Misterios y creencias

Benedicto XVI: 'Juan Pablo dejó profunda marca en la Iglesia'

Benedicto XVI ha asegurado que Juan Pablo II, de quien se cumple el primer aniversario de su muerte, "dejó una profunda marca en la historia de la Iglesia y de la humanidad"



Benedicto XVI ha asegurado que Juan Pablo II, de quien se cumple el primer aniversario de su muerte, "dejó una profunda marca en la historia de la Iglesia y de la humanidad".
Joseph Ratzinger hizo esa afirmación durante el rezo tradicional del Angelus en la Plaza de San Pedro, donde se congregaron decenas de miles de personas.
"El 2 de abril pasado, tal día como hoy, el amado papa Juan Pablo II vivía a estas horas la última fase de su peregrinaje terreno, un peregrinaje de fe, de amor y de esperanza, que dejó una profunda marca en la historia de la Iglesia y de la humanidad", dijo Joseph Ratzinger.
El actual pontífice destacó la agonía y la muerte de Karol Wojtyla y recordó varios momentos de sus últimos días.
En especial resaltó la imagen del "día de Pascua" cuando impartió "la bendición Urbi et Orbi sin poder pronunciar palabra, con el único gesto de su mano".
"Fue la bendición más sufrida y emocionante, que ha dejado como un testimonio extremo de su voluntad de cumplir el ministerio hasta el final. Juan Pablo II ha muerto como había vivido siempre, animado por el indómito coraje de la fe", aseguró Ratzinger.
Benedicto XVI, que se detuvo en varias ocasiones para dejar aplaudir a los peregrinos, también habló del legado de su predecesor.
"¿Qué nos ha dejado este gran Papa, que introdujo a la Iglesia en el tercer milenio?", se preguntó Benedicto XVI, para responder: "Su herencia es inmensa, pero el mensaje de su larguísimo pontificado se puede resumir en las palabras con las que lo quiso inaugurar, aquí en la Plaza de San Pedro, el 22 de octubre de 1978: `Abrid de par en par las puertas a Cristo!"
El Obispo de Roma comentó que "ese inolvidable llamamiento, lo personificó Juan Pablo II con toda su persona y con toda su misión de sucesor de San Pedro, especialmente con su extraordinario programa de viajes apostólicos".
"La visita de los países de todo el mundo, el encuentro de las masas, la comunidad eclesial, los gobernantes, los jefes religiosos y las diversas realidades sociales, él lo ha cumplido como un único gran gesto, que confirmaba aquellas palabras iniciales", continuó Ratzinger.
Poco antes de las palabras de Benedicto XVI comenzaron a llegar miles de peregrinos, entre los que destacaban principalmente los polacos, país de procedencia de Juan Pablo II, y que llenaron la Plaza de San Pedro, aunque no la desbordaron como en otras ocasiones, cuando han llegado a ocupar la Vía de la Conciliación.
La Prefectura de Roma ha calculado en unas cien mil el número de personas que participan hoy y mañana en los actos de conmemoración del aniversario de la muerte y que tendrán su momento cumbre en el rezo esta noche de un rosario, que estará dirigido por Benedicto XVI.
Entre los que hoy se han acercado a la tumba de Wojtyla está el presidente de Italia, Carlo Azegli Ciampi, quien ha rezado junto a su mujer en la gruta donde está enterrado.
Los polacos rinden homenaje a la figura y obra del Papa Wojtyla

Millones de polacos participaron en los actos religiosos, culturales y sociales relacionados con el primer aniversario de la muerte de Juan Pablo II.
A las 21.37 horas, hora exacta en la que falleció el Papa Juan Pablo II hace un año, Polonia, a modo de homenaje, se paralizó totalmente durante unos instantes, mientras redobló, como hiciera hace doce meses en ese mismo instante, la Campana de Segismundo de la catedral del Castillo de Wawel, campana que sólo suena, desde hace varios siglos, en los acontecimientos más importantes del país.
Anteriormente, en la Basílica de la Misericordia Divina, en Lagiewniki, cerca de Cracovia, donde Karol Wojtyla fue durante muchos años obispo metropolitano, se congregaron miles de fieles para escuchar la homilía del cardenal Stanislaw Dziwisz, el que durante 27 años fuera el secretario del Sumo Pontífice.
"El Papa Wojtyla no dejó en herencia bienes materiales, pero sí nos legó su corazón paternal, siempre abierto y dispuesto a ayudarnos", recordó el cardenal Dziwisz, quien añadió que el gran sueño del Santo Padre siempre fue una Polonia reconciliada, construida por todos.
En Wadowice, la ciudad natal de Juan Pablo II, además de la misa multitudinaria que se celebró al anochecer, se inauguró una exposición de fotografía titulada "Yo os busqué y vosotros vinisteis a mí", con las imágenes del dolor de las personas que hace un año participaron en el entierro del Papa.
En Cracovia, miles de jóvenes se congregaron, con velas encendidas, ante el Palacio Episcopal, debajo de la ventana a la que solía asomarse el Papa, durante su estancia en la ciudad, para hablar con la juventud.
Uno de los ídolos de esa juventud, el cantante de música Stanislaw Soyka, interpretó la obra del Papa "Tríptico de Roma" ante unas 20.000 personas congregadas en la Plaza del Mercado de Cracovia.
Anteriormente, las calles de la ciudad fueron recorridas por una procesión de universitarios que portó la cruz que tuvo en sus manos Juan Pablo II, apenas una semana antes de morir.
Asimismo, en Kalwaria Zebrzydowska, centro religioso de gran importancia en Polonia, se celebró una misa solemne para la rápida beatificación y canonización de Juan Pablo II.
El obispo Jozef Guzdek recordó en su homilía que el Papa Wojtyla, siempre que pudo, visitó Kalwaria Zebrzydowska durante sus peregrinaciones a Polonia, "para acumular fuerzas y poder trabajar con más tesón".
En Varsovia, se celebró un concierto en memoria del Papa en el que la orquesta sinfónica "Arturo Toscanini" ejecutó, bajo la batuta del español Plácido Domingo, el "Réquiem" de Mozart.
Miles de varsovianos pudieron escuchar la obra y admirar a sus intérpretes, gracias a las pantallas gigantescas que fueron instaladas en la Plaza de Jozef Pilsudski, un lugar especial para los vínculos de los polacos con Karol Wojtyla.
Durante su peregrinación a Polonia de 1979, el Papa pidió en la citada plaza al Espíritu Santo que descendiese para cambiar la faz de la tierra, "de esta tierra", precisó, y esas palabras se consideran en Polonia como la chispa que prendió un año más tarde la llama de la Solidaridad y condujo, diez años más tarde, a la caída del comunismo.
Los actos del aniversario fueron clausurados por la misa solemne celebrada en Varsovia por el Primado de la Iglesia católica polaca, cardenal Jozef Glemp.
En la homilía, dirigida a la multitud congregada, el cardenal rechazó la opinión de que los polacos amaban al Papa pero no le hacían caso.
"Eso no es verdad, aunque en la esfera de la fe es fácil formular acusaciones semejantes, ya que contienen un poco de verdad, sólo que nosotros nos esforzamos por aplicar las enseñanzas del Papa y lo hacemos de manera metódica, y todos sabemos que los hombres no cambian de la noche a la mañana", dijo Glemp.
Pedimos a la Virgen María que, con la ayuda de Juan Pablo II, que ya pronto será Santo, nos respalden en esa gran obra de hacernos mejores".
Glemp aprovechó también la ocasión para recordar que Juan Pablo II siempre exhortó a los fieles a perdonar los males sufridos, "sobre todo si la historia ya enmendó los errores".
Además, en Cracovia, Varsovia y otras ciudades cientos de miles de fieles escucharon el mensaje que dirigió a los polacos el Papa Benedicto XVI desde la Plaza de San Pedro en Roma, palabras de cariño y de admiración por su antecesor, el Papa Wojtyla.

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