¿Cómo impulsar cambios sostenibles?: las conclusiones de ImPACTO por la biodiversidad
En el marco de la COP16, líderes académicos y del sector privado destacaron la importancia de integrar prácticas sostenibles en el sistema productivo colombiano. El cuidado del agua y el uso responsable de la tecnología, principales compromisos.
Expertos de todos los sectores de la sociedad se dieron cita en ImPACTO por la Biodiversidad, de Prisa Media, para dar su percepción sobre el futuro del sistema productivo colombiano de cara a recuperar y defender el bienestar del medio ambiente. Su llamado fue a redoblar esfuerzos y apalancarse en las alianzas interinstitucionales y en la tecnología para lograr un cambio verdadero.
Un compromiso empresarial urgente
Las principales llamadas al banquillo durante el encuentro fueron las empresas privadas, que deben estar en la capacidad para liderar las acciones en pro de la sostenibilidad, entendiendo que al menos la mitad de los colombianos ve con buenos ojos al sector, según el reporte de Invamer Poll publicado a inicios de este mes. De allí que los más de 40 invitados concordaran en que pueden tener un rol ejemplar en la búsqueda de un sistema productivo más cuidadoso con la biodiversidad.
Ricardo Roa, presidente de Ecopetrol, por ejemplo, reconoció que la empresa tiene un impacto enorme en los ecosistemas del país e indicó que uno de sus principales retos es lograr la mayor sostenibilidad posible de su operación, aspecto en el que la organización invertirá en los próximos años.
“Estamos destinando el 3,5% del total del Ebitda, que son alrededor de 48 billones de pesos en promedio en los próximos años, es decir 1.8 por periodo, en iniciativas destinadas a proyectos encaminados a la protección ambiental de las zonas donde operamos, como por ejemplo la recuperación de 30.000 hectáreas que ya hemos logrado”, puntualizó.
Además de la reforestación, los participantes del evento también advirtieron que el sector privado necesita concentrarse en la defensa del agua. Al respecto, Natalia Gutiérrez, presidenta de Acolgen, comentó que si bien Colombia tiene un sistema hídrico-energético limpio en un 70%, “la apuesta debe estar encaminada a completar la transición energética. Esta debe hacerse de manera responsable, atendiendo la necesidad de cuidar el valioso líquido en tiempos de escasez”.
En ese orden de ideas, los llamados también se enfocaron en favorecer la creación de alianzas que fortalezcan compromisos como los mencionados e incentivar un cambio cultural hacia prácticas más sostenibles.
Tecnología para proteger la biodiversidad
Paralelamente, los asistentes a ImPACTO por la Biodiversidad señalaron que tanto empresas como gobiernos y personas se pueden apoyar en herramientas tecnológicas, sin dejar de reconocer que el vínculo entre estas y el medioambiente presenta una paradoja, en términos del impacto de su producción versus el aporte que hacen a la preservación ecológica.
Empresas como INDRA, sin embargo, comentan que la tecnología puede adaptarse para ser un aliado en la sostenibilidad. Su enfoque en ecodiseño, por ejemplo, les ha permitido alcanzar una reducción significativa en la huella de carbono, apuntando a una producción que respete los recursos naturales.
José Fernando Quintero, presidente de la compañía en Colombia, explicó además cómo el uso de herramientas creadas por la multinacional, como, por ejemplo, sistemas de monitoreo de sectores específicos de la selva colombiana, han permitido prevenir o intervenir de manera oportuna en incendios forestales; “Es vital en esta tarea del cuidado de la naturaleza el contar con datos precisos y en tiempo real para poder gestar estrategias oportunas que impulsen acciones concretas”, añadió.
Agua, un recurso en riesgo
En materia de manejo del agua, y entendiendo que Colombia tiene uno de los mayores consumos per cápita en la región, los expertos insistieron en la necesidad urgente de desarrollar estrategias que garanticen el uso eficiente del recurso, especialmente en sectores como agricultura y ganadería, que demandan altos volúmenes.
Para Hernando García, director del Instituto Humboldt, las industrias tienen la responsabilidad de adoptar prácticas que minimicen el consumo y desperdicio, promoviendo un uso más consciente y estratégico. En sus palabras “se debe conversar con las empresas para que puedan pensar más allá de su caja y enfocarse en el cuidado, siendo Colombia el país del agua”.
Industrias como la arrocera ya vienen adelantando iniciativas desde hace varios años mediante la tecnificación de sus procesos. Así lo explicó Rafael Hernández, gerente general de Fedearroz:
“Con la creación del Centro de gestión de recursos hídricos, en el Espinal, no solo generamos conciencia en la población sino que además reforzamos estrategias que nos han permitido pasar de usar 16.000 m3 en 2012 a 9.000 m3 por hectárea en 2024, siendo nuestra meta llegar a los 6.000 m3 en los próximos años”.
De hecho, la inversión en tecnologías que optimicen el consumo en empresas representa una solución viable. Al abordar estos problemas, el sector privado puede liderar un cambio positivo, ejemplo de ello es lo manifestado por Alejandra Escobar, directora de Sostenibilidad y Asuntos Corporativos de Bebidas para Latinoamérica de Pepsico, quien aseguró que la meta de la organización es ser 100% agua residual neutra o positiva para 2030.
Por el lado del sector público los esfuerzos en la preservación de recursos naturales no son menores, y entidades como La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá hacen un llamado a que cada persona realice acciones puntuales tanto en materia de reciclaje, como en la manera en que se relaciona con el entorno. Natasha Avendaño, gerente de la entidad, expresó que conceptos como la economía circular “ya debería ser algo establecido en cada hogar”.
Agroindustria y biodiversidad, un dúo que se complementa
Finalmente, se discutió cómo la expansión de monocultivos y la ganadería extensiva han deteriorado la naturaleza, afectando el equilibrio de los ecosistemas. Un impacto directo que hace urgente la revisión de prácticas agrícolas sostenibles.
En ese frente, se destacaron experiencias como la de Cenicafé, que ha liderado en investigaciones con miras a reducir el impacto de la producción de café en el entorno natural. Germán Bahamón, presidente de la Federación Nacional de Cafeteros, indicó que gracias a estos desarrollos el 87,5% de los cultivos son más resilientes respecto de los de décadas pasadas, por lo cual “consumen menos agua y menos fungicidas, haciendo la cadena más productiva y mejorando incluso el bolsillo del productor”.
Sobre la dependencia de los monocultivos, que reduce la variedad vegetal, generando condiciones desfavorables para la fauna y flora locales, Harold Eder, presidente de Manuelita se refirió a prácticas agroindustriales sostenibles que pueden ayudar a revertir la pérdida de diversidad y a recuperar regiones afectadas, como el uso de la biomasa producida del tratamiento de la caña de azúcar.
La empresa, explicó, ha trabajado desde hace más de 15 años en lograr que el ciclo de los residuos del tratamiento de dicho producto sea cerrado; es decir, que se use en su totalidad y no se desperdicie, una experiencia que, asegura, se puede replicar en otras industrias.
El reto, concluyeron los invitados a ImPACTO por la Biodiversidad, implica un cambio hacia métodos de producción más equilibrados.
Vea la transmisión de la segunda parte del encuentro, acá: