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Un despliegue de glamour, limusinas y cerveza mexicana

El champán, la cerveza mexicana y las limusinas fueron fieles compañeros de las estrellas de Hollywood, que hasta altas horas de la madrugada no dejaron de desplegar belleza, "glamour" y trajes de alta costura.

LOS ANGELES.----- El champán, la cerveza mexicana y las limusinas fueron fieles compañeros de las estrellas de Hollywood, que hasta altas horas de la madrugada no dejaron de desplegar belleza, "glamour" y trajes de alta costura.
Tras la ceremonia del auditorio Shrine, ganadores y perdedores de la 73 edición de los premios Oscar se unieron en la noche del domingo en un objetivo común: olvidarse de la tensión en las numerosas fiestas organizadas en Los Angeles, en las que, como siempre, la entrada en Vanity Fair fue la más codiciada.
Ellos, vestidos la mayoría con Armani, como Javier Bardem, Russell Crowe o Benicio del Toro, y ellas, con algunos trajes espectaculares, como el que diseñó Valentino para Julia Roberts o el "modelo cisne" de la cantante islandesa Bjork, al que no le faltaba un bolso con forma de huevo.
Los más afortunados llevaban un Oscar en la mano, pero los actores a los que la Academia llama, con su lenguaje políticamente correcto, "no ganadores", la ocuparon con champán, canapés de caviar, tequila o cerveza mexicana, según la fiesta elegida.
No hubo champán para el candidato español, Javier Bardem, un conocido amante de la cerveza que se proclamaba un "Corona man" en la fiesta organizada por los productores de la película mexicana "Amores perros" en un edificio de una céntrica calle de Los Angeles, al que acudió junto al actor Sean Penn.
"Contadlo, a ver si me mandan unas cajas", pedía a los periodistas el protagonista de "Before Night Falls", al que se le cayó una caja entera de cerveza cuando intentaba meterla en la limusina que lo trasladó a la ceremonia donde fue el primer español candidato a mejor actor.
Entre el estupor de clientes y empleados del hotel Four Seasons, uno de los más caros de Los Angeles, la actriz Pilar Bardem, vestida con un espectacular traje negro de lentejuelas, se apresuraba a recogerlas mientras su hijo lograba salvar dos botellas.
"Quiero acabar borrachísimo", confesó a EFE horas después Gael García Bernal, el joven actor mexicano protagonista de "Amores perros", que perdió el Oscar a la mejor película en lengua extranjera ante "Crouching Tiger, Hidden Dragon", de Ang Lee.
La fiesta mexicana congregó a gran parte de la representación hispana en los Oscar, pero la mayoría de las estrellas del cine se dirigieron al salir a Morton's, donde la revista Vanity Fair celebraba su festejo, o al baile organizado por Elton John.
El cantante inglés logró congregar a dos de los reyes de Hollywood, Michael Douglas y su esposa, Catherine Zeta-Jones, vestida de oscuro; su amigo Sting, el director John Waters y el "gladiador" Crowe, mientras que a la fiesta de Vanity Fair se dirigieron la española Penélope Cruz, Julia Roberts y Tom Hanks, entre otros.
Poco antes en el baile del gobernador, al que acudieron todos los candidatos al Oscar, Sigourney Weaver, con un traje de Dior diseñado por Galliano, y Ed Harris, vestido de Armani, se afanaban por conseguir la pizza de salmón y caviar y el plato de langosta preparados por el cocinero Wolfgang Puck.
En Morton's, el rapero Sean "Puffy" Combs, ex novio de la hispana Jennifer López y recién absuelto por posesión de armas, robó protagonismo a la reina de la noche, la galardonada Julia Roberts, pues no dejó de gritar "el bar está abierto" ante la elegante audiencia.
"Estaba 'Puffy' Combs", fue el comentario generalizado de los asistentes a la velada de Vanity Fair.
Julia Roberts demostró que no le falta personalidad. Ante la larga cola de los servicios de damas, la protagonista de "Erin Brockovich" decidió ir al de hombres, lo que fue acogido con gritos de júbilo y aclamaciones por sus ocupantes.
El equipo de la taiwanesa "Croching Tiger, Hidden Dragon" se dirigió a otro famoso restaurante de Los Angeles para celebrar su fiesta, al Crustacean, especializado en pescado.
Ataviados con trajes de inspiración oriental, los actores y equipo técnico de la película taiwanesa se mostraron especialmente contentos por los cuatro Oscar logrados, entre ellos el de mejor cinta en lengua extranjera.
El director Ang Lee, vestido con un esmoquin de Armani, aseguró sentirse "superado" por las circunstancias y afirmó: "Esto es el clímax" ante los admiradores que lo esperaban a la puerta del restaurante.

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