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Los rusos son los mayores consumidores de carne de canguro del mundo

Los rusos son los mayores consumidores de carne de canguro del mundo y contribuyen, sin saberlo, a la mayor matanza de fauna salvaje que tiene lugar actualmente en el planeta, según denuncian ecologistas australianos.

Los rusos son los mayores consumidores de carne de canguro del mundo y contribuyen, sin saberlo, a la mayor matanza de fauna salvaje que tiene lugar actualmente en el planeta, según denuncian ecologistas australianos.
"Es un dilema moral. Diga lo que digan las autoridades australianas, esta no es una industria residual. La exportación de carne de canguro es un negocio que mueve más de 200 millones de dólares", aseguró en rueda de prensa Angie Stevenson, miembro de la organización australiana "Animal Liberation".
Rusia, que vive desde la caída de la URSS (1991) una grave crisis agropecuaria, importa una tercera parte de la carne de canguro que Australia exporta anualmente, según estadísticas oficiales.
A diferencia de otros países importadores, como Francia, Alemania o Bélgica, donde el canguro es un plato exótico y bastante caro, los rusos utilizan la carne de ese marsupial para hacer salchichas y embutidos.
La carne de canguro tiene poca grasa - menos de un 2 por ciento-, lo que la convierte en ideal para utilizarla como ingrediente en productos cárnicos procesados, además de que tiene muchas proteínas, hierro y zinc.
A los rusos que la han probado, la carne de canguro les recuerda a la del alce, animal que habita en la tundra rusa y siberiana, y que aún sirve de alimento para algunos de los pueblos que viven en el Círculo Polar Artico.
La mayoría de las importaciones de carne de canguro van a parar a Siberia y el Lejano Oriente ruso, donde los problemas de suministros de carne son mucho más agudos que en el resto del país.
De hecho, la demanda ha aumentado de tal modo en los últimos tres años, que Australia sólo puede satisfacer una cuarta parte de las necesidades del sector en Rusia, ávido de una carne que es mucho más barata que la de vacuno.
Por esta razón, algunos empresarios en la región de los Urales se están planteando seriamente criar canguros en Rusia, aunque los expertos ponen en duda la viabilidad de esa iniciativa, debido a las diferencias climáticas con Australia.
No obstante, el principal problema radica en que en Siberia, donde los productos frescos están fuera del alcance del consumidor medio, pocos saben que la carne de canguro forma parte de su dieta diaria.
"¿Saben los rusos de los peligros que acarrean comer carne de canguro? ¿Saben que los australianos apenas comen canguro? Que su carne es utilizada, mayormente, para alimentar a otros animales domésticos", advierte Stevenson.
La activista desveló que, debido a la práctica extendida entre los cazadores australianos de no desollar al canguro muerto durante 24-48 horas para que su carne se ablande, su ingestión puede tener consecuencias fatales para la salud.
"Su consumo puede provocar toda clase de infecciones, algunas con síntomas similares a la gripe. La más grave conocida como toxoplasmosis, enfermedad infecciosa que puede provocar la ceguera", dijo.
En principio, las procesadoras cárnicas europeas tienen prohibido utilizar la carne de canguro como ingrediente principal a la hora de elaborar embutidos, pero el riesgo sigue estando muy presente.
Por esta razón, Stevenson viajó a Bruselas para reunirse con los funcionarios de la Unión Europea e instarles a declarar una moratoria a la utilización de la carne de canguro en el sector de la alimentación, como ya hicieron el Reino Unido y Estados Unidos.
También denunció que, con la connivencia de las autoridades australianas, que han elevado a 3,8 millones la cuota de canguros que pueden ser sacrificados en 2007 -30 millones en los últimos diez años-, los cazadores recurren a métodos crueles.
"Los cazadores disparan a menudo contra las hembras, capturan a la cría que lleva en la bolsa y la matan golpeando su cabeza contra la camioneta. Es inhumano", señaló.
Según sus datos, únicamente 3 empresas se dedican a este negocio, que da trabajo a más de 4.000 personas, entre cazadores, conductores de camiones frigoríficos y empleados de mataderos.
Aunque, según cifras oficiales, en Australia aún existen entre 25 y 30 millones de canguros, la capacidad de supervivencia de ciertas especies -en particular el canguro rojo gigante, habitual de los zoos- se ve amenazada por la agresiva política de control de su población por parte del Gobierno.
"Podrían esterilizarlos, pero prefieren hacer dinero con ello", denuncia Stevenson, que recordó que antes de la llegada de los colonizadores a Australia y Tasmania en el siglo XVIII había más de 200 millones de canguros.
La activista niega, como apuntan muchos ganaderos, que los canguros compitan con las ovejas por los mismos pastos, ya que el marsupial es "mucho menos exigente y puede vivir sólo con la hierba que crece en las cunetas de las carreteras".

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