Financiación y tecnología: nuevos motores del café colombiano
La banca digital rural se enfoca, hoy, en el producto insignia del país para garantizar estabilidad y crecimiento en el campo. Conozca la Cédula Cafetera de Davivienda.
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El café sigue siendo uno de los grandes motores de la economía nacional. Más de medio millón de familias dependen directamente de su cultivo y, en regiones como Huila, Risaralda y Antioquia, no solo representa ingresos: también tradición e identidad.
De acuerdo con la Federación Nacional de Cafeteros, en julio de 2025, Colombia alcanzó su mayor producción mensual de café en una década, con 1,37 millones de sacos de 60 kg. En los últimos doce meses la cifra llegó a 14,6 millones, consolidando el mejor desempeño en el mismo periodo de tiempo.
Se trata de un momento favorable para la industria en el país, sin embargo, mantener ese ritmo no es sencillo. Los productores siguen expuestos a precios internacionales inestables, a los impactos del clima y al aumento constante de los costos de producción. Factores que, en conjunto, ponen en riesgo la estabilidad de miles de familias cafeteras.
En este escenario, la Cédula Cafetera Davivienda surge como una herramienta para ampliar el acceso a servicios financieros en las zonas rurales. En alianza con la Federación, este mecanismo busca que 540.000 familias cuenten con productos adaptados a la realidad del campo, como cuentas de ahorro, tarjetas de crédito ajustadas al ciclo productivo, seguros para cultivos y plataformas digitales para realizar transacciones sin necesidad de desplazarse a las cabeceras municipales.
Para productoras como doña Rosalba, en el Huila, la cédula significa acceso a un crédito formal que le permitió renovar parte de sus cafetales y adecuar el secadero. Ese ajuste le abrió la posibilidad de comercializar café en mercados urbanos, conectando la tradición de su finca con nuevas oportunidades de venta.
En Risaralda, Juan Pablo usó la cédula cafetera para financiar un sistema de riego y sensores de humedad con los que busca mejorar la calidad de la cosecha y entrar al mercado de cafés especiales. En Antioquia, la familia Muñoz accedió a recursos que les han permitido aumentar el volumen y negociar mejores condiciones de exportación.
Con cifras récord y gracias a las nuevas herramientas financieras, el sector cafetero reafirma su papel como motor económico del país y avanza hacia un modelo digital más inclusivo. Ese es el camino para que la caficultura colombiana siga siendo orgullo nacional y el campo, nuestra casa, un lugar más próspero, incluyente y verde para miles de familias.