Misterios y creencias

Diplomacia Papal

La efectiva y discreta diplomacia vaticana.

Diplomacia Papal

Diplomacia Papal(EFE)

Marcos Peckel

Pocos líderes mundiales tienen el honor de pronunciar un discurso en el recinto de la Asamblea General de Naciones Unidas y que además lo oigan todos los presidentes, jefes de Estado y delegados presentes, quienes con la excepción del mandatario de Estados Unidos y uno que otro más, hablan ante un auditorio vacío o frente a funcionarios de tercera. Este honor le correspondió esta vez al Papa Francisco quien ante el atiborrado hemiciclo de la ONU se dirigió en español a los líderes del mundo para promover temas centrales de su agenda global: cambio climático, pena de muerte, inequidad, armas nucleares y pobreza.

De igual manera, la conmoción que ha generado la visita del Papa en Estado Unidos tiene pocos precedentes, máxime en tratándose del líder supremo de la iglesia católica romana quien además es el primer Pontífice que se dirige al Congreso de los Estados Unidos en pleno.

El Papa es la máxima figura diplomática del momento, ha cosechado éxitos en tiempos que la diplomacia global se hunde en sus muchos fracasos, su inhabilidad de tender puentes y de solucionar conflictos. Francisco es el actual eslabón máximo de la muy efectiva diplomacia de la Santa Sede, cuyo más visible más no único logro reciente, ha sido su rol en el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estado Unidos.

Ya Juan Pablo II había sido protagonista en la diplomacia de los últimos años de la guerra fría en esa “santa alianza” con Ronald Reagan para acabar con el Comunismo en Europa del Este. Paradójicamente Francisco desde una orilla ideológica opuesta, privilegia causas que van en contravía del “nuevo liberalismo”, más afines a los países del tercer mundo.

En contraste con los ubicuos embajadores de Estados Unidos y Europa occidental, los acartonados embajadores asiáticos y los a veces informales diplomáticos latinoamericanos, los embajadores de El Vaticano –Nuncios- manejan muy bajo perfil , poco se les ve con un vaso de whisky en la mano, nunca se involucran en escándalos, no hacen declaraciones altisonantes y sin embargo han sido protagonistas históricos en varios acontecimientos diplomáticos de primer orden, casi siempre tras bambalinas por la prudencia que a su política exterior le imprime la Santa Sede.

La diplomacia en dos planos, el circunscrito al ámbito de embajadores en sus elitistas círculos sociales y la que lleva a cabo a través del vasto clero católico en todos los segmentos sociales, parroquias y áreas de conflicto, proveen a El Vaticano de información privilegiada y de primera mano, algo a lo que generalmente no tienen acceso otros embajadores.

El Vaticano mantiene relaciones diplomáticas con 180 países, membresía en innumerables organismos internacionales incluyendo el de Estado observador en la ONU, privilegios especiales a sus embajadores, ojos y oídos por doquier, discreción absoluta, decanos de cuerpos diplomáticos y halo de santidad, hacen del servicio diplomático de El Vaticano, el más antiguo del mundo, uno de los más influyentes y eficientes del planeta. Entrenados en la Academia Pontificia Eclesiástica, fundada en 1701, como clérigos primero y posteriormente como diplomáticos, con amplios conocimientos de historia y lenguas, los nuncios dedican su vida entera al servicio exterior de la Santa Sede.

La diplomacia vaticana ha sido especialmente activa en la búsqueda de acuerdos de paz. El nuncio apostólico en Burundi, Michael Courtney, fue asesinado por su labor de mediación en el conflicto interno en ese país africano. El nuncio Pablo Puente predominó en las negociaciones de paz durante la guerra civil libanesa. El nuncio apostólico en República Dominicana durante la época de Trujillo, Monseñor Maurilio Silvani, ayudó a salvar a centenares de judíos del nazismo con visas a la isla. La mediación papal a través del Cardenal Antonio Samore, evito que Argentina y Chile se fueran a la guerra en 1978 por el diferendo del canal del Beagle.

Gracias a la mediación de la Santa Sede so obtuvo la liberación de 15 marinos militares ingleses capturados por el régimen de Irán en 2007. En Colombia ha sido permanente la participación de la Iglesia Católica en los diversos procesos de paz con los grupos insurgentes. La diplomacia vaticana junto al clero católico nicaragüense jugó un importante papel en la revolución sandinista.

Sólo con Arabia Saudita y especialmente con China las relaciones del Vaticano son complejas por no decir hostiles. El régimen comunista ha investido miembros del clero católico chino en abierta contravía con la rígida jerarquía de la Iglesia, cuyos clérigos deben ser seleccionados en Roma.

La diplomacia vaticana defiende en el ámbito internacional causas controversiales de la doctrina católica: el derecho a la vida reflejado en la oposición al aborto y la eutanasia, mientras que asuntos que otrora hacían parte de esa agenda parecen estar siendo moderadamente revaluadas por el Papa argentino: derechos de los homosexuales y planificación familiar.

Ningún jefe de estado evoca la pasión de un Papa en su doble rol de líder político y religioso, en un mundo donde a pesar de lo que se creía, religión y política van cada vez más de la mano y Francisco por su origen tercermundista, carácter, humildad y enorme carisma seguirá siendo un forjador de opinión global, capaz de erigir puentes donde solo había abismos. En Oslo lo esperan para entregarle el premio Nobel de Paz.

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