El <strong>Jardín Botánico estrena hoteles</strong> con huéspedes bastante peculiares y son tres <strong>especies diferentes de abejas,</strong> que residen en medio de <strong>materiales naturales como tallos de diferentes plantas</strong>, otros hechos con <strong>pitillos, papel y madera</strong>. En estos lugares las abejas podrán <strong>hacer sus nidos, dejar sus huevos, protegerse del frio, pasar las noches</strong> y también temporadas largas.“Los<strong> albergues son especialmente para hembras solitarias</strong> <strong>que están apareadas</strong> y en capacidad de poner huevos. Una vez ellas construyen las celdas en el albergue cada una deposita un huevo y finalmente lo cierra con tabique y siguen su camino. Los <strong>huevos que quedan acá, están salvaguardados de los ataques de otros depredadores.</strong> Tenemos uno que ha funcionado mejor y es el del páramo, esta habitación provee alimento a los insectos que se alojan en este lugar y <strong>se procura que este módulo está alejado del suelo para evitar la humedad y que otros insectos suban</strong>”, dijo Laura Mantilla Villa directora del Jardín Botánico.El <strong>Jardín Botánico sigue emprendiendo en este proyecto, pues la ausencia de espacios óptimos y otros animales podrían disminuir la polinización</strong> que brindan las abejas. Así pues cabe resaltar que este proceso es de bastante importancia, ya que <strong>mejora la calidad de los ecosistemas, pero también mejora el rendimiento de los cultivo</strong>s en casi un 24%, según lo estima la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.Cuanta mejor calidad tenga ese proceso polinizador, <strong>mejores y más saludables serán los alimentos.</strong>