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Qué pasa si arranca la moto en segunda: ¿Es buena o mala práctica? Componentes que se afectarían

La batería y el motor de arranque pueden enfrentarse a mayores esfuerzos si la motocicleta se apaga repetidamente al intentar iniciar el movimiento en segunda.

Reparar moto (Getty Images). / Trevor Williams

Iniciar la marcha de su moto en una velocidad larga incrementa la exigencia mecánica desde el primer movimiento. Según el ingeniero Kevin Cameron, analista técnico de ‘Cycle World’, una relación más larga ofrece “menor multiplicación de torque y mayor resistencia inicial”, situación que obliga al embrague a deslizar más tiempo para evitar que el motor se apague.

Este proceso, aunque funcional en casos puntuales, genera un desgaste adicional que no aparece cuando se utiliza la primera marcha. Por su parte, Vittore Cossalter, investigador y autor de ‘Motorcycle Dynamics’, explicó que las cajas de transmisión están configuradas para que la primera marcha entregue el rango de torque necesario para iniciar el desplazamiento con eficiencia.

Su función es permitir que el motor alcance rápidamente el régimen útil sin exigir deslizamientos prolongados del embrague ni cargas excesivas. Por ende, arrancar en segunda no resulta peligroso si ocurre de manera ocasional, pero sí implica un esfuerzo extra sobre el motor, el embrague y la transmisión, reduciendo su vida útil con el uso repetido.

¿Es una buena práctica según la ingeniería y la experiencia de fabricantes?

Arrancar una motocicleta en una marcha larga no es una práctica recomendable. El ’Bosch Automotive Handbook’, una de las referencias más respetadas en ingeniería automotriz, explicó que las transmisiones manuales se calibran para iniciar el movimiento en primera debido al equilibrio entre torque disponible, fricción del sistema y la carga inicial que debe vencer el motor.

De esta foma, cuando se utiliza una marcha más larga para arrancar, aumenta el deslizamiento del embrague y, con esto, la disipación térmica, lo que acelera el desgaste de sus componentes.

Por otra parte, instructores del ‘Motorcycle Safety Foundation’ han destacado que comenzar en segunda reduce el control fino sobre la motocicleta. Además, esta práctica puede facilitar el calado, disminuir la capacidad de respuesta y comprometer la estabilidad, especialmente en pendientes, tráfico lento o superficies irregulares donde se requiere mayor precisión.

Asimismo, aceptan una excepción. En superficies extremadamente resbaladizas, arrancar en segunda puede ser beneficioso porque un torque reducido ayuda a minimizar el riesgo de derrape y mejora la tracción inicial.

¿Qué componentes se ven afectados al arrancar en segunda?

Desde la perspectiva de la mecánica de motocicletas, el embrague es el componente que más sufre cuando se intenta arrancar en una marcha larga.

El aumento de deslizamiento obliga a los discos a trabajar fuera de su rango óptimo, lo que eleva la temperatura del conjunto y acelera su desgaste. Investigaciones han demostrado que la pérdida de vida útil es proporcional al tiempo que el embrague permanece fuera de su zona ideal de acople.

Desde una perspectiva más eléctrica, la batería y el motor de arranque pueden enfrentarse a mayores esfuerzos si la motocicleta se apaga repetidamente al intentar iniciar el movimiento en segunda.

En modelos con inyección electrónica, la unidad de control del motor debe ajustar mezcla y flujo de aire para compensar el arranque forzado. Esto incrementa la carga térmica cuando estos intentos se repiten.

Finalmente, hay que decir que arrancar en segunda también induce ‘microgolpeteos’ y vibraciones. Autores como Heinz Heisler han dicho que estas cargas irregulares reducen la durabilidad del tren motriz a largo plazo.