Colombia es wayuú
'Pájaros de Verano' logra por fin mostrar cómo el arte puede recrear y profundizar la historia sin convertir a homicidas como Pablo Escobar en héroes.
Vamos cuatro décadas atrás, casi cinco ya, a los años setenta, ubiquémonos en la punta más alejada de los centros urbanos, en Sudamérica, en la Guajira sedienta a pesar de estar bañada por el Caribe, y preparémonos para ver una metáfora de Colombia desde el cine más puro.
Nos vamos a encontrar con una poesía violenta y una pantalla manchada de sangre mientras cantos épicos van adivinando el mensaje, los espíritus hablan en sueños y la mujer cumple el papel de un hilo resistente. Pero principalmente vamos a conocer un pueblo, el wayuú, que como lo explica magistralmente el antropólogo Weidler Guerra, rompió las fronteras transimperiales y a través de su geografía y sus marineros creó circuitos económicos, demográficos y culturales, el contrabando.
Vamos a descubrir la bonanza marimbera y los orígenes del narcotráfico que terminó demoliendo los valores de la sociedad hasta nuestros días. Los cineastas, creadores del Abrazo de la Serpiente, Los Viajes del Viento y La Sombra del Caminante, Cristina Gallego y Ciro Guerra rompieron con esta película la frontera del lenguaje. Pájaros de Verano es narrada en wayunaiki, y sin embargo, todo se comprende, todo entra por los sentidos del espectador, por ahora colombiano, y ojalá del mundo, para bien de la comprensión de nuestra nación.