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Salud y bienestar

Colectivos estudiantiles consideran el acoso sexual como un secreto a voces en las universidades

Varias universidades han redactado protocolos para atender los casos de violencia de género.

Colombia

En Colombia desde 2014 y hasta octubre de 2016 más de 36.00 mujeres y niñas habían sido víctimas de violencia sexual. Cifras de la Defensoría del Pueblo denuncian, solo en este año, 2666 casos de acoso en la calle, los hogares y las aulas.

Diana Ojeda, profesora asociada al Instituto de Estudios Sociales y Culturales afirma que  “los casos de violencia o acoso dentro de las universidades no son un problema aislado, sino que uno al que no se le ha parado la atención que merece en Colombia y del que casi no se tienen cifras".

El problema existe, como lo han logrado evidenciar grupos estudiantiles en pro de los derechos de las mujeres. Estos han podido visibilizar, incluso, casos de abuso sexual a las estudiantes, como lo registra la página en Facebook de "Rosario sin bragas", donde universitarias cuentan las historia de acoso de las que han sido víctimas. 

 FOTO ROSARIO SIN BRAGAS.

Para Ojeda el primer obstáculo en esta búsqueda de aulas seguras para las mujeres es la falta de datos concretos. “Hay un problema muy grande. Es muy difícil saber las cifras, lo que termina invisibilizando la situación en muchas instituciones porque las universidades le tienen miedo a que se dañe su buen nombre de alguna manera”.

Grupos estudiantiles como ‘En la Nacho no más Machos’ denuncian que en muchos casos, a las estudiantes que han sido víctimas de acoso o de abuso no les ofrecen la orientación necesaria.

Colectivos estudiantiles consideran el acoso sexual como un secreto a voces en las universidades

Victoria Franco, estudiante de Sociología en 10 semestre en la Nacional y miembro del grupo ‘En la Nacho no más Machos’, señaló su preocupación ante el aumento de las denuncias. “Nos encontramos que sí hay muchísimos casos de acoso que en la universidad, tanto de profesores a estudiantes, como de profesores a profesoras o de trabajadores a estudiantes” señaló la líder universitaria.

Ante esta situación, universidades como Los Andes, la Nacional, la Javeriana o el Rosario han redactado protocolos para atender efectivamente las denuncias de acoso, incluso de discriminación.

Santiago Pinilla, director jurídico de la Universidad Javeriana, asegura que el protocolo, que están aplicando desde hace 6 meses, estipula que cuando la universidad es informada de una situación de acoso debe investigar y adoptar medidas disciplinarias, incluso debe asesorar al estudiante si se desea llevar el caso a los estrados judiciales. 

Sofía Díaz, líder estudiantil de Los Andes y de la iniciativa “No es normal”, reconoce que en la universidad funciona un protocolo que ya se ha aplicado frente a algunas denuncias, lo que “ha permitido tomar medidas preventivas para que las malas experiencias que viven las personas por un acoso no se agranden y menos dejen consecuencias académicas si se denuncia”.

Sin embargo, Sofía cree que “hay vacíos legales” porque si un profesor o un alumno investigado se retira del campus antes de que la investigación concluya, en caso de ser sancionado no queda en su hoja de vida ninguna anotación y podría ser contratado en otra facultad o universidad. Para ella esto demuestra que los protocolos requieren ajustes inmediatos.

En el caso de la Universidad del Rosario, el próximo 16 de diciembre será publicado el protocolo contra la violencia. Catalina Lasso, directora jurídica del colegio, aseguró que allí se fija una ruta para atender a las víctimas, aunque reconoció que este no será efectivo cuando la afectada impida que la institución actúe.

Para Lasso y Ojeda existe un gran temor a la revictimización. Las estudiantes piensan que si se hace público el caso van a ser juzgadas por la comunidad universitaria.

Los colectivos estudiantiles reclaman campañas educativas sobre qué es acoso, violencia, abuso, "Por ejemplo, un piropo no pedido es otra forma de acoso".

 Ojeda asegura que muchas veces el agresor no se da cuenta de esta violencia. “Esta ha sido una de las luchas de las sobrevienes y es mostrar que eso que no se reconoce como acoso es acoso y eso que no se reconoce como violación, lo es”.