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Ricardo Santana, mejor banderillero de la Feria de Cali

El vallecaucano ha estado en todas las tardes en Cañaveralejo.

En la fiesta brava, sin duda, el gran protagonista es el matador de toros quien finalmente se lleva todos los aplausos o el malestar del público después de la lidia; eso sin hablar de la calidad del astado, pero ese es otro capítulo aparte del cual no hablaremos.

Sin embargo en las corridas los subalternos juegan un papel fundamental para que el desarrollo de la misma se lleve con éxito y en manos de ellos está en juego ese capotazo de menos que siempre irá a favor del matador de turno.

Por esa razón entre tantos subalternos que han participado en la temporada taurina de Cali, por ejemplo, Chiricuto, Jaime Devia, Emerson Pineda, Hernando Franco, Wilson Chaparro, entre otros, el más destacado ha sido el vallecaucano Ricardo Santana, quien ha estado en todas las tardes de esta edición.

Santana, ha sido, sin duda, el mejor subalterno de esta feria por sus buenas actuaciones y por ese saber donde demuestra su conocimiento del toro, que favorece al matador, y ni que decir de las banderillas que pone dejándose ver y arriba con una clase que muchos envidian. Durante las cinco tardes ha dado muestras de saber orientar la lidia y por eso se está ubicando entre los grandes del toreo.

Primero que todo agradecido con Dios, muy contento porque han sido cinco tardes en donde he disfrutado mi profesión. He tenido errores y debo corregirlos, pero he aprendido que la competencia no es el toro, no son mis compañeros porque soy yo mismo”, dijo Santana.

Inició en 1994 como novillero pero el tiempo se le fue, por diversas razones, y supo que no podría ser matador de toros por lo que decidió hacerse banderillero casi finalizando los años 90. “Yo fui novillero en el año 1988, debuté sin caballos en Cali en el 94 y posteriormente en la Santamaría, pero preferí las mujeres y me quedé. Se me pasó el tiempo y en 1998 ya no me recibían en la escuela, así que al año siguiente me abrieron las puertas para ser banderillero”.

Su trabajo lo ha demostrado en cada plaza a la que asiste, sea de primera o en la provincia, y allí ha dejado plasmado su conocimiento de saber poner al toro, de dar los menos capotazos posibles para que la figura sea el torero y de medir tiempos y distancia para abrir el camino a una gran lidia.

Si Dios lo permite cerraremos esta temporada en Cali, después descansaré un par de días y de allí a Manizales. Posteriormente iré a Bogotá y a la provincia.

Reconoce que miedos hay siempre que se viste de luces, pero no tanto por el toro. “Yo siento desde la mañana y me levanto asustado, no por el toro pero si por la responsabilidad que tengo en las tardes porque no puedo aflojar en mi trabajo.”

Dice que una persona fundamental en su carrera ha sido su esposa a quien le agradece la paciencia que le ha tenido en esta profesión tan difícil. “Llevó con mi esposa 19 años y es una persona maravillosa, soy un bendecido con ella porque ha sido una mujer presente en los momentos más difíciles y es mi polo a tierra”.

En Colombia hay grandes subalternos y hay que seguir cultivándolos para mantener viva la fiesta brava, pero lo cierto es que primero hay que reconocerles su trabajo a estos hombres que se juegan la vida delante del toro.