¿Qué nos lleva a no querernos enamorar? El amor en tiempos Millennials
A pesar de que esta generación puede acercarse y conocer a más personas, parece que el amor se les escapara de las manos.
La generación Millennial, que involucra a los nacidos entre 1991 y 2000, ha sido una de las más criticadas y polémicas. A pesar de que los jóvenes pueden acercarse y conocer a más personas gracias a la era digital, parece que el amor se les escapara de las manos.
Qué ocurre cuando el cuerpo decide arrancar de la piel aquello que normalmente hace feliz y, a la vez, infeliz.
Miedo, desconfianza, inseguridad, presión, hostigamiento y nostalgia son algunas de las emociones que sienten las personas que no desean sentir amor.
¿Es el amor directamente proporcional al dolor?
Martín desde pequeño se dio cuenta que podía querer a mujeres y a hombres con la misma intensidad. Fue capaz de aceptarse y amarse; quién no podría amar a un hombre, carismático, extrovertido, amigable y decidido. A pesar de que fue un hombre educado con valores conservadores, poco o nada le interesaba seguirlos.
El primer amor, como a todos, tiende a marcar la vida. En el caso de Martín lo ayudó a salir de su zona de confort, le regaló noches eternas, palabras, sonrisas, y algunas tristezas. Pero la vida decidió cambiar los planes y la relación llegó a su fin. Es ahí cuando la ‘tusa’ le arrancó a Martín la posibilidad de amar a alguien de nuevo.
Tras años de intentar superar su gran amor, se niega rotundamente a aceptar que esa persona ya no hace parte de su vida, al menos como él quisiera. El desamor no le permite volverse a enamorar. Sus proyectos y prioridades han cambiado porque en ellos no hay cavidad para el amor.
¡Sin vivirlo o sentirlo el amor es lo más importante!
Sofía, a pesar que fue criada en un hogar donde la presencia paterna estuvo ausente, se convirtió en una mujer fuerte, persistente, independiente y, como muchas otras, empoderada. Su padre murió cuando era pequeña y sintió el dolor desde lo más profundo de su corazón. Sin embargo, su madre, su fiel compañera, le enseñó a percibir y aceptar la realidad de una manera diferente.
El amor para Sofía va encaminado a disfrutar la gente, vivir los momentos e “ir hasta donde vaya la cosa”. Cada vez que conoce a alguien y siente que es el “indicado”, Sofía se da cuenta que realmente la costumbre y el cariño es lo único que la une a las personas. Esto es lo más cercano al amor que puede llegar a sentir.
Sofía quedó embarazada por una ‘aventura’ de una noche. Un momento que marcó su vida para siempre, un episodio que le dejó una responsabilidad. Su hijo es el único hombre del que se ha sentido verdaderamente enamorada.
A pesar de que no ve a su hijo como una barrera para enamorarse, detenerse a la hora de enfrentar una posible relación es algo que para ella es normal. Lo ha utilizado como un muro de protección, no solo para ella, sino también para su bebé. Y es que tener como prioridad a su pequeño no es un pecado.
Encontrar a alguien que la acepte y que acepte a su otra mitad es difícil. Para Sofía, enamorarse es un proceso selectivo: uno no lo elige, el amor hace su elección.
¿Enamorarse es un reflejo?
Daniela creció en una familia con un matrimonio fuerte, a pesar de que su personalidad es tremendamente arrolladora, su energía produce calma, a más de uno hace reír y, por si fuera poco, es inteligente, pero nunca ha tenido una relación.
Durante mucho tiempo Daniela intentó encontrarse a sí misma, y descubrió que siente atracción por ambos sexos. Ella ha intentado expresar sus sentimientos, pero ha recibido un “no” por respuesta.
Sin embargo, entiende que los seres humanos no siempre son correspondidos. Para ella muchas veces la flecha del amor va en una sola dirección.
Demostrar sin recibir nada a cambio no es lo que realmente le preocupa a Daniela a la hora de enamorarse. Para ella el reflejo de sus padres es lo más relevante.
Daniela le huye al amor por miedo a que sus relaciones sean igual de tóxicas a la de sus papás. Aunque ha estado rodeada de la unión familiar, sus padres no le han dado el mejor ejemplo de la palabra “amor”. Se rehúsa a entregarse a un cariño que no le pueda brindar estabilidad emocional. Le atormenta encontrar a alguien con el no pueda ser ella. Odiaría vivir atrapada con una persona que reprima sus ganas de salir adelante. No quiere enamorarse de alguien que esté ausente.
¿Enamorarse debería ser recíproco?
Valentina ha experimentado el amor pocas veces. Para ella el amor romántico, el que regala flores y chocolates es el perfecto. Sueña con un príncipe azul no convencional, uno que no sea machista, pero que le haga sentir cositas en el estómago. Sin embargo, en sus pocas relaciones, irónicamente lo que menos ha sentido son mariposas.
Valentina presume de sus amores cuando cree que los encuentra, pero sus ‘chicos’ rara vez le corresponden. Toda su vida ha atraído las miradas, posee una figura que no pasa desapercibida, ni hablar de su bondad y entrega por la vida. Su personalidad refleja su corazón puro.
Pero para Valentina el amor nunca le ha devuelto lo que ella merece. Siendo la entrega lo más importante, demostrar no debería ser considerado un acto de vergüenza, sino de valentía.
Ha tomado la decisión de alejarse de todo lo que tenga que ver con el amor, no quiere sentirlo, ni respirarlo. ¿Y si me engaña? ¿Y si se aburre?. El miedo a que le rompan su corazón es más grande que las ganas de enamorarse, porque el dolor que ha sentido le ha dejado un vacío en su pecho que no sabe si puede llenar. Pero comprende que en el amor es normal no llevarse la victoria.
Es evidente que en esta generación no encontrar a alguien es una decisión, y es algo que los Millennialls han reinventado y aceptado en sus vidas.
Muchas veces se cree que el amor es fortuito e inesperado, una cosa del azar y del destino. Pero el ideal del amor que ha impuesto la sociedad en las personas está lejos de la realidad.
*Los nombres de los entrevistados fueron cambiados por su solicitud para guardar privacidad.