Japón crea un plástico resistente que es capaz de biodegradarse en una semana
Científicos de la Universidad de Kobe revelaron que este plástico es apto para la producción industrial a gran escala.
Investigadores japoneses han desarrollado un tipo de plástico de origen biológico apto para la producción industrial a gran escala y capaz de biodegradarse con rapidez, según los responsables del proyecto, que lo presentan como una alternativa ‘verde’ al material sintético.
El equipo de científicos de la Universidad de Kobe (oeste) describe el nuevo compuesto como “más procesable, más resistente a las fracturas y altamente biodegradable, incluso en el agua marina”, en comparación con otros plásticos de origen biológico, en un comunicado publicado este miércoles.
El material, creado por medio de bacterias modificadas genéticamente, puede ser “ajustado y producido a escala industrial” y “tiene un gran potencial para que la industria del plástico se vuelva ‘verde’”, señaló en la nota la citada universidad.
Se trata de un polímero creado con ácido poliláctico, un compuesto derivado de la caña de azúcar o del maíz, y mezclado con otro bioplástico conocido como LAHB. El segundo refuerza las propiedades de maleabilidad, resistencia y solubilidad del primero, pero es muy difícil de producir a gran escala.
El equipo liderado por Seiichi Taguchi ha empleado “una fábrica plástica de bacterias” basada en estos microorganismos cuyos genomas han sido manipulados para producir LAHB a gran escala y que se alimentan únicamente de glucosa, según explican en un artículo publicado también por la revista científica estadounidense ACS Sustainable Chemistry & Engineering.
“El plástico transparente resultante es mucho más maleable y resistente que el ácido poliláctico puro, además de biodegradable en agua marina en una semana”, señala la nota de la Universidad de Kobe.
Los científicos nipones creen además que las bacterias empleadas en este proceso, que pueden alimentarse de dióxido de carbono, “podrían sintetizar plásticos útiles directamente a partir de emisiones de efecto invernadero”.
La técnica de “bioingeniería sostenible” para mejorar las propiedades de los plásticos de origen orgánico “podría por tanto contribuir también a la reducción del C02″, destaca Taguchi.
El Ejecutivo nipón, que ha financiado este proyecto en el que también colaboran la empresa nipona Kaneka Corporation y el Instituto Nacional de Ciencias y Tecnologías Avanzadas, se ha marcado el objetivo de incrementar el uso de bioplásticos para 2030.
Japón es uno de los países que produce más residuos plásticos a nivel mundial y, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en 2022 había unos 30 millones de toneladas de ese tipo de basura en los océanos del planeta.