Llegó la tributaria
La gran pregunta es qué tanto de estructural tendrá la nueva reforma y qué tan efectiva resultará ser para tapar el hueco billonario del país de hoy.
Esta semana empieza el debate de la reforma tributaria en el Congreso, la más anunciada, polémica como todas las anteriores y la más incierta porque hasta ahora llega la ponencia y el tiempo muy corto para un debate abierto como el que demandan este tipo de proyectos.
El texto para la discusión se aleja en su esencia de la propuesta de comienzos de año de los expertos que convocó el Gobierno, muy realista en la teoría, muy improbable políticamente. Como todas las ponencias, pareciera dejar contentos a los que más poder de presión tienen mediante el cabildeo, y tranquilos a los políticos que en materia de impuestos –IVA por ejemplo-- se resisten para evitar cuentas de cobro de sus electores, pero podría dejar a intranquilos a quienes se han venido oponiendo a nuevos tributos o al aumento del IVA, un poderoso canal de recaudo de poca aceptación general.
De entrada, se sabe que el proyecto no tendrá el respaldo del uribismo que no está dispuesto a apoyar a lo que ellos llaman “gobierno derrochón” ni del Polo, en lo sustancial, aunque este partido de forma poco comprensible para muchos se puso del lado de quienes se opusieron al impuesto de las bebidas azucaradas, rechazado por los ingenios. Un impuesto por el que se la jugó solo el ministro Alejandro Gaviria y que termina siendo el primer derrotado.
Ahora empieza el desmenuce de lo que llega para el debate. La gran pregunta es qué tanto de estructural tendrá la nueva reforma y qué efectiva resultará ser para tapar el hueco billonario que tendrá el país de hoy y de los próximos años.