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¿Qué quiere decir la palabra Valle de Aburrá? Este es el significado

Los indígenas que habitaron esta zona en el pasado eran conocidos por los españoles como “bélicos” y “valientes”.

Como muchos pueblos de Colombia, el significado detrás del nombre del Valle Aburrá esconde tras de sí la historia indígena que ni la época de la conquista ni la colonización pudieron borrar.

Los aburraes fueron un pueblo indígena que se dedicaba al comercio textil en coordinación con otras comunidades originarias, puesto que este grupo no era el responsable de trabajar con las materias primas, más bien su labor se centraba en el hilado y en la elaboración de mantas de algodón, así lo describió Pablo Aristizábal en su libro ‘Los Aburraes: Tras los rastros de nuestros ancestros’.

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Según lo escrito por Aristizábal en su propio libro, hay una fuerte probabilidad de que el sufijo ‘á’ esté asociado a ‘río’ o ‘lugar de’ o ‘pueblo de’ en la lengua nativa de los pobladores del Valle en la época precolombina”.

Por otro lado, existen grandes indicios, según Carlos Gaviria Ríos, historiador de la Universidad de Antioquia, de que los españoles le pusieron este nombre a los indígenas debido a que usaban un pequeño sello con el cual estampaban el cuerpo y las telas que fabricaban. Esta palabra se llama Aburrá en lengua catía, señala el historiador.

Además, se encontraron testimonios escritos por parte de los españoles, uno de los más relevantes corresponde a Jorge Robledo, quien comandaba esa expedición que llegó al Valle de Aburrá. En los relatos escritos por Juan Bautista de Sardela en 1541, el español comentó que al llegar al lugar, lo bautizaron con el nombre de Valle de San Bartolomé, sin embargo agregó: “Esta provincia se llama, en nombre de indios, Aburra y le pusimos por nombre el valle de San Bartolomé. Aquí estuvimos quince días”. En concordancia, los indígenas que habitaban este lugar fueron nombrados aburraes.

Cómo eran los aburraes

Según lo narrado por Jorge Robledo en sus crónicas, los indígenas aburraes eran buenos agricultores y siempre se caracterizaron por ello. “Son grandes labradores, tienen mucha ropa, mucho de comer, así de carne como de frutas, porque tienen grandes arboledas y están en aquel valle que es muy ancho y vicioso”, escribió en 1541.

Por otro lado, los indígenas aburraes eran una comunidad que no se dejó dominar fácilmente por la llegada de los conquistadores. Muchos de ellos se organizaron, articulándose entre comunidades para herir y reducir a enemigos comunes, en este caso los españoles.

Incluso, cuando la derrota era evidente e inevitable, muchos de ellos prefirieron morir para evitar ser subyugados por la colonización. Así lo describió el cronista Pedro Cieza de León: “Cuando entramos en este valle de Aburrá, fue tanto el aborrecimiento que nos tomaron los naturales de él, que ellos y sus mujeres se ahorcaban de sus cabellos o de los maures de los árboles, y aullando con gemidos lastimeros dejaban allí los cuerpos”.

El historiador Carlos Gaviria Ríos también explica que la huella del paso de los españoles se vio reflejada en las epidemias y enfermedades que los indígenas tuvieron que afrontar tras su retiro. Juan Pablo Díez en el Plan de Manejo Arqueológico de Metroplús Envigado 2014 también describe que estas numerosas muertes quebraron el tejido social y económico de las comunidades.