La historia de Lucho, un hombre osado que se infiltró en la guerrilla

Lucho tiene 33 años y en varias ocasiones lo ha dejado todo para infiltrarse en los grupos guerrilleros, solo acompañado, según dice, “por el ángel de la guarda”.

Su historia la relató en 6AM Hoy por Hoy, de Caracol Radio, donde dijo que ese duro y arriesgado trabajo es pura vocación. La idea es entregar lo mejor de sí para desarticular organizaciones criminales, señaló.

Lucho dice que desde un comienzo se saben los riesgos que se corren, pero “con la fe puesta en Dios y haciendo todo con el corazón para que haya un mejor país para nuestros hijos” se sale adelante.

Siempre es complicado el tema. Un es consciente de que en cualquier momento puede ocurrir lo peor, afirmó.

Y recordó que su primera misión fue muy bonita, en el Darién, donde a través de seguimientos se logró ubicar a un par de mujeres afectadas en su salud debido a diversos abortos en zonas campamentarias.

Luego relató que en varias oportunidades estuvo en riesgo de que lo atraparan. “Lo primero que se viene a la mente es la familia, pero un ángel de la guarda que nos saca de todo esto”, señaló Lucho en su diálogo con Caracol Radio.

Y reveló algunos secretos para que su trabajo fuera efectivo. “Lo primero es que uno se tiene que quitar el chip de su nombre, de su familia y luego el chip de que es policía (…) debe asumir roles diferentes, ponerse aretes, un piercing, mochilas, jeans rotos, ser otra persona”, dijo

Y de manera más sencilla dijo que un infiltrado se vuelve un actor, un actor de este mundo, un actor de la vida. Recordó que cada misión duraba 7, 8 o más meses, en los que se tenía que apartar totalmente de su familia. “Al regresar la alegría el mucha”, enfatizó.

Sobre la muerte, dijo que es un ciclo al que todos llegamos y el temor es a la forma como se va a morar. “No me gustaría terminar en una cama”, relató Lucho, quien enfrenta una dura enfermedad.