Luis Ofrady Sarta, el luthier de los violines protagonistas del Festival Petronio Álvarez
Su acercamiento al violín llegó de manera inesperada. Hoy, los finos instrumentos que fabrica son considerados los “Stradivarius del Cauca”

Luis Ofrady Sarta, el luthier de los violines caucanos
09:20
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Durante gran parte de su vida, Luis Ofrady se dedicó a las labores agrícolas en su finca. Sin embargo, a los 50 años encontró un nuevo reto que le ha traído alegrías y reconocimientos, construir violines de guadua. Con paciencia e investigación, en gran parte autodidacta, logró dar forma a sus primeros instrumentos.
“En el año 2015 llegó como turista a la finca de mi hermano el maestro Luis Carlos Ochoa. Él habló sobre los violines de guadua y del impacto que habían tenido en Europa. Me pusieron el reto y yo no sabía qué era un violín, mucho menos uno hecho en guadua. Empecé el proceso sin encontrar información y poco a poco inicié a diseñar y a formar la guadua. Con el tiempo descubrimos que detrás de este instrumento había una historia impresionante que se remonta a la época de la esclavitud”, cuenta Sarta.
Su curiosidad fue clave en el proceso de aprendizaje: “Cuando empecé, miraba los violines y me preguntaba por qué sonaban. Les ponía espejitos por dentro para entender su construcción y lograr que produjeran sonido”, recuerda. Don Luis empezó a experimentar y, con ensayo y error, fue puliendo su técnica de elaboración.
Con paciencia y dedicación, desarrolló su propio proceso: seleccionar guaduas -en su reserva forestal ubicada en la vereda San Pedro, en Santander de Quilichao, al norte del Cauca- elegir los tallos en el punto exacto de madurez, inmunizarlos durante varios días y dejarlos secar a la sombra durante años, hasta alcanzar la sonoridad adecuada. Para don Luis, no se trata de fabricar objetos decorativos, sino de crear instrumentos técnicamente funcionales y dignos para los músicos del Pacífico
Hoy, Luis Ofrady Sarta es reconocido como el luthier que da nueva vida al legado de los violines caucanos, un símbolo de resistencia, tradición y arte. El reconocimiento llegó pronto. Sus violines de guadua, de forma semicilíndrica y con un sonido más potente, comenzaron a ser solicitados por agrupaciones tradicionales.
Fue así como varios grupos de Santander de Quilichao, entre ellos Palmeras, Folclor de Mi Pueblo y Mavichi, empezaron a utilizarlos y alcanzaron los primeros lugares en el Festival Petronio Álvarez. Desde entonces, sus creaciones no solo han brillado en escenarios nacionales, sino que también han viajado como piezas de colección a distintos países de América Latina y Europa.



