Estas seis jóvenes llevaron el talento de las regiones del país a la NASA
Son parte del grupo de 35 estudiantes que seleccionó la Fundación "She Is" en el marco de su programa "Ella es Astronauta"
Por: ColombiaVisible
La fundación, que cuenta con diversos programas para niñas y jóvenes de todo el país, y que este año comenzó a expandirse a otros lugares como Ecuador y Panamá, busca empoderar a las mujeres del país desde pequeñas, con el objetivo de romper barreras machistas que las encasillan y las limitan.
“Queremos empoderar a las mujeres desde temprana edad, hacer que conozcan sus derechos y reconozcan sus capacidades para emprender y emplearse en diferentes áreas” cuenta Leidy Martínez, coordinadora del proyecto.
Así, por segundo año consecutivo y en una alianza con la Nasa, la Fundación She Is hizo posible el sueño de 35 niñas y jóvenes, entre los nueve y los 15 años, de 21 departamentos y todas las regiones del país, de ser astronautas.
El pasado 21 de agosto, luego de un encuentro con la vicepresidenta Francia Márquez, viajaron a Houston para vivir una experiencia inmersiva en la que “tendrán contacto con astronautas que les contarán su experiencia y cómo llegaron a esa profesión; recibirán clases de robótica, tecnología, cohetes, entre otras cosas, y podrán experimentar los simuladores de astronautas”, agrega Leidy.
Antes de su partida, Colombia Visible, el proyecto de buenas noticias de Caracol Radio habló seis de ellas para conocer sus expectativas, sus sueños profesionales y personales, y sus aspiraciones para las regiones que habitan.
Estas son sus historias:
Jairem, la joven wayúu que será astronauta por una semana
Jairem Alejandra Reyes tiene 13 años y nació en Uribia, La Guajira, la capital indígena de Colombia hace 13 años. Pertenece al pueblo indígena wayúu y se refiere a ello como un gran privilegio y algo que destacar, entre otras cosas, porque “las mujeres somos la autoridad, nacemos con ese don”.
Para ella, la ciencia es como un imán “que siento que me jala y me dice ven para acá y no me suelta”. Recuerda hacerse una infinidad de preguntas cuando miraba el atardecer y más tarde el cielo estrellado desde la playa, uno de sus lugares favoritos, acompañada de su madre, su más grande amiga y confidente.
Como todas las personas de su edad, sueña en grande y por ello aspira a ser astronauta, diseñadora gráfica, oftalmóloga, socióloga y bailarina, además de ser una líder y referente para su comunidad y en particular para las niñas.
Eso último, sin embargo, ya ha comenzado a ejercerlo involucrándose en proyectos sociales y comunitarios en Uribia con los que ha buscado luchar por la equidad de género en sus contextos más inmediatos, así como en iniciativas para el cuidado del medio ambiente, entre otras cosas.
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Melanny, la joven estudiante de Saravena que irá a la Nasa
Como buena llanera, Melanny es fanática del joropo desde que tiene memoria. Sin embargo, como la curiosa joven que es, descubrió el pop koreano y ese se ha consolidado como su música favorita, que le gusta escuchar a todo volumen en su cuarto.
Sueña con ser ingeniera aeroespacial y trabajar en la construcción de cohetes para la Nasa, así como consolidar un salón espacial en Saravena con el que quiere interesar a los jóvenes de su municipio y su departamento por los misterios del espacio.
Luego de su viaje, Melanny quiere dictar charlas para niñas de su región, con el objetivo motivarlas a seguir sus sueños y así alejarlas de las diversas problemáticas que hoy se viven allí, como el conflicto armado, que ha afectado, y todavía hoy, a Saravena y Arauca con particularidad.
Aun así, con toda esta experiencia, Melanny busca también mostrar que esa región es mucho más que violencia y que, por el contrario, es un lugar lleno de cosas buenas que mostar.
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En Barrancabermeja, Zharick sueña con ser astronauta y pastelera
Para Zharick no hay mejor cosa para arreglar un mal día que una galleta o un pastel, por lo que dice que quiere ser pastelera para alegrarle los días a las personas.
Nació en Barrancabermeja y es fanática de observar los botes que pasan por el río desde el puente que lo cruza, pero le preocupa mucho la contaminación que se ve a causa de los desechos petroleros y la poca cultura ambiental que hay en su municipio.
Por eso, dice que es hora de invertir los papeles y que los niños comiencen a enseñarle a los adultos acerca del cuidado del medio ambiente porque “usted sin agua no vive, no hay vida. Sin agua, se acabó todo”.
Además, claro, sueña con ser astronauta para así poder inspirar a más niñas y mujeres a que se atrevan a soñar y a llegar a altos cargos y espacios de decisión: “tenemos que aprender a querernos, a empoderarnos y decir ‘yo puedo hacer cualquier cosa’, podemos ir más allá de las estrellas”.
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Aynhara, la niña genia del Chocó que recibió una invitación a la Nasa
Aynhara es, literalmente, una niña genio. Su coeficiente intelectual la ubica como una niña con ‘capacidades extraordinarias’ y está más cerca de tener una mente como la de Stephen Hawking que la de una persona promedio.
Aprendió a leer y a escribir sola y la han promovido tres veces de grado en el colegio por sus capacidades. Con 11 años, le faltan dos para graduarse.
Dice que sus más grandes sueños son ser la primera mujer afro en llegar a marte, así como encontrar la cura para el cáncer y otras enfermedades para las que hasta ahora no hay solución, por lo que quiere estudiar ingeniería espacial y medicina.
Cuando no está leyendo o investigando le gusta inventarse recetas para cocinar con sus amigas, bañarse en el río Tutunendo e ir a patinar al malecón de Quibdó, donde nació.
Admira a Francia Márquez y a Michelle Obama por ser dos mujeres que “luchan por el empoderamiento femenino y los derechos de la gente en general”.
Por su extraordinaria capacidad intelectual, se ha convertido un referente en su colegio, al punto de que sus compañeros, incluso aquellos más grandes, le piden ayuda constantemente con sus tareas.
Además, quiere construir un observatorio en el municipio con el objetivo de democratizar el acceso a la ciencia e interesar a la población en general por el espacio.
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Sara Mondragón se va a la Nasa con la motivación de inspirar a otras niñas de Guaviare
Cuenta Sara que si hay algo que tiene claro en la vida es que está cansada de los estereotipos que le asignan los hombres a las mujeres y que no quiere que sean ellos los que decidan qué hacer con su vida.
Por eso, entre otras cosas, desarrolló ‘Programadoras del Futuro’, una escuela de programación, en la Inspección La Libertad, en el municipio de El Retorno, en el Guaviare, con la que comparte sus conocimientos de programación con sus compañeras de colegio.
Todos los sábados asiste a clases en la Escuela de Robótica de San José del Guaviare y lo que aprende, se lo enseña a sus compañeras.
Sueña con ser médica y piloto, aunque también le gusta mucho la vida en el campo. Tanto así que cuenta que su lugar favorito es la finca de su papá, donde suele cortar pedazos de caña para comer mientras juega con ‘Perrito’, un becerro que tienen allá y que es su fiel compañero en el campo.
Dice que está obsesionada con aprender nuevas cosas y que cuando le interesa un tema, nadie la frena en su búsqueda por entenderlo a profundidad. Y aunque ‘Programadoras del futuro’ es exclusivamente para mujeres, también ha comenzado a enseñarles a sus compañeros hombres pues dice, “ellos también tienen derecho”.
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Mariam, la niña de Puerto Tejada que quiere que las mujeres vayan a la luna
Mariam nació en Puerto Tejada, Cauca y dice que es una de las mejores cosas que le pudo haber pasado. Le gusta mucho que es un municipio tranquilo y gentil, donde la comunidad es siempre amable y afectuosa.
Eso le gusta en particular porque se define como una joven muy sentimental a la que le gusta “dar y recibir cariño”.
Además, le fascinan las historias de fantasía, pues dice que estimulan su mente y que la llevan a soñar con crear cosas que beneficien a su comunidad, como robots que se encarguen de los trabajos de cuidado, que recaen mayoritariamente sobre las mujeres, “y así puedan ir a trabajar y cumplir sus sueños sin preocuparse por quién atiende a sus hijos”.
Sueña con ser pediatra y atender a los niños de su comunidad, en un esfuerzo también por devolver el cariño que ella misma recibió de los médicos cuando se encontraba en la Unidad de Cuidado Intensivo a causa de la Gastrosquisis con la que nació, una condición en la que la pared abdominal no termina de formarse dejando una abertura por la que salen los intestinos del recién nacido.
Y aunque sus primeros años los pasó de cirugía en cirugía, hoy Mariam es un referente para para los niños de su comunidad que, según cuenta su padre, hacen fila en la puerta de su casa para pedirle ayudas en las tareas y otros quehaceres escolares.
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