Banco suizo guardó millones de euros de origen ilícito durante décadas
Desde finales de 1940, Credit Suisse tuvo cuentas con dinero de origen criminal o ilícito de políticos, empresarios y delincuentes.
Credit Suisse tuvo miles de millones de dólares de fondos de origen criminal o ilícitos durante décadas, según una investigación internacional de varios medios de comunicación publicada el domingo, unas acusaciones que la entidad financiera suiza rechaza "firmemente".
La investigación fue llevada a cabo por el Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), un consorcio de 48 medios de comunicación entre los que se encuentran Le Monde, The Guardian, el Miami Herald y La Nación.
La investigación empezó a raíz de una importante filtración de datos que llegaron de forma anónima al diario alemán Süddeutsche Zeitung hace poco más de un año.
Las cuentas identificadas por los periodistas como potencialmente problemáticas tenían más de 8.000 millones de dólares en activos, según el OCCRP.
En total, los datos analizados se refieren a más de 18.000 cuentas bancarias en Credit Suisse entre principios de los años 1940 y finales de los 2010 y que pertenecen a 37.000 personas o empresas, según el diario Le Monde.
"Basándose en una filtración masiva de información de miles de cuentas bancarias administradas por Credit Suisse [la investigación] demuestra que, desafiando las normas de vigilancia impuestas a los grandes bancos internacionales, el establecimiento, nacido en Zúrich, albergó durante varias décadas fondos vinculados al crimen y la corrupción", escribe el periódico.
En un comunicado, Credit Suisse reaccionó diciendo que los datos estudiados eran "parciales, inexactos o sacados de contexto, lo que resulta en una presentación sesgada de la conducta empresarial del banco".
"El 90% de las cuentas afectadas ya han sido cerradas, más del 60% de las cuales se cerraron antes de 2015", dijo el banco, añadiendo que estaba "llevando a cabo una investigación" sobre la filtración de datos.
Las revelaciones se concentran principalmente en los países en desarrollo de África, Oriente Medio, Asia y América del Sur, y los clientes domiciliados en Europa occidental solo representan el 1% del total, según el periódico.