La captura de ‘El Loco’ Barrera, en Venezuela, está precedida de una serie de hechos judiciales y políticos que involucra a las dos naciones en los últimos diez años. Luego de la <strong>crisis diplomática que generó la captura del canciller de las Farc, Rodrigo Granda</strong>, la cooperación binacional entre las autoridades judiciales y policiales se vio deteriorada, hecho que para los criminales fue interpretada como una ventaja en el libre tránsito al vecino paísA esto se sumó, la expulsión de la oficina de la DEA en Venezuela, lo que creó un ambiente para que los narcotraficantes tomaran el vecino país como trampolín para el envío de drogas. Pese a esto las autoridades de los dos países siguieron con sigilo los movimientos de delincuentes, guerrilleros y narcotraficantes que se movían entre las dos nacionesAl mejorar las relaciones políticas entre los dos países, el intercambio de información entre las autoridades hoy es más fluida, lo que permite la cooperación judicial para lograr la captura de colombianos y venezolanos que son requeridos por la justiciaEste último tomó como refugio a esa nación, pero también en medio de su escondite, trazó nuevas rutas del narcotráfico desde ese país, hacia Suramérica, Centroamérica, Estados Unidos y Europa. En las próximas horas, Venezuela y Colombia decidirán la situación judicial del narcotraficante capturado, si es deportado o si es extraditado a los Estados Unidos, donde es requerido.