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Alertan sobre especies invasoras en Antioquia y sus graves impactos en los ecosistemas

Las especies invasoras son el caracol gigante africano, el caracol de jardín, la rana toro, la monjita tricolor y guarami, monjita tricolor, ganso del nilo y chital.

Foto: cortesía.

Antioquia

La expansión de especies invasoras en Antioquia está generando serios impactos en los ecosistemas locales, afectando la biodiversidad, la economía y la salud humana. Estas especies de fauna no nativa, como el Caracol Gigante Africano, el Caracol de Jardín y la Rana Toro, han llegado al país con diversos fines, como consumo o comercio de mascotas, pero su rápida adaptación a los entornos locales y su falta de depredadores naturales los han convertido en una amenaza para las especies nativas y los cultivos.

“Son especies de fauna no nativa que han ingresado a nuestro país y que han generado graves daños a nuestros ecosistemas. Ejemplo de ellos tenemos el caracol gigante africano, caracol de jardín, la rana toro, la monjita tricolor, entre otras especies que han sido avistadas y que han generado graves daños en nuestros ecosistemas. “, explicó Olga Lucía Zapata Marín, subdirectora de Ecosistemas.

La situación es crítica, por ejemplo, el caracol gigante africano (Lissachatina fulica) ha sido catalogado como una de las 100 especies más peligrosas del mundo, gracias a su alta adaptabilidad y su dieta variada, que incluye plantas, follaje y materia fecal. Además de sus efectos sobre la flora y fauna nativa, este caracol es un vector de enfermedades peligrosas para los humanos, como la meningoencefalitis. Este patógeno puede transmitirse tanto por contacto directo con el animal como indirectamente, a través del agua o alimentos contaminados por su baba o heces.

Otro caso es el caracol de jardín (Cornu aspersum), que se introdujo al país en los años setenta como parte de la cría de caracoles para consumo humano. Aunque inicialmente fue visto como una oportunidad económica, hoy su rápida reproducción y voracidad están generando desequilibrios ecológicos en varias zonas de Antioquia. Su presencia en los cultivos representa una amenaza directa para la economía de los agricultores.

La rana toro (Lithobates catesbeianus) es otro ejemplo alarmante. Originaria de la costa este de Estados Unidos, esta rana es una depredadora voraz que consume peces, aves, pequeños mamíferos y otros anfibios nativos. Además, su llegada ha traído consigo enfermedades como el Ranavirus y el hongo Batrachochytrium dendrobatidis, infecciones mortales para especies de anfibios locales que no tienen resistencia contra estos patógenos. Su gran capacidad de reproducción y adaptabilidad la convierten en una especie con un alto potencial invasivo.

La monjita tricolor (Lonchura malacca), un ave introducida como mascota, también está causando problemas en el territorio. Esta especie se alimenta principalmente de arroz y sorgo, afectando los cultivos y desplazando a otras aves nativas que compiten por los mismos recursos. Además, su comportamiento gregario y su facilidad para adaptarse a distintos hábitats hacen que sea difícil controlar su expansión.

También, el langostino rojo (Procambarus clarkii), originario de Norteamérica, es particularmente dañino. Este crustáceo no solo compite por el espacio y alimento con especies nativas, sino que es portador de hongos y parásitos que podrían afectar directamente a la fauna local y a la salud humana. De rápida reproducción, su presencia en los ecosistemas acuáticos presiona a las especies nativas y puede llevarlas al borde de la extinción.

Además, el guarami piel de culebra (Trichopodus pectoralis), un pez originario de Asia, también representa una amenaza considerable. Su capacidad para sobrevivir en aguas con bajos niveles de oxígeno y soportar condiciones extremas lo hace altamente invasivo en el entorno colombiano. Este pez se adapta rápidamente y desplaza a especies nativas, afectando los ecosistemas acuáticos de manera drástica.

Otra especie que preocupa es el ganso del nilo (Alopochen aegyptiaca), un ave originaria de África que se ha introducido como animal ornamental en varias regiones. Su carácter agresivo le permite dominar áreas habitadas por aves nativas, alterando el equilibrio ecológico y presionando a otras especies locales. Además, su reproducción fuera de control y su capacidad de adaptarse a distintos ecosistemas representan una amenaza para la fauna y flora de la región.

Finalmente, el chital (Axis axis), un ciervo originario de Asia, está generando competencia directa con los ciervos nativos de Antioquia. Su gran tamaño y su capacidad de reproducción acelerada lo convierten en un rival poderoso, afectando el acceso a recursos alimenticios. Además, su presencia incide en la regeneración de los bosques, ya que consume plántulas en crecimiento, impactando así la flora nativa.

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Ante esta situación, las autoridades ambientales hacen un llamado a la comunidad para reportar cualquier avistamiento de estas especies invasoras. La pérdida de biodiversidad, el deterioro de los ecosistemas y los impactos económicos son algunas de las graves consecuencias de estas invasiones biológicas, por lo que es fundamental actuar para proteger los recursos naturales y la salud de los habitantes del territorio.