Víctimas de Las Pavas, entre el dolor, la memoria y la indiferencia
Caracol Radio recorrió la Hacienda Las Pavas, donde aún se intenta establecer si hubo o no un desplazamiento masivo de campesinos.
Caracol Radio recorrió la Hacienda Las Pavas, donde aún se intenta establecer si hubo o no un desplazamiento masivo de campesinos
Justamente con ellos intentamos reconstruir la historia de lo que allí ha ocurrido durante más de cuatro décadas en las que la violencia se ha ensañado de manera inmisericorde contra sus pobladores
La mirada de Carmen Alicia Martínez, se pierde en medio del caño Elvira que bordea el corregimiento de Buenos Aires, al sur de Bolívar. Sus ojos pequeños y huidizos intentan buscar en las apacibles aguas esos nefastos recuerdos del 2003, cuando los paramilitares llegaron hasta la Hacienda Las Pavas y la obligaron a dejar sus cultivos de maíz y pancoger, junto a sus diez hijos y su esposo Mario. Ellos corrieron con la mejor suerte al salvar su vida, pero esa misma suerte no la tuvo su hermano, Francisco, ni tampoco decenas de habitantes de esta región cuyo destino fatal sólo lo conocio el río Magdalena que viaja imponente por estos lares
"Que hasta los hijos de nosotros se dieron cuenta cuando se embarcaban en las canoas y nos decían: ¡mami, mami, pasó una pierna!, y nosotros le decíamos, pero ¿cómo usted va a saber?, y decían ¡es de mujer, es de mujer!, y nosotros le decíamo: pero, ¿cómo usted va a saber eso?, y decían, si mami, porque lleva las uñas pintadas" La carrera frenética de esta lánguida mujer de 54 años por salvar su vida y la de su familia apenas comenzaba. Y detrás de ella, en un peregrinar que aún no termina, familias enteras, humilladas y redimidas, abandonaban la tierra que hoy reclaman como propia, tal como lo ha hecho Misael Payares, quizá la máxima figura social y espiritual de toda esta comunidad. "Fuimos desplazados de Las Pavas cuando eso quedó abandonado y nosotros en el años 2003, aquí la opinión pública ya lo ha dicho y eso está repasado por las personas, que nos desplazaron los paramilitares" Su presencia tiene un aire de pontífice. Detras de sus enormes lentes y sobre su espalda larga y encorvada, reposa la historia misma de Las Pavas, la hacienda de casi 2 mil hectáreas que desde 1.966 se ha convertido en la estación donde han parado humildes campesinos, presuntos narcotraficantes, paramilitares y empresarios, los mismos a los que se ha opuesto pacificamente el padre Rafael Gallego Romero, quien ha sido testigo a lo largo de 30 años de la manera como el sur de Bolívar se ha convertido en el escenario predilecto de la lucha por la tierra
"La iglesia ha hecho una opicón preferencial por los pobres, no conocemos ningún antecedente, ni hay ningún indicio para nosotros de que no sean campesinos totalmente honrados y trabajadores" Pero esa cruda realidad también pretende ser negada por algunos pobladores como Mario Marmol Montero, un hombre recio, pero contradictorio en sus respuestas cuando pretende justificar que aquí nunca hubo desplazados, y que aquí nunca el paramilitarismo hizo daño
"Es un falso desplazamiento, porque aquí nunca hubo desplazamiento; yo fui criado aquí, nacido aquí, y todo mi tiempo he vivido aqui. Y si, por aquí anduvieron los 'paracos', pero los 'paracos' no le hacían daño a nadie" Ese es el panorama de este pequeño pero productivo territorio que hoy más que nunca marca la disputa territorial entre colonos y campesinos, que conviven y sobreviven en una tensa calma esperando que se defina su suerte, mientras la voz de Carmen Alicia, junto a la de sus compañeros de lucha, se une en un solo clamor
"Tengo todavía hijos bajo la responsabilidad de nosotros, y necesitamos un pedazo de tierra que es lo único que nosotros le pedimos al Estado para poder vivir. Nosotros con eso no le estamos haciendo daño a nadie"