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La ambición de la esperanza

Columna de opinión de Rafael Vergara Navarro

Cartagena de indias

¡Rompimos las cadenas! dijo el alcalde Dau y el aplauso jubiloso y plural en un centro de Convenciones a reventar, lo confirmó con creces. El pueblo las rompió de nuevo hastiado de la corrupción y el líder dejó claro que avanzar exige responsabilidad de todos con el cambio, denunciar, cambiar, apoyar y defender el triunfo. La clase política fue derrotada pero no está vencida y va a agredir, a torpedear para impedirle gobernar.

Compartir sin tapujos el empalme de la Alcaldía visualizó la dimensión del reto, los excesos, vacíos y deficiencias, también los logros a seguir construyendo sin el peso del desangre clientelista y delincuencial.

A Dau la indignación le nace de amar al pueblo irredento, la justicia, la decencia, a la otra Cartagena condenada a mal vivir por el manejo doloso y culposo del recurso público, por la sangre chupada a la salud y la educación usando las órdenes de servicio exuberantes, las obras inconclusas, la ley trasgredida, los contratos amañados y el despilfarro.

Cauterizar ese manejo aberrante permitirá recuperar el 70% del presupuesto que el alcalde visualiza cuando habla de la fuente de financiación para erradicar la pobreza, vencer el hambre y desatar la dignidad del excluido.

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La fiebre es alta y la cura drástica porque la impunidad socializó el delito y la infracción, estimulando la complicidad, el silencio y el miedo. Fortalecer el ejercicio de la autoridad no da espera. El estado distrital es débil y urge reformar su estructura, robustecer con acciones y mística renovada la memoria y solidez institucional, valorar a quienes con honradez en las diferentes dependencias han sido soportes en medio del caos. Seguro los nuevos funcionarios escogidos por mérito determinarán a quienes darles seguridad e integrarlos al cambio.

Estimo que diseccionar el histórico cáncer exige servidores públicos sin hierro en la frente ni islas, priorizar las innumerables tareas vitales aplazadas, entre ellas, construir a la par con el Plan de Desarrollo una fe común de ciudad que fortalezca la identidad, contribuya a la Paz y la derrota de la cultura de la incultura, la del atajo, el derecho a no tener derecho, la corrupción y la viveza como virtud.

Vital tendrá que ser el manejo de las relaciones con los entes nacionales, en especial con la Presidencia y fortalecer el apoyo de la Procuraduría General y la Fiscalía.

En Cartagena hay varios “alcaldes” no elegidos con injerencia en temas como el ambiente, el portuario, el de patrimonio. Básico es trabajar con comunicación previa y armonía.

Ante la crisis climática en el periodo 2020-30 es esencial invertir en el Plan 4 C, disminuir las emisiones de CO2, arborizar, no contaminar ni deforestar las zonas de bajamar.

Fortalecer el Ecobloque y la Cumbre de Poderes es inaplazable para romper las cadenas de la apropiación indebida del territorio y conociéndolo el alcalde Dau es garantía de liderazgo y autoridad. Feliz Año