6 prácticas de crianza que incentivan la curiosidad y aprendizaje en los hijos, según experta
El 65% de los padres de adolescentes cree que sus hijos disfrutan el estudio, cuando en realidad no es así.
Crianza (Getty Images). / Lourdes Balduque
Para empezar, es importante resaltar que la desmotivación escolar se ha convertido en un desafío que afecta tanto a estudiantes como a familias y docentes.
Una investigación del ‘Brookings Institution’, basada en la experiencia de 65.000 alumnos, mostró una caída significativa en el entusiasmo por aprender: mientras que el 75% de los niños en tercer grado afirma “amar” la escuela, apenas un 25% de los jóvenes en décimo mantiene ese mismo sentimiento.
Cabe destacar que esta brecha no solo refleja el desgaste académico con el paso de los años, sino también una desconexión entre la percepción de padres e hijos.
De hecho, el estudio reveló que 65% de los padres de adolescentes cree que sus hijos disfrutan el estudio, cuando en realidad no es así.
Según la investigadora Jenny Anderson, coautora del libro ‘The Disengaged Teen’, este distanciamiento puede revertirse si las familias promueven activamente la curiosidad, apoyan el aprendizaje autónomo y validan los intereses individuales de sus hijos, transformando la educación en una experiencia significativa y motivadora.
¿Cuáles son las seis prácticas que pueden marcar la diferencia?
La investigadora Jenny Anderson, coautora de ‘The Disengaged Teen’, plantea seis recomendaciones para que los padres fomenten en sus hijos un vínculo más positivo con el aprendizaje:
- En primer lugar, sugiere dar autonomía: permitir que los adolescentes tomen decisiones sobre su tiempo y enfrenten las consecuencias dentro de límites razonables.
- También destaca la importancia de evitar frases limitantes, como “no soy bueno en matemáticas”, ya que refuerzan creencias negativas y bloquean la mentalidad de crecimiento.
- Una tercera estrategia consiste en conversar sobre lo aprendido, mostrando interés genuino en las clases y en los descubrimientos diarios de los jóvenes.
- Además, Anderson recomienda empezar por lo positivo, preguntando primero por experiencias agradables antes de abordar lo difícil, para reforzar la motivación.
- Igualmente, propone compartir errores propios, enseñando que equivocarse es parte natural del proceso y no un fracaso definitivo.
- Por último, sugiere conectar las materias escolares con intereses personales, como videojuegos, música o deportes, logrando que la educación resulte más cercana, atractiva y significativa.
La importancia de las experiencias más allá del aula
Las prácticas cotidianas que proponen los expertos pueden parecer simples, pero cuando se aplican con constancia generan cambios profundos en la forma en que los niños se relacionan con el aprendizaje.
Desde la perspectiva de Jenny Anderson, estos hábitos contribuyen a que los hijos fortalezcan su motivación interna, desarrollen resiliencia ante la frustración y ganen mayor autonomía y confianza en sus capacidades.
Integrar la curiosidad en la rutina familiar, ya sea conversando sobre lo aprendido, conectando materias con intereses personales o compartiendo errores propios, transforma la educación en una experiencia significativa más allá de las calificaciones.
Por otra parte, Anderson hace énfasis en que este acompañamiento no busca controlar, sino inspirar, mostrando a los niños que aprender es un proceso vivo, lleno de exploraciones y descubrimientos.
Finalmente, los estudiantes no solo logran un mejor desempeño escolar, sino que se preparan para afrontar la vida adulta con una actitud abierta, creativa y flexible, cualidades esenciales para alcanzar la felicidad y el éxito en un mundo cambiante.