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El colombiano Juan de Castilla se consolida en Cañaveralejo

Brilló con sus dos toros y demostró que tiene mucho futuro por delante.

En la segunda tarde de abono de la Feria taurina de Cali hubo varias sorpresas. La primera fue la magia del matador Enrique Ponce, para inventar sus faenas por cuenta de dos toros con poco trapío a los que finalmente les sacó la lidia, sobre todo al cuarto de la tarde, para cortar la única oreja en la corrida porque no quiso pasar de largo por Cañaverelejo.

La segunda fue Juan de Castilla, quien, pese a su juventud, demostró valentía y capacidad para sorprender, de hecho fue el matador que más conexión tuvo con la afición, y sus dos toros fueron los mejores del encierro. El joven torero de Medellín se llevó el lote; continúa consolidando su carrera y demostrando el futuro que tiene por delante. En el sexto de la tarde tuvo toro bravo y con ganas pero erró con la espada y le costó el premio.

Ese toro fue el mejor de la tarde y aunque el público pidió el indulto, lo cierto es que el astado tuvo varios defectos que se opacaron por la bravura que tenía y finalmente la presidencia acertó no concediendo el indulto.

Otra sorpresa fue Paco Ureña, debutante en esta feria, quien no tuvo suerte en el lote y pasó casi desapercibido a pesar de ser uno de los grandes toreros de España. Sin embargo este sábado tendrá su ‘desquite’ porque tendrá otra tarde en el Festival Señor de los Cristales junto a Ponce, Castella, Bolívar, Emilio de Justo y Luis David.

Una sorpresa más fue el encierro de Ernesto Gutiérrez, que aunque bien presentado, fue dispar en su comportamiento y tuvo una tarde para olvidar. Excepto el lote de Castilla, los cuatro restantes fueron toros sin trapío, sin fuerza, que buscaron las tablas e impidieron la lidia de las grandes figuras que estuvieron en el ruedo.

Y finalmente la gran sorpresa fue el mal estado del ruedo de la Plaza de Toros de Cañaveralejo a la que recientemente se le hizo una millonaria inversión en remodelación, pero no se tiene conocimiento del técnico que tuvo a su cargo el arreglo de la arena porque más que una plaza parece una playa en donde los pies de los toreros y sus cuadrillas se hundían, poniendo en riesgo su integridad.

Cabe señalar que Cañaveralejo tenía uno de los mejores ruedos, pero ahora su arena es una mezcla de colores y se extraña a Óscar Palacio, quien tuvo el ruedo durante años en perfectas condiciones.

Aunque la empresa no ha respondido a las críticas de los matadores y de la afición, aún quedan días de feria para que se solucione ese problema.