Dr. Roch abre el corazón de la infancia con Mía y Max, su libro más personal

Sin embargo, su nuevo libro no está dirigido a ejecutivos, líderes ni adultos en crisis. Esta vez, su mensaje más profundo va hacia los niños… y hacia quienes aún recuerdan la voz que alguna vez les leyó un cuento.

Mía y Max: El Timo para Niños es el nuevo libro del Dr. Roch —nombre público de José Gerardo González Rocha—, un referente internacional en conducta humana y transformación emocional. Con una trayectoria de más de 30 años guiando a personas y organizaciones en procesos de cambio, este autor, conferencista y formador decidió hacer algo diferente: escribir un cuento para niñas y niños, con el corazón de un abuelo y la visión de un sabio.

La obra no es solo una historia encantadora, sino una propuesta educativa, emocional y transformadora. Mía y Max, los protagonistas, son dos niños comunes, con emociones profundas, preguntas grandes y desafíos pequeños que resultan universales. A través de una narrativa simple y amorosa, descubren una parte invisible de sí mismos: su Timo, una metáfora que representa su centro emocional, su fuerza interna, su sabiduría silenciosa.

“El Timo no es solo una glándula. Es la energía que te recuerda quién eres cuando el mundo te empuja a olvidarlo”, ha explicado el autor en entrevistas pasadas. Esta idea ha sido una constante en sus libros para adultos, como El Timo: Fábrica de Milagros, pero en Mía y Max, la adapta con ternura y claridad para lectores jóvenes, y también para los adultos que los acompañan.

En el prólogo del libro, Roch revela el origen íntimo de esta obra: sus nietas Inés y Emilia. Fueron ellas quienes, noche tras noche, le pidieron cuentos. No cuentos cualquiera, sino historias que las hicieran imaginar, sentir, y a veces… preguntar. “Descubrí que los niños no solo escuchan los cuentos. Los viven”, escribe. Y en esa observación, nació la idea de crear un relato que sembrara sabiduría desde los primeros años de vida.

El resultado es un libro ilustrado, suave y directo, que invita a los niños a reconocer lo que sienten, a validarlo y a comprender que su mundo interno es tan importante como el externo. En un momento donde la salud mental infantil se vuelve un tema cada vez más urgente, esta propuesta literaria llega como una caricia consciente al corazón de muchas familias.

“Mía y Max no es solo un cuento, es una herramienta”, afirma Roch. En efecto, cada capítulo abre una puerta para conversar con los niños sobre emociones como el miedo, la tristeza, la alegría, la empatía o la confianza. Lejos de moralizar o imponer conductas, el libro sugiere, propone, acompaña. A través de sus personajes, permite que niños y adultos se reconozcan en situaciones cotidianas, con respuestas reales y humanas.

El libro también destaca por su diseño accesible y cálido, ideal para ser leído en casa, en el aula o en terapias familiares. Las ilustraciones acompañan sin sobrecargar; los diálogos fluyen con naturalidad, y las reflexiones al final de cada capítulo permiten extender el mensaje más allá de la lectura.

Más allá del contenido, Mía y Max representa una apuesta por transformar la forma en que educamos emocionalmente. Para el Dr. Roch, no es suficiente enseñar a los niños a comportarse bien. Es necesario enseñarles a comprender lo que sienten, a expresarlo sin culpa y a confiar en su voz interna. “Un niño que aprende a escuchar su timo crece con menos miedo, menos culpa y más verdad”, afirma.

La propuesta no llega en un momento cualquiera. En medio de una generación de padres y madres que buscan hacer las cosas de manera distinta —más conectados, más presentes, menos autoritarios—, este libro se convierte en una herramienta valiosa para comenzar conversaciones esenciales: cómo ayudar a nuestros hijos a reconocer sus emociones, cómo permitirles nombrarlas sin castigo, cómo acompañarlos en lugar de corregirlos desde el juicio.

Pero Mía y Max también es una obra que toca a los adultos. En cada página, en cada frase, hay un eco que resuena con quien alguna vez fue niño y no supo cómo decir lo que sentía. Es una invitación a sanar a través de la ternura, a recuperar la confianza en que aún se puede hablar de lo que duele, y a reconocer que todos necesitamos que alguien nos mire con amor cuando no sabemos qué hacer con lo que sentimos.

El Dr. Roch, desde su rol de abuelo, escritor y guía, entrega en este libro su versión más íntima y luminosa. Y en tiempos de prisa, competencia y exceso de información, propone algo radical: sentarse a leer con un niño. Escucharlo. Preguntarle. Y quizá, volver a encontrarse con uno mismo en el reflejo de esos ojos pequeños y sabios que aún no han olvidado cómo sentir sin miedo.