Ministro al horno

Hay un menú que es irresistible para todo el mundo. Al que nadie se niega. Es bajo en calorías y alto en funcionarios. El ministro al horno ha de ser muy saludable, sobre todo en un país donde parece que todo el mundo está frito. No obstante, tiene varias preparaciones. Por ejemplo, está la de Diego Molano que es a fuego abierto e internacional.

Es una variación de la receta original de Guillermo Botero que no solo terminó pasado de término, sino que en vez de hacerse al horno terminó hecho al trapo, pero de los robados.

El ministro al horno es una receta muy versátil también. Viene muy bien para el desayuno, por ejemplo. A Alberto Carrasquilla se le puede preparar pochado, hervido o revuelto por menos de dos mil pesos.

La receta más reciente, en todo caso, es la del horno electrónico que inventó Alicia Arango. Basta con pulsar un par de botones y ajustar el temporizador por dos horas nada más. Desde luego todo es para una cena que no sea formal porque no alcanza de ninguna manera.

Por supuesto hay una variación gourmet de la receta de ministro al horno, es la muy predecible que va a las finas hierbas. Pocos la recuerdan, pero la inventó la doctora Gloria María Borrero.

Ah, pero no se puede olvidar la receta de la cocción más lenta, la que se descongela solo hasta que llegue el invitado a la cena y hay que salir a dar paseos mientras está el plato principal. Como cuando a la gente en Cali le tocó esperar al ministro Wilson Ruiz para empezar a vacunarse.

Como se darán cuenta, la gastronomía gabinetológica es amplia y diversa, pero comparte una misma característica: todo ministro igual se puede quemar en la puerta del horno. Buen provecho.