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Estas son 4 de las mejores experiencias de adrenalina que puede vivir en su próximo viaje a Cusco

Dentro de los turistas que van a Perú, es popular decir que un viaje al Valle Sagrado es una transformación interior.

Cusco, Perú, imagen de referencia (Getty Images).

Cusco, Perú, imagen de referencia (Getty Images). / Piero Damiani

Para empezar, vale la pena resaltar que el territorio denominado como el ‘Valle Sagrado de los Incas’, ubicado a tan solo una hora y media de Cusco, Perú, es un destino que combina historia, naturaleza y aventura en un entorno de profunda espiritualidad.

Este lugar está rodeado por imponentes montañas y atravesado por el río Urubamba, además, invita a una conexión única con la esencia de los Andes. Aquí, los visitantes pueden recorrer ancestrales centros arqueológicos como Pisac y Ollantaytambo, donde la ingeniería incaica aún sorprende al mundo.

Cabe destacar que en este territorio es posible convivir con comunidades locales que conservan vivas sus tradiciones, su lengua y sus oficios ancestrales.

Adicionalmente, para los amantes de la adrenalina, el valle ofrece experiencias inolvidables. Por ejemplo, vuelos en parapente sobre los paisajes montañosos, rutas de ciclismo de montaña que cruzan caminos incas, caminatas hacia miradores naturales como el de Moray, y descensos en rafting por el río.

Cada actividad permite descubrir el alma de este territorio sagrado y deja una huella profunda en quien se atreve a explorarlo más allá de lo turístico. Se dice que un viaje al Valle Sagrado es una transformación interior.

Planes de naturaleza y agua

Para quienes buscan aventura y contacto directo con la naturaleza, recorrer Maras en bicicleta es una experiencia memorable. Esta localidad del Valle Sagrado ofrece rutas que atraviesan paisajes andinos de gran belleza, con cielos despejados y vistas imponentes.

Existen trayectos para todos los niveles: una ruta corta hasta el pueblo de Maras permite visitar la iglesia colonial de San Francisco; un recorrido de 8 kilómetros lleva hasta las milenarias Salineras, y una ruta más exigente de 13 kilómetros conduce hasta las terrazas circulares de Moray, una joya arqueológica que funcionó como laboratorio agrícola inca.

Por otra parte, para una experiencia más tranquila, la laguna de Piuray es el lugar perfecto. Allí, se puede practicar kayak o stand up paddle mientras se disfruta del silencio y la armonía del entorno montañoso.

Del mismo modo, operadores turísticos locales ofrecen paquetes que incluyen clases de yoga o cocina tradicional a orillas de la laguna, fusionando deporte, cultura y relajación en un mismo día.

Planes con velocidad y altura

Este territorio Inca es un lugar muy visitado, para quienes buscan experiencias cargadas de adrenalina. Una de las actividades más impactantes es el canopy o zipline, que permite deslizarse a gran velocidad por cables suspendidos entre montañas, cruzando valles y ríos desde alturas impresionantes.

Algunas rutas alcanzan más de 2.000 metros de recorrido, ofreciendo panorámicas espectaculares que combinan vértigo y belleza natural.

Otra aventura imperdible es la vía ferrata de Ollantaytambo, una ruta vertical equipada con peldaños de metal, escaleras y puentes colgantes, que asciende hasta 300 metros de altura.

Esta experiencia culmina con un emocionante descenso en rápel de 100 metros, ideal para quienes desean superar sus límites físicos y mentales. Acceder a este destino es más fácil de lo que parece: desde Bogotá, el vuelo a Perú toma solo tres horas, y hay conexiones rápidas hacia Cusco desde Lima o incluso vuelos directos desde Colombia.

Finalmente, vale la pena destacar que el Valle Sagrado puede ser una buena escapada, tanto para turistas aventureros de fin de semana como para exploradores amantes de la aventura.

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