¿Cómo afecta la rotación de la tierra a los aviones? Esto dice la ciencia
El avión es uno de los medios de transporte más utilizados alrededor del mundo. ¿Se ven las rutas aéreas afectadas o beneficiadas por la rotación del planeta?
Aunque no seamos capaces de percibirlos, los movimientos de la Tierra son reales y determinantes para comprender y adaptarnos a la naturaleza y sus complejidades.
La rotación de la Tierra establece la duración de los ciclos de día y noche, permitiendo que la radiación solar se distribuya en las diferentes regiones del planeta, facilitando así las condiciones para la supervivencia y el desarrollo de la vida.
Este movimiento también tiene otras consecuencias importantes, como lo son los huracanes y otros sistemas meteorológicos, como apunta The Naked Scientist, debido a las diferentes velocidades que tienen las latitudes en el planeta.
El desarrollo de la aviación
Un hito fundamental en la odisea de los seres humanos, es haber logrado recorrer grandes distancias, cada vez en menor tiempo, a través de medios de transporte como los aviones.
El desarrollo aeronáutico ha sido una carrera en la que el ingenio humano ha buscado valerse de las fuerzas de la naturaleza, desde los diseños precursores de Leonardo Da Vinci; pasando por la creación de los primeros rústicos aeroplanos; hasta los aviones modernos, que cubren extensas rutas intercontinentales.
Aunque la aviación comercial se ha convertido en uno de los medios de transporte más seguros y utilizados en el mundo (algunas fuentes estiman que al día se realizan 120.000 vuelos), los aviones han tenido que enfrentar grandes retos para dominar los aires en nuestros días.
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¿Cómo afecta la rotación de la tierra a los aviones?
Como explica Science Alert de la BBC, mientras que la Tierra rota sobre su propio eje a unos 1.180 km/h hacia el este; el suelo y todo lo que hay sobre él, lo hacen de forma aún más veloz, a unos 1.670 km/h
Cuando la Tierra gira, arrastra el aire, por efecto de la gravedad. Eso incluye el aire por el que vuelan los aviones, apunta Discovery. Para que un avión llegue a alguna parte, tiene que moverse con respecto al suelo.
Como la atmósfera se mueve con la Tierra, al volar sobre ella, seguimos moviéndonos con la superficie de la Tierra.
Es por esto, que se explica por qué no resulta más rápido volar hacia el oeste, pensando que el destino al que vamos se acercase por efecto de la rotación, mientras el avión permanece en el aire.
En el ecuador, la Tierra gira aproximadamente el doble de rápido de lo que puede volar un avión comercial. Esta velocidad disminuye a medida que nos acercamos a los polos, pero siempre será mayor que la de un avión.
Como no puede igualar la velocidad de rotación de la Tierra, un avión que se dirige hacia el oeste técnicamente viaja hacia el este, igual que todo el planeta que tiene debajo. Únicamente tiene motores que le ayudan a viajar hacia el este un poco más despacio que todo lo demás, haciendo que se mueva hacia el oeste en relación con el suelo.
En un ejemplo que propone el canal de YouTube, ‘Minute Physics’, si un avión se desplaza a 160 km/h al este, como ya se mueve a 1.670 km/h con el planeta, más su velocidad; es capaz de adelantarse y llegar a alguna parte. En cambio, si se desplaza hacia el oeste, en realidad se mueve a 1.670 km/h menos 160 km/h.
Las corrientes de chorro y el efecto coriolis
Como se enunció anteriormente, los aviones se mueven con la atmósfera por la rotación de la Tierra, con lo que su velocidad no se ve afectada.
Lo que sí afectaría a la velocidad del avión, menciona el Museo Smithsoniano del Aire y el Espacio, es el viento a esa altitud, el cual podría provocar que un vuelo de Londres a Nueva Jersey pueda llegar a durar ligeramente más que en sentido contrario.
En las capas bajas de la atmosfera, enseña la escuela de aviación One Air, el aire se enfrenta al rozamiento, las construcciones y la orografía, resultando en un comportamiento muchas veces impredecible.
En cambio, en las capas altas, dice el centro de estudios, es diferente, debido a que las partículas de aire fluyen desde zonas de altas presiones a zonas de bajas presiones.
Como reseña The Naked Scientist, hay vientos estables de alta velocidad, en las alturas, llamados corriente en chorro, que se mueven con la Tierra hacia el este; contribuyendo significativamente a reducir los tiempos de vuelo, porque un avión viaja con el viento predominante y, por lo tanto, se enfrenta a menos resistencia o arrastre del aire.
A este fenómeno producto, entre otras cosas, de la rotación de la Tierra, se le conoce como efecto Coriolis.
La revista Nat Geo lo define como aquello que se observa en un sistema de referencia en rotación como la Tierra, cuando un cuerpo se encuentra en movimiento respecto a ese mismo punto referencial, en este caso el avión.
Es por ello que, mientras en el hemisferio norte el viento tiende a virar hacia la derecha, en el sur lo hace hacia la izquierda, un fenómeno al cual los pilotos deben prestar especial atención, de acuerdo a One Air.
La Tierra, según la Administración Oceánica y Atmosférica de EE. UU. tiene cuatro corrientes principales: dos polares, cerca de los polos norte y sur, y dos subtropicales, más cerca del ecuador.
Estas corrientes, afirma Economía digital, funcionan como “autopistas aéreas”, puesto que la velocidad de los vientos oscila entre los 100 y los 200 kilómetros por hora, pudiendo llegar, en invierno, hasta los 400 kilómetros por hora.
La turbulencia, asegura la escuela Aviation Group, en ocasiones se debe a que la aeronave sale de dichas corrientes. Asimismo, según la academia, el calentamiento global hace que las corrientes tengan más ondulaciones.