¡Lo mío es inspirar!
Ver en acción la batuta de Rodolfo Fischer es estar frente a la madurez, la serenidad y la sutileza.
El todavía joven y precoz director no necesita despelucarse, mostrar sus rasgos neuróticos (tampoco sé si los tenga) ni hacer honra al espíritu histriónico para lograr el justo seguimiento entre sus músicos
Estar centrado emocionalmente es su fuerte… ¡Al menos en escena! Así lo ha hecho en Dinamarca frente a las orquestas de Odense y Copenhague, la Danubia de Hungría y ha hecho lo propio en Nueva Zelanda, Sao Paulo, Santiago de Chile, Minas de Gerais, Buenos Aires y Asturias
Y lo repitió frente a 200 artistas en el Teatro Mayor de Bogotá con Carmina Burana, el montaje más ambicioso de esta obra que se haya hecho en nuestro país, con la Sinfónica de Colombia, el Coro de la Ópera y el Coro Infantil Batuta
Fischer es suizo de nacimiento y chileno de corazón, pero su vida como director musical lo mantiene de gira por el mundo
Su oficina es un avión y la extiende a cada ciudad a donde llega y donde estudia su próxima partitura. Su disciplina es estoica, como la que solo el enamoramiento por el oficio permite hacer genuinamente, esa que aprendió desde pequeño, en su hogar



