Cultura

Día del Premio Nobel de Literatura JMG Lé Clézio en la FILBo

Jean-Marie Gustave Le Clézio dialogará hoy con Óscar Collazos desde las 6:00 de la tarde en el auditorio José Asunción Silva.

Día del Premio Nobel de Literatura JMG Lé Clézio en la FILBo

Hoy por primera vez en la historia de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, un Premio Nobel de Literatura conversará con los asistentes a Corferias, se trata del francés Jean-Marie Gustave Le Clézio, quien dialogará con Óscar Collazos desde las 6:00 de la tarde en el auditorio José Asunción Silva

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Le Clézio, es catalogado como un escritor existencialista, quien en su prosa no tiene miedo de mencionar y resaltar la crisis y los problemas de occidente. En el 2008 la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel al considerarlo como "escritor de la ruptura, de la aventura poética y de la sensibilidad extasiada; explorador de la humanidad, dentro y fuera de la civilización dominante"

La fama le llego a Le Clézio a los 23 años cuando recibió el Premio Renaudo, por su novela Le Procès-verbal (El atestado)

Aquí una entrevista que el Premio Nobel dio al diario El País de España en el 2010:Cuando en 1963 se publica en Francia El atestado, nadie hubiera podido imaginar el rumbo que tomaría la carrera literaria de Jean-Marie Gustave Le Clézio. Sus tres primeras novelas estaban en la onda del experimentalismo iniciado por los representantes de la "escuela de la mirada" y Le Clézio aparecía como un epígono de aquel grupo, con especial referencia a Michel Butor. Sin embargo, tras El diluvio (primera novela suya publicada en España, de la mano de Carlos Barral) y La fiebre cambió la dirección del viento. Hasta entonces su escritura estaba ceñida al mundo urbano-tecnológico y su peso sobre el hombre contemporáneo. La objetivización del punto de vista practicado por aquel grupo parecía un aliado perfecto para expresar esa sociedad, que Le Clézio detestaba, con la ayuda de elementos añadidos a la escritura, desde la tipografía hasta la fragmentación (que, por cierto, hoy se presenta en España como de la gran invención del momento) e, incluso, la utilización del collage, otra técnica bien experimentada ya en las vanguardias de comienzos del siglo XX

La dirección del viento cambió para Le Clézio en 1969, cuando decide huir de esa civilización en busca de horizontes más puros. La veleta que marca el nuevo rumbo es El libro de las huidas. Nuestro autor se convierte en un errabundo que viaja de un continente a otro en busca de otros espacios y otras formas de vida, lo que le llevará por un camino que podríamos definir como iniciático hacia una búsqueda de sabiduría cósmica, un encuentro del hombre con su exterioridad a través de la Naturaleza que lo devuelva a sí mismo, a su esencia. En cierto modo, una especie de misticismo panteísta que puede incluso llevarle a planteamientos cercanos a la utopía. Todo ello, sin concesiones a la simpleza que amenaza a menudo a estos planteamientos: las fuerzas de la Naturaleza con las que trata son hermosas, vitales, pero también terribles

Mondo y otras historias reúnen una serie de relatos que tienen por común denominador el que sus protagonistas sean niños. Los niños, como los animales o las tormentas, pertenecen simbólicamente a la Naturaleza en la medida que está apenas contaminado por el proceso de civilización. Los de estos cuentos pertenecen a su vez a espacios abiertos o ciudades de otro tiempo. Los lugares donde transcurren las historias son abiertos y elementales, descarnados, con preferencia por el desierto, que es una constante en su obra. De hecho, Le Clézio es mauriciano y aunque criado en buena parte en Francia, el relato El africano, donde habla de su padre y su vivencia africana, deja bien a las claras el origen de sus preferencias por el paisaje selvático, desértico o de la sabana

Aunque no vienen fechados, deduzco que todos los cuentos son posteriores a la aparición de uno de ellos, 'Lullaby', de 1970. De hecho, la comparación entre éste y 'Mondo' da la tónica del volumen, irregular, pero que contiene al menos tres relatos magistrales. Digo irregular porque el riesgo que corre permanentemente el autor con estos textos es el de idealizar el mundo de los niños. En 'Mondo', por ejemplo, el niño que aparece como por arte de magia en un poblado vive en la calle y es un dechado de pureza, resulta finalmente tan candoroso como cargado de buenas intenciones el autor. En cambio, Lullaby, Alia o Pequeña Cruz son personajes mucho más interesantes. De hecho, Le Clézio los utiliza para saltar del mundo real al mundo imaginario, y esta doble visión a veces puede resultar un tanto forzada. Cuando el personaje soporta el salto, el relato brilla a gran altura, como es el caso del espléndido 'Lullaby' o de la historia de Daniel Simbad, cuyo acierto soberbio es el de encerrarla entre dos momentos de realidad: los de los compañeros del colegio que se preguntarán siempre por él, tanto al comienzo como al final, creando un contraste expresivo excelente. Este sistema de inserción de un núcleo en otro lo repite en 'Hazarán', con la historia de Trébol dentro del relato de Alia

La presencia de la Naturaleza es constante y su descripción, tanto en la realidad como en lo imaginario y en la ensoñación, está cargada de color, de rudeza, de austeridad y de sensualidad, de accidentes geográficos, colores y sensaciones que, salvo en los casos en que la idealización de los mundos soñados o intuidos los dirige hacia la abstracción, muestran una presencia poderosísima. Ejemplo de poderío es el relato último, 'Los pastores', una verdadera obra maestra en la que se resume lo mejor de esta segunda etapa literaria del escritor errante y viajero en busca de otros mundos, otras culturas, otros espacios de vida que oponer al modo de conocimiento obligado por la civilización occidental. Pero todos estos relatos tienen otro punto en común, aún más interesante: el deseo primordial del autor de captar el mundo con ese golpe de asombro con que el niño abre los ojos a lo que le rodea

De resultas de su actitud, puede pensarse que Le Clézio es un autor titubeante que acaba por no definir su campo de acción. Craso error: Le Clézio es un buscador y un aventurero de la literatura. Su diversificación es producto del deseo de saber, el más poderoso estímulo de un escritor; desde la itinerancia (Viaje a Rodríguez) a lo biográfico (La música del hambre, El africano), desde la fascinación por las culturas perdidas u olvidadas (Desierto) al relato utópico (Urano), Le Clézio nunca ha dejado de ser fiel a sí mismo a través de la diversidad.

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