<strong>Una sorpresa, por ahora sin final</strong>La hermana de Rosalina Ynoa nunca se habría imaginado que su hermana, que vive en República Dominicana, podría haber estado en el tren que descarriló en Santiago de CompostelaSólo cuando la familia llamó para preguntar si ya había llegado empezó a atar cabosRosalina Ynoa iba a visitar a su hermana de sorpresa, desde Madrid, adonde viajó unos días atrás como parte de una representación institucional del Ministerio de Planificación y Desarrollo de República Dominicana, donde trabajaEstá casada y tiene cuatro hijos. Su familia es de las que ha estado más tiempo en la agonía del no saber: hasta hoy viernes su nombre no aparece ni entre los muertos ni entre los heridosSe considera desaparecida. Pero aún quedan cadáveres por identificar<strong>Carolina, "la hermana de todos"</strong>La desesperación por tener más noticias sobre el paradero de su hermana, Carolina, de 18 años, que iba en el vagón número 6 del Alvia siniestrado, llevó durante horas a Marta Besada Garrido a una frenética búsqueda de información por las redes socialesLa odisea de esta adolescente gallega de 16 años se ha convertido en una suerte de símbolo del papel que las nuevas tecnologías han jugado en esta tragediaEn cierto modo Carolina se convirtió en "la hermana de todos"Con el primer tuit, "Acaba de descarrilar el puto tren en el que venía mi hermana", arrancó un largo entramado de intercambios de información, fotos, detalles, pistas y mensajes de ánimo entre usuarios desconocidos que querían ayudar en lo que pudieranAl final, "Y entonces... silencio... ""Descansa en paz, Lila"<strong>"Cuando llegue a casa te llamo"</strong>Esas, o unas palabras parecidas, fueron probablemente las últimas que la mexicana Yolanda Delfín Ortega escribió antes de morir. Se las mandó por Facebook a su novio unos cinco minutos antes del accidenteLa joven, de unos 22 años, llegó a la capital de Galicia hace cuestión de seis meses, como parte de un programa internacional de intercambio universitarioEstudiaba derecho y en Madrid se había despedido hacía unas horas de su familia, que había venido a visitarla<strong>"Perdemos a dos grandes médicos"</strong>Laura Naveiras Ferreiro y David Martín Díaz, de 21 años, eran estudiantes de medicinaÉl era de Extremadura y ella de Galicia, pero estudiaban juntos en la Universidad de Lleida, en CataluñaEran novios y viajaban juntos a la tierra natal de Laura“Nos habéis dejado, pero siempre os tendremos presentes. Perdemos a dos grandes médicos pero, sobre todo, perdemos a dos grandes compañeros, a dos grandes personas", escribía el consejo de estudiantes de la facultad en su página de Facebook<strong>Dos primas que se iban de fiesta</strong>Zeltia Cabido, de 22 años, y su prima Eva, de 24, dejaron el coche en la estación y tomaron juntas el tren de Ourense a SantiagoIban a la capital a disfrutar de las fiestas del ApostolPlaneaban encontrarse allí con amigos que Zeltia había conocido en Polonia durante un año de intercambio universitario y ver por primera vez en directo el tradicional despliegue de fuegos artificiales con el que se celebra el día de Galicia, en la medianoche del 24 de JulioPero ese fue uno de los tantos eventos cancelados tras conocerse la tragediaLos padres de las dos jóvenes viajaron esa misma noche a Santiago para buscarlasPero hacia el mediodía del día siguiente les confirmaron la peor noticia<strong>Una boda que terminó en funeral</strong>Antonio Jamardo Villamarín, oriundo de Pontecesures, vivía y trabajaba en MadridEste hombre de unos cuarenta años viajaba hacia su ciudad natal para celebrar la boda de su hermano menorAntonio iba con su novia. Según fuentes municipales, ella sobrevivió el accidente, con algunas contusiones"Muchas veces venían en coche, pero esta vez prefirieron el tren, porque les parecía más seguro", contó uno de los tíos del fallecido a un medio local<strong></strong>