Al descender de la caravana de autobuses que los retiró de la zona de influencia del<a title="Estado Islámico" href="https://caracol.com.co/tag/eiil_estado_islamico_irak_levante/a/" target="_blank"> EI</a>, <strong>hombres, mujeres y niños</strong> son reunidos en el desierto oriental de la provincia de <strong>Deir Izzor.</strong>Con la furia plenamente <strong>visible y la mirada desafiante,</strong> ciertas mujeres no dudan en defender al grupo <strong>Estado Islámico,</strong> cuyos combatientes resisten en un <strong>territorio</strong> de alrededor de medio kilómetro cuadrado en la <strong>aldea de Baghuz.</strong>"Mi hijo crecerá un día y se tornará un <strong>yihadista</strong>", dice una mujer en turco a un equipo de AFP. Con una bolsa de color verde al hombro, sigue nerviosamente su camino en la <strong>multitud.</strong>Controlado por las <strong>Fuerzas Democráticas Sirias (FDS)</strong>, una alianza kurdo-árabe sostenida por la coalición internacional contra el <strong>EI</strong> y dirigida por<a title="Estados Unidos" href="https://caracol.com.co/tag/estados_unidos/a/"> Estados Unidos,</a> este puesto improvisado se propone identificar eventuales combatientes entre los refugiados.De un lado se pueden ver mujeres sentadas en el<strong> suelo del desierto</strong>, algunas de ellas con sus hijos, al tiempo que otras aún esperan en una <strong>enorme fila</strong> ser revisadas minuciosamente por los <strong>combatientes del FDS.</strong><strong>"Somos simpatizantes del EI", i</strong>nsisten tres de ellas, al ser interrogadas sobre su origen.Mientras amamanta a su bebé, una<strong> mujer afirma</strong> que es de la misma provincia de Deir Ezzor. "<strong>¿Quién dijo que había hambre entre nosotros?</strong>", pregunta a los gritos, en abierta contradicción con el testimonio de<strong> muchas familias.</strong>De igual forma, no son pocas las que no esconden la amargura de ver el califato del <strong>EI</strong> <strong>reducirse como el hielo al sol.</strong>En su apogeo, el<strong> EI</strong> controlaba un territorio con extensión equivalente al del <strong>Reino Unido</strong>, pero ahora a duras penas sobrevive en un grupo de casas en los confines orientales de <strong>Siria.</strong><strong>"Las cosas son (apenas) complicadas", resumió la mujer.</strong>"No queríamos salir, y si la orden no hubiese sido dada por e<strong>l califa</strong>, no habríamos partido", añadió, en una referencia al jefe del<strong> EI, Abu Bakr al Baghdadi</strong>, considerado <strong>desaparecido.</strong>"Deseo el retorno del <strong>califato islámico</strong> y su expansión a los cuatro rincones del mundo", agregó la mujer, cubierta con un<strong> niqab.</strong>En tanto, los hombres ordenados en una fila esperan ser<strong> revisados e interrogados.</strong> Uno de ellos tiene una <strong>pierna ortopédica.</strong> Otros aprovechan el tiempo para orar.El FDS "<strong>lanzará una campaña (militar)</strong> y nosotras, las mujeres, no tenemos poder", lamenta una de ellas al ser interrogada sobre las razones de la<strong> masiva salida de mujeres</strong> y niños de la zona del<strong> EI.</strong>Las <strong>FDS</strong> acusan al <strong>EI</strong> de utilizar civiles como "escudos humanos" y por ello redujeron la velocidad de las operaciones para poder evacuar al <strong>mayor número de personas. D</strong>esde el miércoles, unas 5.000 personas salieron del <strong>reducto yihadista.</strong>"<strong>Solamente teníamos</strong> miedo de los bombardeos, no de otra cosa. Ni siquiera del hambre. El califato islámico no desaparecerá si Dios lo quiere", dijo <strong>Oum Adbel Rahman</strong>, de 25 <strong>años.</strong>En compañía de su marido, un<strong> yihadista</strong> de dice haber abandonado el combate después de ser herido, la joven añadió que "vivíamos bien, para nosotros no<strong> había radicalismo".</strong>Al ser interrogada sobre el papel del jefe del<strong> EI, Tahman</strong> dijo: "Escuchamos sus discursos, que son seguidos por todos. Estamos honrados de que él sea nuestro <strong>califa"</strong>.<strong>Al Baghdadi</strong> hizo una célebre aparición pública en julio de 2014 en la mezquita al<strong> Nuri, de Mosul,</strong> en e<strong>l norte de Irak</strong>.A partir de esa <strong>fecha,</strong> solamente se ha manifestado mediante las grabaciones de audio, siendo que la última se remonta a agosto de 2018, ocho meses después que <strong>Irak </strong>declaró haber eliminado al <strong>EI de su territorio.</strong>Pero si algunas de las mujeres mantienen el <strong>tono de desafío</strong>, otras en cambio no esconden su alegría de haber salido del territorio controlado por el <strong>EI.</strong>"Ya no era posible permanecer allí ni salir" a causa de traficantes de seres humanos, recordó <strong>Sabah Mohamad Chehab</strong>, originaria de<strong> Alepo</strong> y madre de una niña de tres meses.Algunos de esos traficantes piden hasta<strong> 2.000 dólares</strong> para retirar una persona de la zona, dijo <strong>Chehab</strong>, antes de añadir: "estamos felices de haber salido".