Contar <strong>historias de terror</strong> es uno de los atractivos más fascinantes de la noche de <strong>Halloween</strong>. Por eso lo invitamos a hacer un repaso por las<strong> cuentos más escalofriantes</strong> de la fecha. La historia cuenta que una<strong> niña de 9 años</strong>, hija de unos padres que vivían muy ocupados, tenía todo lo que pedía, menos tiempo con sus papás. Para que ella no se sintiera sola, decidieron regalarle un <strong>enorme perro</strong>, que se convirtió en su <strong>mejor amigo. </strong>Una noche, la pequeña estaba en su <strong>habitación</strong> y como de costumbre su fiel amigo <strong>dormía bajo la cama</strong>. Hacia las 3:00 am, hora de los muertos, la niña empezó a escuchar ruidos y rasguños. Así que con timidez empezó a bajar su mano para que su mascota la lamiera. Al estirar la mano, debajo de su cama, algo empezó a acariciarla y lamerla. Por lo tanto, la pequeña volvió a<strong> sumergirse en un sueño profundo</strong>. A la mañana siguiente, <strong>toda su habitación estaba llena de sangre,</strong> ella empezó a gritar aterrada y cuando se agachó para ver debajo de su cama, su tierna mascota estaba <strong>sacrificada y rasgada. </strong>Al escuchar los angustiados gritos, los padres de la pequeña subieron y vieron que en el espejo de la habitación con sangre estaba escrito <strong>"no sólo los perros lamen". </strong>Según cuenta la historia cuando los médicos analizaron la <strong>escalofriante escena</strong> dedujeron que el <strong>asesinato</strong> de la mascota había sido varias horas antes a la <strong>supuesta caricia.</strong>Cuenta la leyenda que un <strong>padre de familia</strong> volvía del trabajo a casa por la carretera de las <strong>Costas del Garraf.</strong> Era una noche lluviosa, el frío empañaba el parabrisas y el <strong>cansancio empujaba sus párpados hacia abajo.</strong>A medida que la noche avanzaba la lluvia se hacia cada vez más fuerte.Así que el hombre decidió bajar el ritmo de la <strong>velocidad del coche</strong> y justo en ese momento las luces del carro detectarón la figura de una <strong>joven</strong> que estaba en <strong>medio de la carretera.</strong>Sin dudarlo ni un momento, <strong>frenó en seco y la invitó a subir</strong>. Ella aceptó de inmediato, y mientras se sentaba en el lugar del copiloto, el chofer se fijó en su vestimenta. Llevaba un <strong>vestido blanco de algodón arrugado</strong> y manchado de barro. Por su pelo enmarañado, parecía que llevaba un buen rato esperando.Durante el recorrido, el hombre y la muchacha empezarón a hablar. En varias ocasiones la mujer <strong>esquivó varias preguntas</strong> que tenían relación con la razón de por qué ella estaba allí.En medio de la conversación, con una voz fría y cortante, le pidió que redujera la velocidad hasta casi detener el vehículo. “Es una <strong>curva muy cerrada</strong>”, le advirtió. El hombre siguió su consejo y, cuando vio lo peligroso que podría haber sido, le dio las gracias. Ella, con voz cortante y fría, le dijo: “No me lo agradezcas, es mi misión. <strong>En esa curva me maté yo hace más de 25 años.</strong> Era una noche como ésta”.Un escalofrío recorrió la espalda del hombre y erizó su piel. Cuando giró la vista hacia el copiloto, <strong>la joven ya no estaba</strong>. El asiento, sin embargo, seguía húmedo.Una joven esperaba el <strong>autobús en la noche</strong>. La zona está rodeada de los parques que formaban el campus universitario. De repente, un grupo de jóvenes apareció y empezaron a hablar, a <strong>burlarse de ella</strong> y luego comenzaron a <strong>rodearla para forzarla y tocarla. </strong>Para hacer aún más macabro el forcejeo, <strong>le dibujaron la 'sonrisa del payaso',</strong> un tipo de tortura consiste en hacerle a la víctima un <strong>corte en cada lado de la comisura de los labios</strong>, de forma que si abre la boca para gritar, la herida se desgarra.La tortura fue tal, que <strong>la joven perdió la cabeza </strong>y empezó a recorrer el campus universitario, allí apareció muerta.Según cuenta la historia, luego de su muerte varios trabajadores y alumnos de la universidad en la que estudiaba <strong>la han visto. </strong>