Rendición de cuentas: una herramienta para la búsqueda de una educación de calidad

Colombia

Avanzar hacia una educación de calidad, es sin duda, una tarea y compromiso permanente del sector de la educación en Colombia, en el cual hay enormes retos para lograr una verdadera transformación de la sociedad.

Es por eso que, desde la academia, se busca analizar los retos que enfrenta el sistema educativo y plantear posibles estrategias que contribuyan a superarlos como parte de la apuesta para garantizar una mejor educación.

En Colombia se pretende avanzar de forma eficaz y eficiente hacia una educación de calidad, para lo cual se han implementado instrumentos de rendición de cuentas de tipo performativo, los cuales ponen especial énfasis en resultados académicos de las instituciones educativas, como lo explica Carmen Lucía Monsalvo, candidata a Magister en Educación de la Universidad del Norte.

“La rendición de cuentas se trata de instrumentos, procesos y todo lo que tenga que ver con responsabilizar a alguien por lo que hace. Entonces en este caso se entregan responsabilidades a actores educativos y se les pide que entreguen resultados puntuales”, aseguró Monsalvo.

Parte de lo que se busca con este tipo de modelo educativo, derivado de las ciencias administrativas, es que se maximicen los recursos que se disponen, con resultados de calidad que involucren a los diferentes actores educativos, desde los docentes hasta los estudiantes.

Sin embargo, pese a los esfuerzos que se dan por medio de este enfoque educativo, que se viene implementando desde los años 80 en el mundo y desde la década del 2.000 en nuestro país, el impacto no ha sido el esperado, tal como lo ratifican organizaciones como la OCDE, en materia de educación.

“A pesar de que ya llevamos tiempo y cierta experiencia implementando los mecanismos de rendición de cuentas clásicos, que son principalmente evaluaciones estandarizadas y auditorías externas; vemos que de todas maneras la educación avanza a paso lento”, precisa Carmen Lucía Monsalvo.

Parte de esto radica, según Monsalvo, en que se priorizan los resultados, pero no se tienen en cuenta ni el contexto ni las realidades sociales a las que se enfrentan los entornos educativos en nuestro país. Es decir, resulta clave que las percepciones de los actores educativos, cuenten como parte del proceso, sin descuidar la apuesta de una calidad educativa.

“El docente también puede contar las historias y decir lo que pasa en el salón de clases y también el estudiante puede decir cómo se siente. Todavía hay retos dentro del aula y esos espacios justamente son los que no se tienen”.

Entender los entornos, también implica diferenciar el significado que se tiene de “calidad” en las diferentes regiones, donde la educación no tiene el mismo impacto ni cobertura, justamente por las necesidades que afectan a determinadas poblaciones.

Los retos, de acuerdo con lo que ha analizado Monsalvo en su tesis, implican involucrar más a los docentes y estudiantes, para no limitar la participación de los actores educativos a procesos evaluativos.

Y debe ser también la evaluación, un factor de análisis y reflexión para saber dirigir el rumbo de una educación de calidad con los indicadores favorable que se buscan. Precisamente, a partir de lo que ha podido estudiar Carmen Monsalvo en la maestría de Educación, es importante que los resultados de las Pruebas Saber no sean tomados como una forma de “penalizar” a las instituciones educativas, sino “que más bien deben servir para un diagnóstico del que se parte para implementar políticas públicas a partir de las necesidades detectadas”, puntualizó.

Para Monsalvo, resulta indispensable una construcción conjunta de la educación, donde todos los involucrados puedan compartir sus apreciaciones de cómo se puede alcanzar la calidad educativa, pero además, se deben encontrar mecanismos de participación que no impliquen una jerarquía en el proceso de aprendizaje e interacción.

Finalmente, destaca escenarios como la Maestría en Educación, que permiten realizar diagnósticos con una visión amplia de la realidad que atraviesa la educación en Colombia, para mejorar la calidad de los procesos de formación.

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