“Freddy muchas gracias” a una sola voz cantó la fanaticada en el Pascual
Del Pascual al Cementerio Metropolitano del sur Freddy Rincón tuvo su homenaje acompañado de los caleños
Cali
Cómo si se estuviera esperando un partido con la selección Colombia, a los alrededores del Estadio Pascual Guerrero se vendían camisetas de todos los colores de la selección, amarillas, rojas, azules y banderas de todos los tamaños para homenajear al coloso Freddy Rincón. Los fanáticos fueron receptivos a la invitación y las tribunas se vistieron de tricolor.
El obispo auxiliar de Cali Monseñor Luis Fernando Rodríguez presidió la ceremonia religiosa con un mensaje alentador:
“Viéndolos a ustedes, jóvenes que tienen la oportunidad de tener esta experiencia, qué bonito que vean cómo uno puede sembrar semilla en la tierra para ser recordado con el pasar del tiempo, como alguien que, como Freddy, paso haciendo el bien (…) nacido en Buenaventura, pobre, viviendo todavía en casas de madera, su disciplina, su sentido de responsabilidad para con los suyos, para sobrinos y demás, asumió de la mejor manera su proyecto de vida, nos decían como desde muy joven Freddy, fue una especie de signo de contradicción en su natal Buenaventura mientras sus compañeros de estudio y sus compañeros de juventud se organizaban para salir de farra, de fiesta, Freddy se sentaba en el balcón de la casa a limpiar los guayos porque quería ser un gran futbolista”.
Al rededor del féretro se ubicaron innumerables coronas de flores, una que resaltó fue la del escudo de Santa Fe, donde Freddy Rincón entregó parte de su vida futbolística, casualmente junto con su hermano Manuel Rincón quien lo recuerda como ese hombre alegre.
“Siempre que llegaba, llegaba poniendo apodos, llegaba cansando, molestando, en otras ocasiones era muy serio”.
Sebastián Rincón, hijo de Freddy Rincón dice que como homenaje a su padre será mejor el futbolista para que su padre se sienta orgulloso.
“Era un nombre muy pocas palabras, pero cuando las decía, las decía con el corazón y yo sé que él está muy orgulloso de mí, muy crítico eso sí, yo salida de un partido y sentía que había salido figura y me decía, ‘sí muy bien, pero diste tantos pases malos, mejorá la pierna izquierda, tenés que llegar a gol’ y como que nunca me dejaba relajar, entonces esos son las cosas bonitas que me queda mi papá. Yo creo que esto me dan fuerza para seguir trabajando para que siga más orgulloso de mí de lo que estaba antes, ahora en el cielo”.
Mientras tanto, en las graderías se escuchaban gritos “muchas gracias” don Fernando con la voz quebrada y lagrimas en los ojos, dice que es lo único y lo mínimo que se le puede dar al gran Freddy por todas las alegrías que le dio al fútbol colombiano, entretanto Elizabeth llevaba una rosa roja en su mano con la esperanza de colocarla sobre el féretro cuando fuera el momento.
El señor Oscar García define a Rincón como uno de los historiadores del fútbol colombiano “en la selección más grande que tuvo Colombia, deja muchos recuerdos”.
Hay niños que acompañaron a sus padres a quienes les han contado quién era Freddy Rincón, es el caso de Luciana, tiene 11 años y llevaba una bandera de Colombia como si fuera una ruana, ella dice que su mamá le contó del ‘Coloso’ “mi mamá llegó a conocer a Freddy y me ha contado que era una excelente persona y me trajo aquí”, dijo la pequeña.
Al homenaje a Freddy Rincón se unieron Ramón Jesurún presidente de Federación Colombiana de Fútbol, José René Higuita, Víctor Hugo Aristizábal, Faustino Asprilla, Francisco Maturana, Faryd Mondragón, Miguel ‘El Niche’ Guerrero, James ‘La Guama’ Cardona, Jorge Luis Pinto, Carlos ‘El Chileno’ Molina, Óscar Córdoba, Alexis Mendoza, Harold Lozano, Freddy Zambrano, Adolfo ‘El Tren’ Valencia, Edison ‘El Guigo’ Mafla, entre otros.
Entre el sonido de la marimba y las tamboras los asistentes fueron pasando lo más cerca posible al ataúd para decir adiós, aunque hubo una pausa mientras el cielo descargó su tristeza con un largo aguacero, a las tres de la tarde se retomó el transitar de los fanáticos hasta que fue el momento de salir del estadio hasta el Cementerio Metropolitano en una larga caravana de vehículos y motociclistas.