Aunque de por sí no se trate de un diagnóstico establecido por la comunidad médica, este hace alusión a un trastorno que comparten algunos científicos galardonados con el prestigioso premio del Nobel. El síndrome Nobel, también conocido como el efecto Nobel, la enfermedad de los Nobel o nobelitis, es una condición que no ha podido ser probada científicamente, pero que es bastante recurrente en las mentes más brillantes.

Sucede que las personas que se hacen merecedoras de este premio con frecuencia suelen creer que tienen poderes sobrehumanos y que como han sido premiados con la mayor de las distinciones que existen en el mundo pueden entonces hablar con autoridad sobre áreas que son ajenas a su conocimiento. Esto quiere decir que la nobelitis supone la idea de que ganarse el Nobel en una ciencia en específico también te hace inteligente en todas las demás ciencias habidas, cuando de hecho esto no es cierto.

Sin embargo, varios científicos que han sido Nobel en algún campo se atribuyen capacidades extraordinarias y que así como pudieron resolver grandes incógnitas sobre alguna materia en la que son especialistas también pueden hacerlo con otras materias que incluso les son desconocidas.

El investigador en neurociencias del Laboratorio de Ciencias Cognitivas y Neurológicas de la Universidad de Friburgo, Suiza, Sebastian Dieguez explicó en la BBC que: “Uno no esperaría que la gente verdaderamente inteligente haga cosas estúpidas. Pero el hecho de que existan científicos con un premio Nobel que son conocidos también por apoyar ideas extrañas y sostener creencias erróneas, pone en evidencia que hay una desconexión entre la inteligencia o el éxito científico y la racionalidad”.

Diferencia entre ser inteligente y tener pensamiento crítico

La estudiante de doctorado en psicología en la Universidad de Emory, en Estados Unidos, Shauna Bowes, explicó en BBC que la diferencia entre la inteligencia y el pensamiento crítico se basa en que la primera es una habilidad que ayuda a resolver problemas y adquirir información. Mientras que el segundo hace referencia a la manera con la que hacemos uso de la información el sentido que le damos.

Esto quiere decir que ser inteligentes no nos hace necesariamente buenos pensadores críticos. Bowes, afirma que el pensamiento crítico requiere de mucho más esfuerzo y por ende está bastante separado de la inteligencia. La inteligencia puede verse influenciada en panoramas más emocionales e intuitivos y con ello llevar a que la persona razone mediante prejuicios o atajos mentales, sin pasar estos dictámenes por una valoración estricta.

Cuando se habla de la enfermedad de los Nobel se está haciendo referencia a que los ganadores de este premio pueden a veces tener ideas descabelladas sobre otras áreas de conocimiento diferentes a las que ellos son expertos. Esto lleva a concluir que por más brillante que sea la mente humana, no se puede ser especialista en todos los campos.

Ejemplos de Nobelitis

Este trastorno puede compararse con un comportamiento narcisista, en donde las personas premiadas creen que tienen las capacidades mentales suficientes para resolver cualquier problema que se les plantee. Algunos ejemplos de ellos son:

Frederick Banting:

Este fue premiado con el Premio Nobel de Medicina en 1923 luego de que descubriera la insulina, la cual ayudo a tratar la diabetes en los pacientes. Sin embargo, luego de esto, el científico pensó que también podía descubrir la cura para el cáncer, cosa que no logró debido al poco conocimiento que tenía al respecto.

James Watson:

Premio Nobel de Medicina en 1962, obtuvo el galardón luego del hallazgo de la estructura en doble hélice del ADN, considerado uno de los mayores descubrimientos de la ciencia moderna. Watson causó polémica luego de que asegurara que las persona negras eran menos inteligentes que las blancas debido a factores genéticos. Y que las personas de las regiones cercas al Ecuador, debido a la exposición solar, tenían mayores impulsos sexuales.

Ivar Giaever:

Este físico ganó el Nobel en 1973 por su descubrimiento de fenómenos de túneles en sólidos. Fue criticado varias veces por su escepticismo frente al calentamiento global el cual calificó como un invento y una “nueva religión”.