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África pide más inversión y reformas para impulsar el crecimiento verde global

Con la firma de la Declaración de Nairobi se sugiere implementar un impuesto global a combustibles fósiles y se respalda la idea de reducción de deuda a cambio de acciones climáticas.

Cierre de la Cumbre Climática de África desarrollada en Kenia. (foto: Andrew Kasuku/Anadolu Agency via Getty Images) / Anadolu Agency

Los dirigentes africanos llamaron el miércoles a invertir y reformar el sistema financiero global para impulsar un crecimiento verde en el continente y luchar así contra el calentamiento global, al cierre de una cumbre histórica en Nairobi.

El encuentro de tres días reunió en la capital keniana a jefes de Estado y de gobierno, así como a empresarios, con el objetivo de captar financiamiento para proyectos medioambientales para que la región pueda desarrollarse y al mismo tiempo luchar contra el cambio climático.

“África tiene tanto el potencial como la ambición de ser una parte esencial de la solución global al cambio climático”, dijeron los participantes en su declaración final conjunta, bautizada “Declaración de Nairobi”.

Pero para liberar su potencial “en una escala que contribuya significativamente a la descarbonización de la economía global, será necesario multiplicar los flujos actuales de financiamiento e inversiones para el desarrollo”, afirmaron.

Para ello, pidieron en particular “una nueva arquitectura de financiación adaptada a las necesidades de África, incluidas la reestructuración y el alivio de la deuda”, cuya carga pesa fuertemente sobre sus economías.

Durante la cumbre también se prometió un total de 23.000 millones de dólares en inversiones internacionales, dijo el presidente keniano, William Ruto.

Esta declaración “servirá como base de la posición común de África en el proceso global sobre el cambio climático hasta la COP28 y más allá”, señalaron los dirigentes.

La cumbre de Nairobi dio inicio a cuatro meses de reuniones internacionales sobre temas climáticos, que continúan este fin de semana con una cumbre del G20 en India y culminarán con la conferencia de la ONU sobre el clima (COP28) en Dubái a finales de noviembre, donde se librará una acalorada batalla sobre las energías fósiles.

Lograr un consenso en un continente de 1.400 millones de personas y 54 países política y económicamente diversos no fue fácil. Algunos gobiernos militaban por un futuro dirigido a las energías renovable mientras que otros dependen de sus recursos de combustibles fósiles.

Con una población joven y muchos recursos naturales, África puede ayudar a construir una alternativa a los combustibles fósiles contaminantes.

Además de un potencial natural para la generación directa de energía limpia (solar, eólica, geotérmica, etc.), el continente alberga también el 40% de las reservas mundiales de cobalto, manganeso y platino, esenciales para las baterías y las pilas de combustible de hidrógeno.

En su comunicado conjunto, los participantes afirmaron su deseo de aumentar, con la ayuda de la comunidad internacional, su capacidad de producción de energía renovable de 56 gigavatios en 2022 a al menos 300 gigavatios en 2030.

- “Igualdad de condiciones” -

Los desafíos siguen siendo inmensos en un continente donde 500 millones de personas no tienen acceso a la electricidad. Los países africanos están también paralizados por la creciente carga de su deuda y la falta de financiación.

Varios líderes del continente, pero también el jefe de la ONU Antonio Guterres y el emiratí Sultan al Jaber, pidieron el martes una reforma del sistema financiero internacional - un sistema “obsoleto, injusto y disfuncional”, según el jefe de la ONU - para adaptarlo a las exigencias de la lucha contra el calentamiento global.

“Exigimos igualdad de condiciones para que nuestros países puedan acceder a las inversiones necesarias para liberar su potencial y traducirlo en oportunidades”, dijo William Ruto.

Los líderes africanos también recordaron a los países ricos su compromiso de proporcionar 100.000 millones de dólares por año en financiamiento climático a los países más pobres