La guerra atravesó la <strong>vida de Picasso</strong> pero apenas su pintura. ¿Cómo vivió el maestro español los conflictos del <strong>siglo XX</strong>? Desde un <strong>telegrama a Hitler</strong> hasta la paloma blanca que <strong>popularizó como símbolo de la paz,</strong> una amplia muestra en <strong>París aporta respuestas</strong>.En una de las facetas menos exploradas de <strong>Picasso (1881-1973), </strong>el Museo del Ejército presenta un centenar de sus obras, pero también su <strong>correspondencia y documentos</strong> que compensan su silencio <strong>artístico frente a la guerra</strong>, con contadas pero célebres excepciones."Hay un antes y un después de +El Guernica+", <strong>explica a la AFP la comisaria Clotilde Forest</strong>, en alusión a una de las obras <strong>maestras de Picasso</strong>, una carga contra la <strong>guerra civil española (1936-1939), </strong>convertida en ícono del <strong>pacifismo universal.</strong>Y es que el <strong>malagueño</strong> que se libró del <strong>servicio militar</strong> mediante pago y se instaló <strong>en Francia</strong> en <strong>1901,</strong> pareció entregarse hasta bien <strong>avanzada su vida</strong> a la <strong>exploración estilística</strong>, ajeno a los <strong>acontecimientos</strong> de su tiempo, como la <strong>Primera Guerra Mundial. </strong>Sin embargo, dos eventos de su <strong>juventud recogidos</strong> en la exposición "<strong>Picasso y la guerra" </strong>anticipan al menos su militancia política: el manifiesto que con <strong>19 años firmó en favor</strong> de la liberación de <strong>anarquistas en España</strong> y el informe policial que da cuenta de <strong>que Picasso residía</strong> en <strong>París</strong> en casa del anarquista <strong>Pedro Mañach</strong>, documento que dificultaría toda su <strong>vida sus relaciones con la administración francesa.</strong>Con el estallido de la <strong>Primera Guerra Mundial</strong>, el artista, ciudadano de un <strong>país neutral, permaneció en Aviñón</strong> (sureste de Francia), mientras sus amigos partían al frente, <strong>como el poeta Guillaume Apollinaire.</strong><strong>Picasso </strong>"le expresaba su apoyo en sus cartas, le dibujaba banderas francesas en los márgenes", explica Forest. A la vez que se <strong>adentraba en el cubismo</strong>, el pintor tuvo la <strong>idea de aconsejar</strong> a <strong>Apollinaire</strong> que pintara los <strong>camiones del ejército</strong> con los motivos del <strong>arlequín para despistar</strong> al enemigo.<strong>Irónicamente</strong> fueron las tropas <strong>alemanas quienes adoptaron</strong> ese patrón para <strong>camuflar su aviación.</strong><a href="https://caracol.com.co/radio/2019/04/15/internacional/1555330361_840722.html"><em><strong>Lea también: </strong>Alquilar, reparar y reciclar, el ideal ecologista de Ikea</em></a>Tampoco el auge del fascismo en Europa "pareció concernirle demasiado", <strong>explica Forest</strong>, salvo por un telegrama <strong>dirigido a Hitler</strong> que <strong>firmó en 1935</strong> junto a otros reputados <strong>nombres en Francia</strong> en <strong>apoyo de dos políticos</strong> condenados en Alemania, <strong>Albert Kayser y Rudolf Claus.</strong>Pero <strong>entonces Picasso</strong> ya era una figura conocida y desde <strong>España el bando</strong> republicano buscó <strong>convertirlo en estandarte</strong>, encargándole una obra para la <strong>Exposición Universal de París.</strong> La muestra presenta el primer estudio de "El Guernica" realizada el 19 de abril de 1937, curiosamente una semana antes del bombardeo de la localidad vasca por parte de la aviación franquista y su aliado nazi. En efecto, aunque en el lienzo ya aparecen personajes de la obra final, Picasso "había partido de la idea de una pintura sobre el artista y su modelo", <strong>dice Forest.</strong>Con la<strong> Ocupación nazi</strong> de <strong>Francia</strong>, Picasso <strong>permaneció en París</strong>. Se confinó en su <strong>taller</strong>, expuso poco, pero siguió pintando <strong>naturalezas muertas</strong>, cráneos... <strong>alusiones posibles a la guerra</strong>. "Su círculo lo admiraba porque podría haber partido a <strong>Estados Unidos</strong>, como muchos de sus amigos. Los nazis consideraban su arte degenerado", <strong>recuerda la comisaria.</strong>Adherente al <strong>Partido Comunista desde 1944</strong>, con el fin de <strong>la Segunda Guerra Mundial, Picasso</strong> <strong>volvió a la luz convertido</strong> en una "figura de la Resistencia", sin haber <strong>servido nunca a la causa.</strong>De la misma forma que <strong>había donado dinero</strong> y obras a los <strong>republicanos españoles</strong>, el artista se movilizó en favor de los resistentes franceses. Pintó <strong>retratos de comunistas</strong> condenados en el mundo, y sobre todo popularizó para el <strong>Congreso Mundial de Partidarios</strong> de la Paz de <strong>1949 en París la paloma blanca como símbolo universal.</strong><strong>De esa época destacan</strong> en el Museo del Ejército dos lienzos con <strong>alusiones bélicas,</strong> "Masacre en Corea" y "El rapto de las Sabinas".<strong>La URSS le otorgó en dos ocasiones el Premio de la Paz.</strong><em><a href="https://caracol.com.co/radio/2019/04/15/internacional/1555329172_790562.html"><strong>Lea también: </strong>Propone soluciones para alimentar a 10.000 millones de terricolas en 2050</a></em>