Las angustias de la vereda a donde llegarán las Farc en Catatumbo
No hay toldillo o repelente que aguante la epidemia de zancudos en Caño Indio. Tampoco la crisis por falta de agua potable.

Las angustias de la vereda a donde llegarán las Farc en Catatumbo(Caracol Radio)
Hay más zancudos que habitantes, que niños, que matas de coca. Deambulan desesperadamente y no hay brazo que aguante.
En Caño Indio, zona rural de Tibú, a donde arribarán 400 guerrilleros de las Farc, los moradores no saben qué hacer. Ni a quién acudir. Los jejenes desesperan y enferman.
El caserío de 40 familias- próximos vecinos de la guerrilla- era hasta hace dos meses un pueblo fantasma, una localidad
Que nadie –fuera de Tibú- conocía y que en pocos mapas aparecía excepto a los rústicos y manuales elaborados por el Epl, Eln o las Farc.

Sin embargo, ante la estampilla que le colocó Juan Manuel Santos de zona veredal y el epicentro donde los subversivos se despedirán de sus armas en el Catatumbo, aparecieron sus mil ‘males’.
No hay energía eléctrica. Menos agua potable y los guerrilleros que lleguen deberán tomar lo que hay: agua del caño. Oscura en invierno, turbia en verano.
Se divisan niños con erupciones en su piel. Color rojizo y hasta intoxicados por el líquido que extraen con motobombas.
En la escuela (una pieza con diez pupitres para 30 niños), los chicos llevan agua hervida. Los que no se someten a la amenaza. Se cuelgan de una llave y reciben lo que les llegue.
Las clases- dicen los padres de familia- son infernales. El salón es intolerable. Tejas de zinc, un calor que supera los 40 grados y un ventilador partido que funciona durante contados minutos porque la planta eléctrica exige energía. Y la gasolina está costosa, así Caño Indio esté ubicado en zona de frontera con Venezuela.
El maestro trabajas seis de los dos meses. La distancia y la seguridad, casi siempre los espanta.

No hay puesto de salud, informa Jhony Ariel, poblador. Una emergencia y se corre al sitio más cercano: La Gabarra, a dos horas por trocha y a cinco si hay invierno, aunque allá tampoco hay médico.
El municipio de Tibú es la opción. Más si la urgencia es picadura de serpiente coral, cascabel o ‘rabo de ají’, típicas entre esta apartada selva húmeda.
Y una necesidad más. La carretera está enlodada, lisa, pero transitable. En invierno el agua tapa la vía, el agua sube hasta metro y 80 centímetros y los niños y caballos no pueden cruzar. Caño Indio queda como siempre, incomunicada, olvidada. Alejada de Bogotá, esperando que alguien se acuerde que sus pobladores existen, que son colombianos.
Posdata: los moradores confían en que como los zancudos no se irán con la llegada de la concentración final de las Farc (según relatan a Caracol Radio), al menos les llegue una vía, una escuela, un puesto de salud donde hasta la guerrilla sea atendida.



