La subregión del Bajo Cauca en <a title="Antioquia" href="https://caracol.com.co/tag/antioquia/a/" target="_blank">Antioquia</a> ha vivido varias épocas violentas, especialmente en 2008 y este 2019. El cruento conflicto que se ha desatado y afecta a las comunidades se debe a las disputas por las rutas del narcotráfico, la<a title="Minería" href="https://caracol.com.co/tag/mineria/a/" target="_blank"> minería</a> ilegal y los cultivos ilícitos. Estas rentas criminales son el principal botín que se disputan grupos ilegales conocidos como <strong><em>Autodefensas Gaitanistas de Colombia</em></strong> (<strong><em>Clan del Golfo</em></strong>) -antes conocidas como <strong><em>Urabeños</em></strong>- y una disidencia de esa banda criminal a la que llaman <strong><em>Caparrapos</em></strong> o <strong><em>Caparros</em></strong>, y miembros del <a title="ELN" href="https://caracol.com.co/tag/eln_ejercito_liberacion_nacional/a/" target="_blank"><strong><em>ELN</em></strong></a>.A lo largo de los años, estas agrupaciones ilegales han dejado numerosos homicidios, desapariciones y desplazamientos forzados, además de un dolor silencioso que les oprime el alma a las familias y las comunidades por la pérdida de un pariente, cercano o lejano. Y a ello se suma que se trata de una fenómeno social, una problemática que tiene un alto subregistro de víctimas. Por ejemplo, <strong><em>Caucasia</em></strong> tiene registrados 21.406 víctimas del conflicto armado; <strong><em>Tarazá</em></strong> tiene 12.467 y en <strong><em>Cáceres</em></strong> son 8.116.A través de la Unidad de Víctimas, Caracol Radio conoció reportes y estadísticas de víctimas fatales que pueden ser inferiores a la realidad, toda vez que muchas personas desaparecidas, por no decir que la mayoría, son <strong>arrojadas al río Cauca</strong> después de ser asesinadas. Pero tampoco se llega a una cifra plena y segura porque muchas familias víctimas abandonan en silencio sus territorios <strong>para no radicar las denuncias</strong> por temor a las represalias.-<a title="Líderes sociales" href="https://caracol.com.co/tag/lideres_sociales/a/" target="_blank">Líderes sociales</a> del Bajo Cauca entregan este detalle: el año 2012, el corregimiento <strong><em>La Caucana</em></strong> tenía unos <strong><em>10.000 habitantes</em></strong>, y hoy esa población no llega a las <strong><em>cuatro mil personas.</em></strong> ¿Qué pasó con los casi <em>seis mil restantes</em>? <strong>Muchos fueron asesinados</strong> y otros tomaron los pocos <strong><em>corotos</em></strong> que pudieron echarse al hombro, <strong><em>y se marcharon</em></strong>. Otra vez, las duras imágenes de los desplazados.Todas estas circunstancias han llevado a que en los últimos tres años se observe un <strong>sensible incremento en los homicidios</strong>, con unas tasas de criminalidad que preocupan a las autoridades, pero especialmente a la propia ciudadanía que no encuentra sosiego ni respuestas a sus exigencias de seguridad y oportunidades de mejorar su calidad al margen de esa guerra.Según cifras suministradas por la Policía en el <strong><em>Bajo Cauca</em></strong>, durante el año 2016 fueron asesinados 19 hombres en <strong><em>Tarazá</em></strong>, 34 en <strong><em>Caucasia</em></strong> y 16 en <strong><em>Cáceres</em></strong>. Al año siguiente, en 2017, pero en Cáceres, se reportó el asesinato de 14 hombres y 2 mujeres, para un total de 16; en Caucasia fueron asesinados 51 hombres y 3 mujeres, para 54 en total. En Tarazá mataron a 29 hombres y 4 mujeres, 33 en total, lo que muestra un tendencia creciente en el número de muertes violentas en solo esas <strong>tres localidades</strong> especialmente.En el año 2018 las autoridades registraron en Cáceres los asesinatos de 49 hombres y 5 mujeres, para un total de 54 víctimas; en Caucasia fueron 138 hombres, 15 mujeres para 153 asesinatos; en Tarazá, 98 hombres, 12 mujeres, es decir 110 crímenes.La violencia no ha cesado en esas poblaciones y en este 2019 se han reportado homicidios <strong><em>in crescendo</em></strong>.(FALTAN CIFRAS DE 2019)Todo esto ha dejado muchas viudas e innumerables huérfanos, en su mayoría menores de edad en estas comunidades. Para los líderes comunitarios, la iglesia católica y las propias autoridades locales, lo más preocupante es la falta de apoyo sicológico y económico para estas personas víctimas de la cruenta guerra que se libra en el bajo Cauca.<strong>Las mujeres quedaron solas</strong>, y muchas tienen a cargo tres, cuatro y hasta ocho niños, con edades entre los dos y diez… Algunos de estos muchachos, menores de edad, no alcanzan los 17 años. Pero también los hay huérfanos adultos. Pero también es alto el porcentaje de <strong>hijos que –además- han tenido que presenciar la muerte violenta de su padre o madre</strong>. Un trauma adicional, una <strong><em>lastre emocional</em></strong> que deben llevar toda la vida.