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Diagnostique a tiempo la tuberculosis y salve su vida

Investigaciones demuestran la necesidad de capacitar continuamente al personal médico para identificar la enfermedad y conocer a profundidad los protocolos de atención.

Diagnostique a tiempo la tuberculosis y salve su vida

Según el Reporte Global de Tuberculosis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante el año 2011 hubo 8,7 millones de nuevos casos y murieron 1,4 millones de personas por su causa. En Bogotá, durante el 2012, se registraron cerca de 1.200 casos de pacientes con tuberculosis. Una de las razones es que no se hace un diagnóstico temprano. Con el fin de promover la lucha contra esta enfermedad, la segunda prioridad de salud pública en el mundo después del VIH/sida, se instituyó el 24 de marzo como el Día Mundial de la Tuberculosis. Lucha antituberculosa El propósito de desarrollar esfuerzos conjuntos y coordinados en los diferentes rincones del planeta ha llevado a incluir su control entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio y a gestar la Alianza Alto a la Tuberculosis. En esta causa, hay organizaciones que se salen del estándar en cuanto a métodos de diagnóstico, como es el caso de la ONG Grupo Apopo, liderada por Bart Witjens. Sus esfuerzos científicos se han enfocado en ofrecer ayuda humanitaria en África, dadas las circunstancias que convierten a este continente en uno de los focos de epidemia más grandes. Lo peculiar de su intervención es el entrenamiento olfativo de ratas gigantes de Gambia (Cricetomys gambianus) a través del cual detectan con éxito a pacientes que padecen la patología. Detección temprana: vital Precisamente, el diagnóstico temprano es una de las estrategias decisivas de control promovidas por la OMS. Desde 1993 esta entidad dio a conocer la estrategia internacional conocida como TAES (Tratamiento Acortado Estrictamente Supervisado), cuya rigurosa aplicación garantiza la curación de los pacientes y el control de la cadena de transmisión, con la ventaja de que es costo-efectiva. Mientras que en Latinoamérica ocurren, en promedio, 270.000 casos anuales, en Colombia, en el año 2011, se presentaron 11.708 casos (con una tasa de 25 casos por cada 100.000 habitantes) y la incidencia fue mayor en los departamentos de Chocó, Valle, Antioquia y Santander. Ante tal situación, el país actúa según los parámetros del Programa de Control de la Tuberculosis (PCT) y proyecta detectar al menos el 70% de los casos, dar tratamiento –como mínimo– al 85% de ellos y reducir las cifras de incidencia a la mitad de las registradas en el año 1990 (32 casos por cada 100.000 habitantes). Según Óscar Andrés Cruz, enfermero del Programa Tuberculosis de la Secretaría Distrital de Salud, aunque en la capital se reportan cerca de 1.200 casos anuales (principalmente en población entre 25 y 45 años, y en mayores de 65), en los últimos diez años se han aumentado las acciones de búsqueda, detección y acceso al TAES. Tratamiento y multirresistencia Esta enfermedad infectocontagiosa es causada por la Mycobacterium tuberculosis (también conocida como bacilo de Koch). Se transmite y propaga por vía respiratoria cuando alguien con el mal activo tose, habla o estornuda, pues lanza bacilos que, al quedar suspendidos en el aire, pueden ser inhalados por otra persona. Es más común que la bacteria se aloje en los pulmones, pero puede migrar a cualquier órgano del cuerpo. Aunque uno de cada tres habitantes del planeta porta la infección de forma latente, se estima que solo un 10% puede desarrollar la enfermedad activa en el curso de la vida. Después de dos a tres semanas de tratamiento, el 80% de los casos ya no son contagiosos debido a que los fármacos antituberculosis disminuyen la cantidad de bacilos y la posibilidad de transmisión. Es necesario tener en cuenta que cada persona enferma y sin tratamiento puede transmitir la enfermedad a 15 o 20 personas por año. La posibilidad de que se active o no la determinan factores como la edad, el estado nutricional y las condiciones del sistema inmunitario. De ahí la relevancia de un diagnóstico temprano. De todos modos, las personas diagnosticadas con VIH/sida, los diabéticos, los farmacodependientes y los fumadores tienen mayor probabilidad de desarrollarla, al igual que las poblaciones vulnerables (minorías étnicas, desplazados, hogares geriátricos y la población carcelaria, esta última por el hacinamiento) y los trabajadores de la salud. Identificar un caso sospechoso requiere aumentar la búsqueda activa de personas con tos persistente (con o sin expectoración por más de quince días). Otros signos y síntomas pueden ser la fiebre, la sudoración nocturna, la debilidad y/o la pérdida de peso. Una vez identificados, se debe ordenar inicialmente una baciloscopia seriada de esputo (tres muestras de la expectoración del paciente) y cultivos, aunque también hay métodos complementarios para el diagnóstico como los rayos X y las pruebas rápidas moleculares, entre otros. Curarla requiere un tratamiento cuya mínima duración es de seis meses, bajo un estricto control de la administración de los medicamentos (disponibles y gratuitos en el país). Conseguir la “adherencia” al tratamiento es fundamental para evitar que se genere resistencia a los fármacos más efectivos (isoniazida y rifampicina), así como demoras en la aplicación o efectos adversos. Abandonar la medicación podría ocasionar la muerte de los portadores. El mensaje es que se deben fomentar alianzas entre academia e instituciones, tanto para armonizar la práctica y las teorías como para formar semilleros de investigación y generar cambios en la prestación de servicios.

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