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Café Lomalinda: un sueño familiar que florece con sostenibilidad

Una finca que nació como un lugar de descanso se convirtió en la semilla de un sueño mayor: Café Lomalinda. Hoy, este proyecto familiar no solo produce café de origen, también impulsa el desarrollo de su comunidad y cuida la tierra que lo vio crecer.

Cortesía : Shutterstock

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Colombia - El mundo es nuestra casa, historias que inspiran:

Hace veinte años, la familia detrás de Café Lomalinda compró un terreno en la vereda San Isidro Bajo, en Cundinamarca, pensando en un refugio campestre, pero la historia tomó otro rumbo cuando la Federación Nacional de Cafeteros impulsó un programa para cultivar café. Con el apoyo técnico y las primeras plantas, nació la idea de ir más allá de un cultivo tradicional: construir una finca que produjera café de calidad y que, además, generará impacto en su región.

Poco a poco, la familia fue ampliando la tierra hasta alcanzar cerca de 70 fanegadas. Y no se quedaron solo en sembrar: instalaron su propio beneficiadero, despulpadora, molino y hasta una tostadora. Así, controlaron todo el proceso del grano, desde la mata hasta la taza.

El esfuerzo pronto fue reconocido. Gracias a su trabajo en conjunto con la Corporación Autónoma Regional del Guavio (Corpoguavio), Café Lomalinda fue reconocida como un negocio verde por el Ministerio de Ambiente, un sello que respalda su compromiso con la sostenibilidad.

Pero no todo fue sencillo. Con el crecimiento llegó también un reto: la baja rotación de productos y un flujo de caja limitado. Fue entonces cuando decidieron cambiar de estrategia. El café empezó a llegar a tiendas en Bogotá, Chía y Cajicá. Y con esa expansión, surgió la idea de diversificar: a la venta del café se sumaron productos de la canasta básica, desde huevos y pollo hasta queso artesanal, todos ellos adquiridos directamente a familias campesinas de la región.

Además, la finca se ha convertido en una fuente de empleo estable. Hoy trabajan allí cinco empleados fijos, diez personas más apoyan en ventas durante ferias y seis adicionales se suman en épocas de producción. Un equipo que, más que trabajadores, son aliados en la construcción de un proyecto que beneficia a toda la comunidad y no deja atrás el cuidado del entorno.

La sostenibilidad es parte de su ADN. En Café Lomalinda evitan insecticidas, producen compost y abonos propios, y hasta sus envases son reutilizables, promoviendo la economía circular. El mensaje es claro: cuidar la tierra asegura el futuro del café y de quienes lo cultivan.

Y si la sostenibilidad empieza en el campo y se fortalece con las personas, también llega a quienes disfrutan el café. Otro pilar de Lomalinda es la promoción del consumo responsable. No se trata solo de vender productos, sino de invitar a las personas a elegir alimentos orgánicos, saludables y elaborados de manera consciente. La filosofía de la finca es que cada compra sea también un aporte a la salud, al bienestar y al medioambiente.

En este camino, la tecnología ha jugado un papel clave. Gracias al apoyo de Davivienda, a través de la app DaviPlata, el emprendimiento encontró una manera eficiente de gestionar sus transacciones y pagos. Esta herramienta ha permitido que el negocio sea más ágil, amplíe su alcance y fortalezca su logística, demostrando que la tradición puede convivir perfectamente con la innovación.

Hoy, Café Lomalinda es mucho más que una finca: es la historia de cómo un sueño familiar puede transformarse en un proyecto que genera empleo, impulsa a productores locales y apuesta por la sostenibilidad. Un ejemplo de cómo el café, símbolo de Colombia, puede ser también motor de comunidad y de cuidado ambiental.

Esta es una iniciativa de Davivienda, Colombia es Nuestra Casa, hagámosla más próspera, incluyente y verde.

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