coinciden Martin Luther King, Platón y Abraham Lincoln.

Imagen cedida por Mauricio Gaona

La extensión de un hombre se mide con el tiempo por sus actos. ¿Y cuál fue el último acto de Manuel Gaona Cruz? Enfrentarse a la organización criminal más poderosa del mundo, al criminal más poderoso del mundo, y no irse. Irse ese día a hacer su trabajo. ¿Cuál era su trabajo? Hacer respetar el Estado de Derecho en Colombia, la Constitución y la ley. No importaba el precio. A pesar de que su familia le pidió que no lo hiciera, porque se lo pedimos, no lo queríamos perder. A pesar de que era un hombre de 43 años con una niña de diez meses recién nacida, sin embargo, lo hizo. Y esa no es la marca de una persona que no sea valiente. Esa es la marca de un patriota, si usted me pregunta.

(Esta es una nota transcrita de la entrevista con Mauricio Gaona, sin mayor edición. Lo más natural posible. Cualquier duda sobre un pasaje específico, debe ser contrastado con el audio y video originales.)