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A $20.000 por voto, una realidad en La Guajira

La compra venta de votos es una realidad oculta, de la muchos saben pero no denuncian por miedo o conveniencia.

La mañana en Mayapo era muy cálida. Frente a la institución educativa de este corregimiento de Manaure, en La Guajira, se ve a decenas de indígenas Wayúu haciendo fila para ingresar al centro de votación instalado para la elección de quien gobernará el departamento hasta el 31 de diciembre de 2019 en reemplazo de Oneida Pinto, a quien el Consejo de Estado le anuló la credencial.

En medio de la fila se ve a una mujer de unos 30 años, con su rostro color canela lavado por el sudor y una actitud muy ansiosa. Ella minutos antes había votado y al salir del centro electoral se sumó a una fila, por lo que nos llamó la atención.

Después de hablar con otros lugareños, todos de muy pocas palabras, abordamos a la mujer, cuya identidad nos reservamos. Ella, con cierto tono de molestia dijo que le habían prometido el desayuno, pero no sabía quién se lo iba a entregar.

En efecto, el desayuno fue parte del acuerdo por el voto para ella y otras mujeres Wayúu que hacían la fila esperando a que les cumplieran.

Le preguntamos si le habían ofrecido plata e inicialmente dijo que no, pero a renglón seguido dijo que un señor le dio 20.000 pesos “para que compre lo que quiera”, pero a cambio de que votara por su candidato.

¿Quién es el hombre del dinero? Ella no lo tenía claro porque hay muchos intermediarios, pero si sabe que la llevaron desde su ranchería al puesto de votación con otros indígenas en una de las muchas camionetas 4X4 que este domingo recorren las vías departamentales cargadas de personas.

Le insistimos en que nos dijera por cuál candidato le ordenaron votar, pero prefirió guardar silencio por miedo y porque aun guardaba la esperanza de que le dieran el desayuno y le cumplieran el trato.

En otra ranchería, llamada Dividibi, en el corregimiento Camarones, famoso por un acueducto que es “monumento” a la corrupción, un joven indígena lamentó que “por aquí llegan los políticos en época de elecciones, traen tejas y cemento, convencen a la gente para que voten por ellos y cuando ya están elegidos, no vuelven.

Es una realidad que está en La Guajira, pero también en buena parte de Colombia, sobre la cual se debate en cada tiempo electoral, pero sobre la que poco se avanza. Las autoridades electorales solo atinan a decir que pese a los problemas, La Guajira está viviendo las elecciones más transparentes de los últimos tiempos.