Salud y bienestar

Un disparo en la cabeza ocasionó que un hombre viera al revés

El hombre es conocido como ‘paciente M’ y pese a su condición, logró vivir sin mayores problemas.

Ojos, imagen de referencia - Getty

Ojos, imagen de referencia - Getty / Javier Sánchez Mingorance

Recientemente, fue publicado un estudio en donde se habla sobre la forma en la que un militar tuvo que vivir el resto de su vida tras verse afectado por un disparo. La investigación revive este caso, pues logró convertirse en uno de los más conocidos a nivel mundial. Además, a partir de este se llegaron a grandes conclusiones con respecto a la manera en la que funciona el cerebro.

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Por otro lado, en la investigación se concluye que por siglos casos muy particulares han permitido conocer con detalle las formas en las que trabaja el cuerpo humano, en específico el cerebro. “El conocimiento sobre la organización funcional del cerebro se ha asentado en el estudio de casos únicos. El ‘paciente M’ constituye un ejemplo más de esta tradición, ayudando a establecer las bases de la teoría de dinámica cerebral desarrollada por Justo Gonzalo”, aclara la investigación Redescubriendo al paciente M: Justo Gonzalo Rodríguez-Leal y su teoría de la dinámica cerebral.

El “paciente M”, como es conocido el hombre que vió afectada su vida y que se convirtió en un personaje importante para el avance de la neurología, recibió el disparo en la cabeza en el año 1938, durante la Guerra Civil española. La historia señala que el ‘paciente M’ era un soldado del ejército republicano y apenas tenía 25 años.

En medio de un combate, el joven soldado recibió una bala que atravesó su cabeza, aquel disparo fue realizado mientras él daba la espalda. Poco después de que el hombre perdiera el conocimiento fue llevado al hospital Provincial de Valencia y allí estuvo bajo cuidado de los médicos por tres meses. Su condición era bastante preocupante, pues tenía lesiones en el área parieto - occipital izquierda de la corteza cerebral, por esto se creía que tal vez no saldría vivo del centro de salud. Sin embargo, el ‘paciente M’ logró sobrevivir sin requerir una intervención quirúrgica.

Aunque el ‘paciente M’ estuvo dos semanas sin recuperar el conocimiento, despertó, con problemas en la vista, así como estuvo padeciendo náuseas y dolores de cabeza. Al mismo tiempo, fue caracterizado como un paciente distraído y apático. No obstante, tuvo que pasar un año para que se diera a conocer su verdadero diagnóstico. Fue en ese momento que el médico Justo Gonzalo Rodríguez Leal concluyó que el soldado pese a que se había “recuperado”, tenía ciertas condiciones que lo hacían ser un paciente particular, pues el disparo afectó su vista, su tacto y más sentidos. Dichas condiciones no habían sido detectadas anteriormente.

Todo comenzó cuando Justo Gonzalo Rodríguez Leal visitó al ‘paciente M’ en el Hospital de Sanidad Militar de Godella. A partir de ese momento ambos compartieron gran parte de sus vidas, pues al médico le parecía importante investigar sobre la condición del soldado y por esto estuvieron siempre en constante comunicación. “Fue la oportunidad de estudiar la organización funcional cerebral y articular una original concepción de la neurofisiología basada en las leyes de la excitabilidad nerviosa”, señala el nuevo estudio, que de hecho fue realizado por la hija del doctor, Isabel Gonzalo Fonrodona.

De esta manera, Justo Gonzalo Rodríguez Leal consolidó una nueva teoría sobre la forma en la que funciona el cerebro. Para el medio ABC la investigadora narró: “mi padre le trataba en condiciones muy especiales, en pleno reposo, libre de estímulos visuales o ruidos exteriores. Todos los fenómenos anómalos aparecían cuando se le mostraba un objeto y se variaba la iluminación y la distancia”.

Además, el soldado, quien murió a finales del siglo XX, contaba que los objetos de un momento a otro se inclinaban y lucían boca abajo, así como los colores y tamaños variaban. A su vez, el ‘paciente M’ podía leer las letras y los números sin importar si estaban al revés. En el caso del tacto sentía las cosas de forma invertida, por lo que un apretón de manos en su mano derecha era percibido por su mano izquierda. Finalmente, los sonidos también los percibía de forma invertida, un ruido escuchado por el oído izquierdo lo notaba por el derecho.

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