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El drama de las madres de los ‘falsos positivos’ en Boyacá

Para estas mujeres el día de la madre es agridulce.

El drama de las madres de los ‘falsos positivos’ en Boyacá

Aunque en varios casos han ordenado al Ejército pedir disculpas por las ejecuciones extrajudiciales, aún no hay condenas.

Varias madres boyacenses comparten el mismo dolor: el asesinato de sus hijos a manos de uniformados del ejército nacional. La razón de los homicidios, según la justicia, presentarlos como insurgentes, delincuentes o integrantes de Bandas Criminales, muertos en medio de combates u operaciones militares, con el objetivo de recibir dádivas, permisos, ascensos y hasta 3 millones por cada ‘baja’ reportada.

Varias de las víctimas tenían un factor en común: todos eran fármaco-dependientes, y fueron engañados con falsas promesas laborales por efectivos del Ejército, para luego ser trasladados a otros municipios, pero con el oscuro propósito probado de ejecutarlos extrajudicialmente.

Muchos de los victimarios, se acogieron a la Justicia Especial para la Paz (JEP), y han alcanzado beneficios. Los familiares de los jóvenes ejecutados extrajudicialmente, aseguran que pese a su batalla penal, reina la impunidad.

Aidé Josefa Vega, madre de Pedro Jesús Vega, recuerda que su hijo “desapareció en Tunja y fue asesinado en la vía que conduce de Boyacá a Casanare. El era fármaco dependiente, y apareció 6 meses después de su desaparición. Quienes lo mataron, militares, se lo llevaron prometiéndole un trabajo estable. Lo encontramos en Sogamoso enterrado como NN. Lo asesinaron y lo presentaron como guerrillero de las Farc. A mi muchacho, en estado de indefensión, me lo asesinaron 9 militares: un teniente, un sargento y soldados profesionales. En mi caso, el ejército está en desacato de la orden que dio el Tribunal, en donde obligan a esa institución a pedirnos a las victimas públicamente perdón. Pero además, necesitamos condenas ejemplares, que los responsables, paguen de verdad, porque es una tragedia de la cual no nos repondremos nunca, cuyo dolor se siente más, el día de la madre, por la ausencia de nuestros hijos, por a forma en que nos los quitaron”.

Blanca Lilia Cuadrado, madre de Mauricio Hernández, un vigilante fármaco dependiente que fue asesinado en Socotá (Boyacá), hace casi una década, asegura que el viacrusis que ha vivido desde la ejecución extrajudicial de su hijo, no se la desea a ninguna mamá del mundo.

“Mi madre, mi hija y yo teníamos el mal presentimiento de que a Mauricio algo le había pasado cuando desapareció, es el sexto sentido de una madre. Denunciamos que mi hijo desapareció en Tunja, y la Fiscalía General de la Nación, inició la búsqueda. Cuando lo encontraron, ellos ni siquiera sabían cómo decirme que a él lo encontraron muerto. En el reporte, aducían que mi hijo había sido dado de baja en medio de combates, porque lo habían señalado de ser un guerrillero, me eché la bendición y ese fue el momento en el que arranqué la lucha por limpiar el nombre de mi hijo”, sostuvo la madre de la víctima.

Agregó que “Desde que él desapareció, me robaron parte de la sonrisa, yo soy una nueva persona, soy diferente, estoy enferma, sueño con su recuerdo, y cada que llega el día de la madre, traigo su memoria viva, porque pudo estar 25 años celebrando conmigo, hasta que me lo mataron, es una celebración de madres incompleta cada año, agridulce, feliz por tener vida pero triste, porque a él se la quitaron de la forma más cruel y despiadada”.

Una batalla jurídica y penal, que en algunos casos sobre pasa una década,

Han tenido que sobre llevar estas mamás , quienes hoy , en la celebración del día de la madre , aseguran que el mejor regalo, sería una real justicia, verdad y reparación, que para ellas, aún no existe, toda vez que muchos asesinatos aún están impunes, y sin responsables condenados.

Lina Hernández, hermana de Jorge Enrique Hernández, quien fue ejecutado extrajudicialmente en Chinavita, Boyacá, el 4 de julio del 2018.

“Ese mismo día que se lo llevan, lo asesinaron. Tres años más tarde lo encontramos enterrado cómo N.N en Chinavita, y lo habían presentado como un integrante de grupos crimínales al margen de la ley. Ha sido un viacrusis el tratar de limpiar el nombre de mi hermano, mi mamá ya nunca volvió a ser la misma. Mi hermano era fármaco dependencia por una patología con la que nació, pero mi hermanito era un buen ser humano”, sostuvo la hermana de la victima.

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En este caso, el Tribunal Administrativo de Boyacá, en sentencia de segunda instancia, ordenó un acto público de petición de disculpas por parte del ejercito nacional. Este se cumplió este viernes 10 de mayo en Tunja, en la plaza de las Nieves o plaza de Los Muiscas.

“Ese acto nos dejó un sin sabor, porque este fue un simple protocolo del estado disfrazado de delincuente o viseversa. Este no fue un acto real de perdón, fue un acto que se traduce en cumplimiento de una sentencia administrativa que estaba además en desacato”, dijo Lina Hernandez.

Mencionó que “A Jorgito nos lo mataron Entre 14 personas, tuvo todo tipo de fracturas y 3 tiros de gracia. Al parecer lo hicieron correr por su vida bajo la lluvia. Lo mataron en un escenario inhumano, gris, con insensibilidad. No entendemos cómo una persona es capaz de aceptar una misión de matar personas inocentes para cumplir requisitos para su beneficio”.

En este caso, están involucrados hasta coroneles, “y ninguno está condenado, al contrario, ellos están ascendiendo dentro de las fuerzas militares, otros condecorados, pero no hay alguien que penalmente este pagando por la muerte tan dolorosa de mi hermano, que cada día de la madre, nos conmueve el corazón”, señaló Lina Hernández.

Los familiares de estas víctimas expresaron que aunque la justifica intenta avanzar en esclarecer los hechos reales, al no haber condenados en este y en varios casos, no es cierto que haya justicia, verdad y mucho menos reparación.

Hay que decir que solo en Boyacá desde 1991 se han presentado aproximadamente 29 casos de falsos positivos, que han dejado al menos 47 víctimas, según datos del Centro de Investigación y Educación Popular, CINEP.