No manipularán más el legado del magistrado Manuel Gaona Cruz: su hijo, Mauricio Gaona en 6AM (I)
En los 40 años de la toma del Palacio de Justicia, Mauricio Gaona enfrenta a quienes tratan de tergiversar la verdad, recalca el carácter terrorista de la acción del M-19 y analiza la falta de carácter de Belisario Betancur.
No manipularán más el legado del magistrado Manuel Gaona Cruz: su hijo, Mauricio Gaona en 6AM (I)
El abogado y catedrático Mauricio Gaona defiende el legado de su padre, Manuel Gaona Cruz, magistrado asesinado en el Palacio de Justicia por el M-19. Presenta una sólida y completa página web (www.manuelgaonacruz.org), que recopila su historia y la de otros mártires de la Justicia, en los 40 años del Holocausto. Historias y verdades que el país ha conocido con artificios, engaños y manipulaciones. Entrevista exclusiva con Gustavo Gómez, director de 6AM:
¿Por qué construyeron esta página alrededor de Manuel Gaona Cruz? ¿Cuál es la finalidad?
Si el memorial de agravios al Holocausto de la Justicia se escribiera cuarenta años después, tendría que titular “El turno es para la verdad”. Y creo que ya estuvo bien de manipular la historia, de utilizarla; estuvo bien de los sesgos, estuvo bien de reconstruir o tratar de reescribir o editar los crímenes contra la humanidad que allí se cometieron y las violaciones de derechos humanos. Nos pareció que, teniendo en cuenta la manipulación que se ha ejercido en torno al homicidio de Manuel Gaona Cruz, al asesinato de Manuel Gaona Cruz, tratándolo de sacar del Palacio de Justicia para regresarlo después (las diferentes teorías y rumores que han existido), pues era necesario hacer claridad, porque muchos de los testigos presenciales, de las personas que realmente saben lo que ocurrió, han fallecido, poco a poco, y se hizo un trabajo juicioso con ellos antes de que partieran, y con las pruebas.
Decidimos investigar las investigaciones, investigar los rumores, las fuentes, los orígenes, y nos dimos cuenta que era necesario dejar para la historia un récord público en defensa de la memoria colectiva de la nación, que ha sido manipulada, repito, y que explica en gran medida por qué en Colombia la historia es el presente interminable y no llegamos a un futuro diferente. Por eso la hicimos, por mérito de la verdad, y es como un mensaje para las generaciones futuras. No tanto para quienes han manipulado la historia, sino, más que todo, para los jóvenes, porque les están contando una historia que no ocurrió.
La página sobre su padre y el Holocausto del Palacio de Justicia es un trabajo de muchos años, que requirió de las competencias de expertos. Esto no salió de una manga, esto no salió de la chistera del mago. ¿Cuántos años de trabajo en esta página?
Pues yo comencé a colectar la evidencia mientras las personas estaban llegando a darnos el sentido pésame. Y lo recuerdo mucho: ese jueves 7 de noviembre, como a las siete de la noche, ya la casa de mi padre estaba llena. Yo tenía la suficiente edad, pero me había marcado mucho que la noche anterior él estuvo escribiendo en esa máquina, una máquina Olivetti 67, de esas de metal grandotas que hacían un ruido tremendo.
Y en sus últimas horas Manuel Gaona Cruz estuvo escribiendo su ponencia de extradición hasta la madrugada
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Pero en esa época, usted entenderá que no había computadores, se usaban hojas de papel carbón para las máquinas. Entonces, él tenía una caja de madera al lado del escritorio donde colocaba sus ponencias, las copias de las ponencias. Y yo lo primero que colecté fue obviamente su ponencia de extradición. Fue la primera pieza de evidencia. Y desde entonces seguí colectando y colectando información y evidencia, dejando que las autoridades investigaran.
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Quisimos esperar, e incluso como familia, que terminaran todas las investigaciones, por respeto también a las otras víctimas y a la verdad. Y ya cuando observamos la manipulación política, judicial, burocrática y la explotación económica de la situación, pues dijimos, es hora de poner todo junto. Hace unos ocho años, con la asistencia de muchos expertos y, naturalmente, con el trabajo del suscrito, muy dedicado, en forma silenciosa, estuvimos trabajando esto y llegó el momento de contar quién fue Manuel Gaona Cruz y qué fue lo que verdaderamente le ocurrió.
El M-19 asesinó a Gaona Cruz
Hay muchos interrogantes alrededor de ese episodio oscuro del Holocausto del Palacio de Justicia. Es innegable que su padre, como otros juristas y otros trabajadores de la Justicia, resultaron inmolados, pero hay diferencia en la forma de la inmolación. ¿A su padre lo asesinaron?
Sí, claro.
El crimen de Manuel Gaona Cruz es uno de los crímenes más inconvenientes de la toma del Palacio de Justicia
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Es la víctima más conocida del M-19, a pesar de los esfuerzos que se han hecho para sacarlo de ese contexto. Y es también el crimen más probado, contrario a los rumores que han tratado de negarlo. Sí, él fue asesinado. Él estaba amenazado directamente por Pablo Escobar, por el Cartel de Medellín, por Los Extraditables. En sus cartas y declaraciones, ellos le dijeron: “usted ha aceptado nuestra declaración de guerra”, dado que no estaba dispuesto a cambiar su posición sobre la extradición.
Las amenazas eran continuas, nos llegaban todo el tiempo y, naturalmente, él sabía que eso se venía.
Obviamente, mi padre fue ejecutado por el M-19 cuando ya no había ninguna opción para que existiera negociación
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Cerca de la una de la tarde del jueves 7 de noviembre, cuando ya todo para esa organización estaba perdido, no había ninguna necesidad de ejecutarlo, era el último magistrado de la sala constitucional que quedaba vivo. Y fue ejecutado en forma atroz, con testigos presenciales: seis testigos y tres más que después vieron sus heridas, que lo vieron muerto, antes de salir ellos del Palacio de Justicia. Entonces, no hay ninguna duda. Normalmente, si tiene suerte, usted tiene para un crimen un testigo que lo presenció. En este caso hubo seis, más de media docena, y todos declararon bajo la gravedad del juramento, una y otra vez lo mismo, sin que fuesen desacreditados ante ninguna autoridad nacional o extranjera. Tal vez en columnas de opinión, pero no ante las autoridades judiciales de Colombia.
Imagen cedida por Mauricio Gaona
Con ese material testimonial tan importante, ¿es posible determinar a ciencia cierta hoy, cuarenta años después, exactamente quien asesinó a su padre?
Sí, es muy fácil. Esta página iba a ser inicialmente un libro. Incluso se hizo en tres idiomas; el libro iba a estar disponible en inglés, en francés y en español. Pero se llevó a una página por el material audiovisual, incluso la voz de Manuel Gaona está ahí (en sus clases). También los documentos que el público tal vez no haya visto, documentos importantes que fueron desclasificados por el Departamento de Estado, que hoy hacen parte del archivo de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, y las voces del pasado. Esas voces están ahí, cada una tiene su fotografía al frente, con lo que declararon bajo la gravedad del juramento. En esta página web van a encontrar esas voces. Hechos.
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Aquí no hay interpretaciones. Las interpretaciones las podemos hacer los dos en este diálogo o en las columnas de opinión que de pronto yo escriba. Pero esto se hizo también con un grupo de historiadores, de manera que se removieron todas las opiniones personales. Solo hay hechos con su respectiva referencia, donde puede verificarse cada hecho y la gente se va a dar cuenta básicamente de lo que ocurrió. La idea es que cada persona se forme su propia opinión. Nosotros buscábamos la verdad, nada más que la verdad y solamente la verdad. Si el responsable era el Ejército, lo íbamos a denunciar. Existieron rumores e indicios en ese sentido. Se analizaron. Realmente, no. Ya más adelante hablaremos, pero realmente no, era imposible. Realmente fue el M-19.
¿Alguien en especial jaló el gatillo?
Por supuesto. Lo que ocurre ya hacia el final de la toma es cuando les ordenan a ellos salir. Uno de los testimonios más relevantes es el de José Gabriel Salom Beltrán, que era un magistrado auxiliar del Consejo de Estado. En ese momento, Andrés Almarales le ordena a mi padre… (…) la gente, al visitar la página web, se dará cuenta de que incluso los testimonios de todos coinciden, casi incluso en las mismas frases. Eso se llama una muleta del recuerdo muy fija. Los testigos quedaron impactados… mi padre toma de la mano al doctor Salom; va de la mano, cogido de la mano. Va liderando el grupo de renes hacia el hall, de la salida del baño, y detrás de ellos viene el conductor de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Reina. Y viene también el doctor Tapia Rocha, el magistrado Hernando Tapia Rocha, el magistrado Nemesio Camacho, el magistrado Montoya Gil…
Todos ellos tenían un flanco visual absoluto de lo que ocurrió y cada uno en su momento relató cómo lo ejecutaron. Almarales estaba posicionado cerca de mi padre, con otro guerrillero. Eso coincide con los estudios balísticos que se analizaron no solamente en Colombia, sino en Estados Unidos. Esos estudios balísticos externos y balísticos asimétricos, es decir, sobre todo el espacio, coinciden con la necropsia, que indica que fue una ejecución a treinta centímetros de distancia, treinta y un centímetros para ser exacto. A él le dispararon en la sien izquierda, en la parte de atrás de la nuca y en el omoplato izquierdo.
Imagen cedida por Mauricio Gaona
Es decir, las personas tenían que estar ubicadas (como lo concluyó el Tribunal Especial en su momento y la Comisión de la Verdad, y los juzgados que investigaron el crimen, los pocos que investigaron el crimen) al lado y detrás, que coincide con la narración de todos los testigos, de nuevo con las pruebas balísticas y con las pruebas periciales practicadas.
En un momento, mi padre, ya cuando se da cuenta, Almarales le dice: “siga, siga avanzando, grite que si no cesa el fuego los vamos a matar”… le dice eso a mi padre. En ese momento, tenga en cuenta que José Gabriel Beltrán lo tiene cogido de la mano. Es que esto no es una cosa que nos contaron. Y ya en ese momento mi padre se da cuenta cuál es la intención de Almarales y mi padre se voltea y le dice: “esto no puede ser, ustedes nos van a sacar a fuego cruzado; nosotros no les vamos a servir de carne de cañón”. Y Almarales le grita: “siga, moviéndose; yo necesito que ustedes salgan, porque voy a utilizar sus cuerpos para que los vea el Ejército. Se los voy a lanzar al Ejército para que deje de disparar”.
Ya al último momento, mi padre le dice: “así no vamos a salir, ustedes van a cometer un asesinato, yo no me muevo de aquí”. En ese momento, Almarales da la orden, dice: “acaben con estos… utiliza la palabra que calificamos como HPs, perdóneme la expresión, para no utilizarla, pero está en el récord. “Acaben con estos”, y él, y otro guerrillero, le disparan a mi padre. De todos modos, una sola arma no podía causar las tres heridas de bala.
Hay una reconstrucción forense de la escena del crimen que ustedes podrán ver en la página web, escena por escena. Se utilizaron las técnicas más avanzadas, que se utilizan en los laboratorios digitales del FBI de los Estados Unidos, y con la reconstrucción de las inspecciones judiciales realizadas en marzo de 1986 por el Juzgado 77 de Instrucción Criminal de Bogotá, con la tecnología que hoy tenemos, porque en esa época las hacían en lápiz; ahora las podemos hacer en inteligencia artificial, incluso levantamos los planos del baño, sabemos dónde estaba cada persona y todo lo que ocurrió.
Después de que le dispara Almarales, mi padre cae encima del doctor José Gabriel Beltrán. Él sobrevivió a la toma. Jorge Reina, el conductor, vio cuando uno de los guerrilleros se acercó y lo ejecutó por detrás, además de los disparos de Almarales. El doctor Hernando Tapias también lo vio. Él claramente testificó, incluso hizo un diagrama y dijo “Manuel Gaona salió por aquí y aquí le dispararon”, porque a los que iban saliendo por ese punto les iban disparando. El doctor Nemesio Camacho, magistrado también de la Sala Civil, vio cuando un guerrillero sacó un revólver y le disparó, así lo declaró. Este testimonio fue confirmado por su secretaria, Lucía Bermúdez, y además de eso, él le cae encima al doctor Salom Beltrán y recibe toda la sangre de mi padre. Y está debajo del cuerpo de mi padre por 45 minutos, suficiente tiempo para declarar, como él lo hizo en varias oportunidades, desde la primera declaración ante la Procuraduría Delegada de la Policía Judicial, en el 86, hasta el Juzgado 77 de Instrucción Criminal, incluso hasta la Comisión de la Verdad.
Él llegó a declarar ante la Comisión de la Verdad y siempre se ratificó en cada una de sus declaraciones con exactitud en eso. Estuvo 45 minutos y sintió ya el cuerpo frío de mi padre, sin vida. Y, después, Almarales ordenó que los lanzaran, como se los había prometido, y los lanzaron hacia el lado de las escaleras. Pero como mi padre estaba por encima, lanzaron primero a mi padre y luego lanzaron al doctor Salom Beltrán. Él cayó esta vez encima de mi padre. Ahí estuvo 15 minutos más antes ya de terminar la Toma y él comenzara a descender. Él recibió impactos en las piernas, pero no en la parte de arriba, porque le cayó mi padre. Esto es más fácil visualizarlo en la página web, porque ahí está la reconstrucción forense de la escena del crimen y se puede visualizar exactamente, punto por punto como, cómo se hizo. Es www.manuelgaonacruz.org
La Toma fue un acto de terrorismo
Vivimos una época del mundo al revés, en la cual a veces los delincuentes terminan convertidos en héroes y los héroes en delincuentes. Y eso lo estamos viendo alrededor de todo este fenómeno del M-19, del Holocausto del Palacio de Justicia, y a veces tratan de vendernos ideas como de que quienes son responsables, en primer lugar, de la Toma y del Holocausto, los miembros del M-19, pues estaban en una actitud casi que patriótica que deberíamos aplaudir. ¿Por qué esta distorsión de la verdad? ¿Qué hay detrás de esto?
Hay muchos intereses en conflicto a través de la historia del Palacio de Justicia, pero el caso de Manuel Gaona Cruz es supremamente inconveniente. Tal vez en Colombia estamos acostumbrados a la violencia, pero yo alguna vez les planteaba a estudiantes, tanto en Estados Unidos como en Canadá: cierren los ojos, les voy a contar una historia. En este lado del océano, atacar una institución civil, donde hay personas desarmadas, independientemente de si es un motivo político o no, es una violación del derecho internacional, es un acto de terrorismo. En sociedades donde se manejan las nociones del derecho civilizado, del derecho internacional… y se asesina a un magistrado de la Suprema Corte. Imaginemos la Suprema Corte de los Estados Unidos, o que se hace lo mismo en la Corte Suprema de Justicia de Canadá, para el ejemplo que yo citaba.
Naturalmente que es un crimen atroz, sobre todo en la forma en que a él lo asesinaron, cuando las últimas palabras de la víctima precisamente le están diciendo al que lo va a asesinar “ustedes van a cometer un asesinato”. Y le dicen que van a arrojar su cuerpo. Ya se puede analizar por qué lo hace un crimen atroz y un crimen de lesa humanidad. Esa narrativa perjudicaba muchísimo las carreras políticas de quienes eran indirectamente o estaban conectados a la organización. También era necesario en Colombia un proceso de desmovilización del M-19 y un asesinato de esa naturaleza, de un juez de la Corte Suprema, pues era una pieza muy incómoda para ese proceso, en un momento en que se necesitaba esa desmovilización, porque el país atravesaba por una situación de orden público muy delicada.
También estaba obviamente el contexto de Pablo Escobar, que llegó a someter al Estado colombiano, hasta llegar a poner las condiciones de cómo entregarse, y qué leyes le aplicaban y qué leyes tenían que eliminarse (entre ellas la prohibición constitucional a la extradición). Y también era inconveniente para las personas que tienen ciertos procesos y que han buscado notoriedad utilizando el caso de Manuel Gaona Cruz. Se ha hecho lo imposible para utilizar el caso de Manuel Gáona Cruz y decir: “esto fue lo que pasó”.
Entonces, la necesidad de sacarlo del Palacio de Justicia es de muy temprano. Se iniciaron esos rumores para sacarlo del Palacio de Justicia, porque si usted saca a Manuel Gáona Cruz del Palacio de Justicia, pues ya no lo mató el M-19. Es una regla entre simple y directa.
Siempre existió esa narrativa de tratar de quitar esa responsabilidad al M-19. Es parte del legado histórico de una sociedad que nunca aprendió de su historia
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que es la sociedad colombiana. Por eso es que estamos viendo, y repetimos esos ciclos, candidatos presidenciales siendo asesinados; el narcotráfico encima del Estado, casi subyugando el Estado otra vez. Cuarenta años después no aprendimos la historia y no la aprendemos porque no nos la permiten aprender, porque la reescriben, porque la editan, porque la manipulan. Y no asumimos las responsabilidades.
Incluso las personas que participaron de una forma u otra han hecho todo para echarse la culpa los unos a los otros. Yo no estoy diciendo aquí, y hay que hacer la salvedad de manera importante, que la culpa exclusiva es del M-19. Yo diría, por el juicio de la historia
Tanto el M-19 como el Ejército cometieron crímenes contra la humanidad y violaciones al derecho internacional humanitario, pero distintas
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Y que incluso el Gobierno también tuvo unas fallas constitucionales y violaciones al derecho internacional gravísimas. Cada uno tuvo una responsabilidad, pero en el caso de Manuel Gaona Cruz, es indudable que el M-19 lo asesinó y lo asesinó en forma atroz.
La responsabilidad de la Fuerza Pública
Todo el mundo tiene una responsabilidad en esto, todos los participantes: los que comienzan la Toma, los que hacen la Retoma, los que disparan en el escenario de la Justicia más plomo del que nunca se había disparado combatiendo a la guerrilla a campo abierto. El caso de la Fuerza Pública, puede ser especialmente doloroso, en el sentido de que el M-19 era un grupo al margen de la ley, delincuentes con algún carácter político, pero delincuentes y transgresores de la ley, mientras que la Fuerza Pública no tiene ese carácter. ¿Doloroso encontrar en toda esta investigación, que está en la página sobre su padre, parte de esa responsabilidad de los militares?
Sí, claro, porque la idea era también ser objetivos. Hay una responsabilidad, pero yo siempre hago una salvedad en la historia. Uno no puede decir, ya cuarenta años después… eh… hablar del Ejército como institución, porque, pues, también hay muchachos que ni siquiera habían nacido y están sirviendo en las Fuerzas Militares. Entonces, no puede uno culpar a la institución completamente. Pero sí al mando operativo del Ejército. Enfrentaron responsabilidades por las cosas que hicieron, gracias a una investigación seria que se adelantó en ese sentido.
No podemos olvidar a los desaparecidos de la cafetería y la lista de once desaparecidos del Palacio de Justicia. (El mando) enfrentó responsabilidades ante la justicia ordinaria colombiana. Incluso hubo un pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en cuanto a esos desaparecidos. Claro, Manuel Gaona Cruz no hace parte de esa lista de desaparecidos. De los rumores sí, pero no de la lista.
Imagen cedida por Mauricio Gaona
Y digamos que, si le puedo ejemplificar al público de manera muy sucinta, sería de esta manera: la Convención de Ginebra, que aplica para la protección de civiles en conflictos armados internos, de 1949, tiene una serie de catálogos y de impedimentos y también de prohibiciones. En el caso del M-19, una muy sencilla: el derecho internacional. La Corte Penal Internacional de Justicia, los Tribunales Internacionales de Justicia, establecen que la toma de renes es una violación al derecho internacional. No importa si usted dice que es por el motivo político X o Y. No, ahí no dice, la norma nunca dice: “ah, pero si es político, lo puede hacer”. No. La Corte Suprema de Justicia es una institución civil, bajo el derecho interno, las normas del derecho consuetudinario y el derecho internacional público y de los tratados internacionales suscritos por Colombia. Lo es como lo es un hospital.
Un ataque a una institución civil, donde hay población desarmada, inicia el rubro de lo que se puede llegar a considerar como una violación al derecho internacional, pero también al derecho internacional humanitario, al principio de distinción. Existe una obligación de distinguir entre los combatientes y los civiles. Esa violación, obviamente, la cometió en primer término el M-19, porque los magistrados no son combatientes, y los servidores que estaban en el Palacio de Justicia no son combatientes. Entraron disparando, entraron matando; violaron el derecho internacional.
En el caso de las Fuerzas Armadas, este es el único caso, y entiendo porque hubo una censura, como lo explicó uno de los testimonios más celebrados del Palacio de Justicia, el de Yamid Amat. Está allí, obviamente, en el documento que presentamos, pero como él lo explicó muy bien, la censura significó de muchas formas la muerte de la Corte. Y obviamente, pues el objetivo era el cuarto piso y el narcotráfico estaba detrás. Yo estoy totalmente de acuerdo con Yamid Amat en ese punto.
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Pero si usted toma un tanque de guerra, independientemente de cuál es su explicación, y utiliza un tanque de guerra y le dispara a una Corte Suprema de Justicia donde hay cuatrocientos renes adentro, y quien está dirigiendo el mando operativo dice “yo no tengo conocimiento de rehenes”… Yo no sé quién está ahí o quién no está ahí, pero está disparando un tanque de guerra contra un muro donde puede haber civiles adentro. Esa es la comisión de un crimen contra la humanidad, en vivo y en directo. Que en Colombia haya habido formas de eludir esa responsabilidad tiene más que ver con falencias del sistema jurídico y procesal y constitucional colombiano, que con falencias del derecho internacional público.
Sobre la forma en que se ejecutó al magistrado Manuel Gaona Cruz, la Corte Penal Internacional y el Tribunal Internacional Criminal de Yugoeslavia tienen una jurisprudencia muy rica sobre eso. Establece que el crimen contra la humanidad, que en la lengua española se denomina de lesa humanidad, pero en inglés release crimes against humanity, estos crímenes pueden ocurrir así solo haya una víctima, que no es el caso del Palacio de Justicia, siempre y cuando se haya preseleccionado el grupo de víctimas y ocurra ese asesinato dentro del ataque a esa población civil. ¿Cuál era el grupo preseleccionado? Tomarse la Corte, porque ahí estaban los magistrados. Supuestamente que para hacerle un juicio al presidente.
Imagen cedida por Mauricio Gaona
Sin embargo, no se le olvide que, dentro de las principales propuestas o demandas, y están ahí en el documento, las pueden ver, se le hace la trazabilidad completa a la relación entre narcotráfico y guerrilla. Se pueden dar cuenta de que una de las principales demandas es la extradición. En el momento en que Manuel Gaona Cruz estaba al uso de la palabra, en la Sala Constitucional, declarando una vez más que el tratado de extradición con los Estados Unidos, la ley aprobatoria, era totalmente constitucional. Entonces, se configuraron todos los elementos, más el nexo causal. Para no extenderme, simplemente invitaría a las personas que tienen curiosidad para saber cómo se configuró el crimen de lesa humanidad en este caso, acudir a la página web, porque ahí están los antecedentes y un análisis obviamente más, más complejo, que es un poquito más técnico.
Clic aquí para la parte II de la entrevista.
(Esta es una nota transcrita de la entrevista con Mauricio Gaona, sin mayor edición. Lo más natural posible. Cualquier duda sobre un pasaje específico, debe ser contrastado con el audio y video originales.)