Manuel Miller Ranoque habló ante los micrófonos de Caracol Radio 6AM Hoy por Hoy sobre las denuncias de abuso y maltrato en su contra que ha realizado en los últimos días la familia materna de los menores indígenas, rescatados de las selva del Guaviare luego de 40 días. Ranoque, quien es padre biológico de Tien Noriel y Cristin de 4 y 1 año respectivamente, rechazó estas versiones y criticó los intereses económicos de algunos familiares y el trabajo del ICBF.

Luego del jubilo que se produjo tras el milagroso desenlace de la Operación Esperanza, los niños rescatados continúan recuperándose en el Hospital Militar en Bogotá. Mientras los menores continúan siendo tratados a nivel físico y mental, gracias al trabajo mancomunado de la institución médica y el ICBF, los familiares de Magdalena Mucutuy, fallecida en el accidente aéreo de la avioneta matrícula HK 2803, acusaron a Manuel Ranoque de haber maltratado reiteradamente a quien fuera su pareja sentimental.

Ranoque, quien fue partícipe de la búsqueda de los menores durante más de 35 días en la selva de Yarí, Guaviare, aseguró en Caracol Radio que no tienen ninguna denuncia por abuso y aseguró que se defenderá de las declaraciones de los abuelos maternos, a quienes acusó de tener intereses económicos ante una posible indemnización.

Así mismo Miller Ranoque se mostró disgustado por las acciones del ICBF, quienes asegura impidieron que su hermana le representara en el acompañamiento de los niños, favoreciendo a la familia materna de los menores. De igual manera declaró sentirse disgustado con la participación del presidente Gustavo Petro, por quien dijo sentirse ignorado.

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“Le quieren quitar los niños a Manuel”: Henry Guerrero

El guardia indígena Henry Guerrero, uno de los participantes de la comunidad indígena en la Operación Esperanza, respaldó las declaraciones de Manuel Ranoque y aseguró que los abuelos maternos de los menores rescatados están detrás de “un trámite jurídico para quitarle los niños a él”.

Guerrero afirmó que durante los 35 días que estuvieron inmersos en la selva no recibieron ningún tipo de ayuda por parte de la familia materna de los niños y que, según su apreciación, empezó a notar el interés de estas personas, únicamente luego de haber llegado a Bogotá.

El rastreador declaró también que los niños no estuvieron con ninguna persona o comunidad durante su estancia en la selva, sino que recibieron acompañamiento de los espiritus que según su cosmogonía se asocian al cuidado de la naturaleza y particularmente el río Apaporis.